Capítulo 16

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— ¿A dónde diablos crees que me llevas? — Alicia emitió un leve quejido de protesta que pude escuchar sobre la música.

Apresuro el paso antes de que pueda soltarse y finalmente llego hasta una puerta que si mal no recuerdo era el baño. La abro con rapidez y entro jalando del brazo de Alicia que a pesar de sus luchas no podía zafarme tan fácilmente de mí.

— ¿Por qué me has traído aquí? — Dice en cuanto cierro la puerta del baño.

Yo me acerco a ella lo suficiente para ver el iris de sus hermosos ojos, causando que se estremeciera. Esta vez la música ya no sonaba tan fuerte, por lo que podía escuchar su respiración agitada.

— ¿Realmente no ves el desastre que me has causado? — La recrimino señalando mi camiseta que ahora estaba teñida de color naranja.

—Bueno, lo habrías evitado si tan solo mirarás por donde vas — Me espeta con los brazos cruzados.

—Limpia mi camiseta — Le ordeno con un tono de voz serio.

Mi excusa para traerla aquí es una mierda total, pero agradezco que Alicia no lo haya notado.

—Yo no haré...— Alicia se detiene en seco y resopla con fuerza.

Ahora que puedo verla mejor, me doy cuenta que su cabello estaba ligeramente enmarañado y sus mejillas a medida que me acercaba se volvían cada vez más rojizas.

Ella se aleja de mí para coger un poco de papel de baño, saca con sus pequeñas manos unos cuantos pedazos y los dobla cuidadosamente para luego limpiar mi camiseta. Sus suaves manos tocan mi torso mientras que permanece en silencio con el ceño fruncido.

—Aun con ese gesto te ves hermosa— Le confieso.

Alicia luce aún más confundida que yo. Sus cálidas manos se detienen y alza la mirada, sus ojos verdes me miran recelosa.

Sin prisa, como si tuviera todo el tiempo del mundo, doy un solo paso más a ella y esbocé una sonrisa engreída al ver como sus mejillas estaban más rosadas de lo común.

—No tan hermosa como Stacey ¿no?

Ella da un paso atrás permitiéndome arrimarla contra la pared, extiendo mi mano de manera que no tiene forma de escapar.

—Acaso ¿estas celosa? — Alzo una ceja, desafiante.

Tardó un segundo en responder.

— No deberías estar coqueteando conmigo — Traga saliva y prosigue: —Tienes novia.

—No estoy coqueteando contigo — Inclino la cabeza, sonriente —Además, Stacey no es mi novia.

—Cretino — La forma en que me llama suena extrañamente sexi.

El corazón me da un vuelco a medida que me acerco más a ella, mis labios casi rozan los suyos y no tengo idea de hasta cuando puedo contenerme. <<Más>> es lo único en lo que puedo pensar.

Su respiración se vuelve cada vez más agitada, pero para mi sorpresa no se aparta a pesar de que había invadido su espacio personal. Sus ojos me escrutan una y otra vez dejándome sin aire, su calidez me resulta tan condenadamente agradable que no quiero que acabe jamás.

Sin prisa, deslice mi nariz hasta justo debajo de su oreja y seguí hasta el hueco de la clavícula. Cerré los ojos e inhalé su aroma. Olía a champú de cerezas.

Y decidí, que a partir de ahora, me encantaban las cerezas.

Con ayuda de mi mano libre, acerco su cintura a mí para besarla, sus labios finos de color carmesí me resultaban perfectos y no podía evitar pensar en tan solo tocarlos.

Jackson Foster Es Un Mentiroso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora