Capítulo 10

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Después de ver por más de dos horas bailar a Sharon y April como unas desquiciadas decido que no puedo quedarme más. Ellas realmente tienen la misma personalidad, viven al máximo sin que nadie las detenga, ni si quiera una botella de Vodka. Saltan y se ríen de cualquier cosa, incluso de la cosa más insignificante y en cierta forma a mí me divierte.

Me levanto de la cama de Sharon y me acerco al reproductor de música, busco el botón que lo apaga y cuando lo encuentro lo aprieto, haciendo que la canción que no logro reconocer se apague inmediatamente.

—Oye — Se queja Sharon, se gira para verme y me reprocha con sus ojos.

— Ya debo regresar a mi dormitorio — Le informo y ella se aleja de April para acercarse abruptamente hacia mí.

—Vamos — Me toma por los hombros y me sacude, puedo sentir el olor rancio del alcohol en su boca — Quédate un poco más.

—Es tarde y ustedes ya están ebrias — Las señalo a las dos y rodeo los ojos.

—Lo sé — Sharon me suelta y se desploma sobre su cama. —Soy un mal ejemplo para ti.

Niego con la cabeza y miro a April de reojo que ahora mismo sigue bailando tranquilamente, aún sin música.

—Solo descansa y no bebas más — Me acerco a ella y golpeo su cabeza con ternura. Ella suelta una risa tonta y sacude su mano para que me vaya.

—No prometo nada.

Responde mientras me acerco a la puerta y la abro.

—Nos vemos mañana — les digo a las dos.

— ¡Fue genial conocerte, Alicia! — Escucho decir a April en cuanto cierro la puerta detrás de mí.

Camino por él pasillo que me lleva a mi habitación mientras me abrazo a mí misma, el aire gélido sacude mi cabello poniéndome la piel de gallina, es casi media noche, pero aun así me encuentro caminando a los estudiantes por él campus. Mientras más me acerco a mi habitación, las miradas de las personas chocan con la mía y puedo sentir que algo no va bien. Puedo oír como murmuran de algo cuando me ven y es molesto, muy molesto.

Apresuro él paso esta vez ignorando las miradas y murmullos y solo me concentro en lo que hay al frente. Cruzo por la cafetería rápidamente hasta finalmente llegar a la puerta de mi habitación, busco la llave mientras miro a mi alrededor. Cuando encuentro la llave me aseguro de insertarla en la cerradura, quiero girarla para abrirla, pero esta se abre de repente. Empujo la puerta y mis ojos se expanden cuando encuentro mi dormitorio totalmente desordenado, lo poco que pude organizar estaba sobre él suelo y mis libros de estudio tenían las hojas rotas y expandidas sobre mi cama. Las piernas me tiemblan y soy incapaz de moverme. De pronto percibo el olor peculiar de pintura en aerosol que me obliga a alzar la mirada hacia mi pared que es de donde proviene él olor. En la pared blanca se encuentra manchada con aerosol rojo que forman unas palabras que logro distinguir.

"No hay tregua"

Trago saliva y me esfuerzo por entrar y azotar la puerta. La furia me invade tanto que se me nubla la vista, no puedo evitar sentirme tan estúpida. Pero ¿Quién pudo hacerme...? antes de que si quiera pudiera preguntar, él nombre de una persona se me viene a la mente.

Jackson.

— ¡Ese idiota! —Gruño.

(...)

A la mañana siguiente tuve que batallar conmigo misma sobre asistir a mi primera clase que para mí desgracia era deporte. No había podido dormir lo suficiente otra vez por culpa de Jackson, estuve todo él resto de la noche intentando borrar la mancha de pintura, pero éste ya estaba seco, era imposible sacarlo.

Jackson Foster Es Un Mentiroso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora