Alicia
Me aliso la falda una y otra vez con las manos sudorosas mientras que repaso mi aspecto en el espejo por décima vez. Llevaba un top blanco con encaje en la parte del escote y una falda cuatro dedos más arriba de mis rodillas que combinaban bien con mis Vans rojas, no estaba del todo contenta con lo que llevaba puesto, pero era la única opción que tenía, no podía volver a mi habitación de la universidad para buscar algo decente, tardaría mucho solo tener que esperar que un autobús me lleve hasta allí.
Me pongo un poco de brillo en los labios y me aseguro de que el rímel no se haya corrido por debajo de mis ojos. Mi rostro lucia casi siempre pálido y el color de mis ojos era opacado por las bolsitas bajo mis parpados. La contextura de mi cuerpo en los últimos años era demasiado delgada, no importa que tanto hiciera para cambiarlo, era algo que ya se había acostumbrado a mí.
Unos golpes leves en la puerta de mi habitación hacen que despegue la mirada de mi cuerpo, respiro profundo e intento secar mis manos sudorosas con ayuda de la falda, sabía perfectamente quien estaba detrás de la puerta y me ponía ansiosa que me viera vestida así, desde que vivo aquí me aseguro de usar siempre vaqueros viejos y camisetas holgadas, era más cómodo y así evitaba que Jackson pudiera ver una parte de mí que ocultaba de todos.
Me alejo del espejo y me dirijo a la puerta, rápidamente la abro dejando a la vista a Jackson. Lo primero que hago es examinar su aspecto y como era de esperarse, se veía como un modelo salido de alguna revista famosa. Llevaba una camisa playera de color blanco con pequeños puntos negros, tiene las mangas remangadas dándole un toque sofisticado, sus pantalones cortos exponían sus largas piernas haciéndolo lucir excepcionalmente majo. Mis ojos se posan sobre su rostro y noto que su piel luce más bronceada que la última vez resaltando el verde esmeralda de sus pupilas, su cabello azabache está ligeramente alborotado provocando que pequeños mechones rebeldes caigan sobre su frente.
— ¿Te gusta lo que ves? — Pregunta Jackson y yo finjo una mueca de desagrado, aparto la vista un segundo después.
— ¿Algún día dejaras de ser tan egocéntrico? — Pregunto irritada.
Se apoya contra el umbral.
—No puedo, es hereditario — Se excusa y me sonríe con engreimiento.
Rodeo los ojos y decido ignorar su comentario.
— ¿Nos vamos? — Le pregunto y este asiente mostrándome las llaves de su auto.
Jackson tiene intención de caminar fuera del pasillo e intento seguirlo, pero me detengo en seco recordando que estaba olvidando mi teléfono.
—Espera, olvide mi teléfono — Digo y el resopla con fuerza.
Vuelvo a mi habitación y me acerco a mi cama donde anteriormente había dejado mi teléfono, al encontrarlo, nuevamente salgo de mi pieza y me acerco a Jackson que esta vez me escruta de arriba abajo, su expresión neutra cambia a una diferente que me llena de incertidumbre y temor por saber que está pensando ahora mismo.
— ¿Por qué estas mirándome así? — Pregunto impaciente.
Sus ojos se posan sobre los míos
—Estás... diferente — Murmura como si pretendiera que no lo escuchase —No estas llevando cosas holgadas.
Rodeo los ojos, no me sorprendía su comentario. Paso por delante de él y le dedico una de mis mejores sonrisas socarronas.
— Cierra la boca, estas babeando por mí.
Esperaba que Jackson dijera algún comentario cruel, pero solo se limitó a soltar una carcajada divirtiéndose con la situación.
—Sacas lo peor de mí, Alicia — Escucho que dice por detrás mío.
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Jackson Foster Es Un Mentiroso ©
Ficção AdolescenteNo intenta huir, ni mucho menos correr, solo busca. Me busca. Debajo de aquellos ojos grises yace el sufrimiento que procura esconder bajo una forzada sonrisa. Sus labios susurran mentiras dulces que ocultan verdades amargas. No intenta escapar de...