Alicia
—Ya llegamos — Anuncia Jackson estacionando el auto, llamando inmediatamente mi atención.
Después de haber comido en aquel restaurante, Jackson manejó por un par de calles a la rotonda hasta llegar a una parte de la ciudad donde todo estaba perfectamente iluminado, incluso en la poca oscuridad de la noche podía ver que los edificios eran totalmente modernos y sofisticados, en esa parte de Seattle por donde se supone que vive Jackson, los autos deportivos estaban estacionados en frente de las casas que muy bien podían parecerse a grandes hoteles, si no fuera por la forma en que están estructuradas, todo el mundo las confundiría como aquello.
No podía despegar la mirada ni un segundo de la ventana, aquí todo me parecía extravagante y quería verlo todo, sin perderme ni un solo detalle, a pesar de que estudiaría por varios años aquí, tengo la expectativa de que nunca acabaré de conocer la ciudad por completo.
— ¿No vas a bajar? — Preguntó.
Yo parpadeo un par de veces y le echo un último vistazo desde el auto al enorme edificio que teníamos ante nosotros, finalmente salgo del auto y Jackson se pone de lado mío. Juntos entramos a lo que parecía ser el Lobby del lugar. Se me escapa un suspiro largo al ver el interior del edificio. Aquello era demasiado para mí, el lugar de por si era más grande por dentro, increíblemente elegante, tanto que mi atuendo e incluso yo misma parecía fuera de lugar.
Jackson sin darle mucha importancia alrededor me conduce más adentro hasta encontrarnos con un ascensor, al momento de entrar presiona el botón del último piso.
— ¿Vives en el último piso? — No puedo evitar preguntar aun sabiendo que la respuesta era bastante obvia.
—Me gusta estar en lugares altos —Contesta simplemente, luego esboza una sonrisa cuando las puertas del ascensor se cierran y se vuelve para verme: — ¿Le tienes miedo a las alturas?
— Le temo a cosas peores— Contesto.
La sonrisa de Jackson se agranda.
Después de varios segundos, el ascensor se detiene y abre sus puertas dejándonos ver un largo pasadizo, Jackson se adelanta y me lleva nuevamente hasta llegar a una puerta donde introduce su llave en una cerradura minúscula. Al momento de que empuja la puerta para abrirla puedo visualizar su departamento completo.
Me quedó boquiabierta al ver que el departamento de Jackson era más de lo que esperaba, mucho más. Lo primero que captaron mis sentidos fue el olor de la fragancia de Jackson impregnado en todo el lugar. Observo con cautela el salón principal compuesto por vigas de madera, en un costado se encontraba lo que parecía ser la cocina, y un gran ventanal de cristal dejaba ver la mejor vista del exterior, las luces de la ciudad contrastaban tan bien con el departamento, que le daba un aspecto de ensueño.
— ¿Te gusta? — Preguntó con ironía.
Sin apartar la vista del salón niego con la cabeza asombrada.
—Es impresionante — Contesto con más entusiasmo del que debería — ¿Cómo puedes vivir aquí?
Jackson suelta una carcajada limitándose a no responder.
Poco a poco me acerque al gran ventanal y vi con más precisión las calles, las luces centelleantes reflejaron en mi mirada y me sentí por un segundo demasiado abrumada.
—Preparé una habitación para ti — Anuncia.
Me vuelvo para verlo y notó que él ya había cogido mi bolso de mi mano llevándola por un pequeño corredor, yo expectante lo sigo por detrás hasta que él se detiene colocándose delante de una puerta de madera oscura. Al momento de abrirla, mis ojos se agrandan a un más. El dormitorio era más grande que mi propia habitación en Portland, delante de mí, había una cama con dosel con un montón de almohadones negros y blancos, a juego con el color de la pared que estaba pintado de un tono gris suave, una inmensa estantería repleta de libros ocupaba gran parte de la habitación y un escritorio de madera se acentuaba a lado de la cama.
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Jackson Foster Es Un Mentiroso ©
Teen FictionNo intenta huir, ni mucho menos correr, solo busca. Me busca. Debajo de aquellos ojos grises yace el sufrimiento que procura esconder bajo una forzada sonrisa. Sus labios susurran mentiras dulces que ocultan verdades amargas. No intenta escapar de...