Durante las semanas siguientes ambos nos evitábamos por completo.
Todo se había vuelto una rutina constante donde me levantaba temprano, hacia el desayuno y no volvía hasta una hora antes de la medianoche. Asistía a todas mis clases, a excepción de la única que me tocaba con Jackson, allí siempre se veía la gran diferencia, yo de alguna buscaba una excusa para saltarme esa clase.
Todo iba a un ritmo tranquilo. Mi hermano pasaba más tiempo conmigo y no me preguntaba nada acerca de Jackson, cosa que agradecía. Por otro lado, Alex y Sharon se habían vuelto distantes, no había visto a ninguno de ellos dos en días, habíamos dejado de hablarnos y aunque echaba de menos a Sharon, no me nacía la necesidad de buscarla, según Aarón, ella estaba bastante extraña desde nuestra última pelea y que lo mejor era darle un poco de espacio. Y así pasaba todos los días, en la hora de almuerzo me aseguraba de comer en otro lugar que no fuera el comedor de la universidad, solo para evitar tener que encontrarme con personas que no deseaba ver. Después me iba al trabajo y en mis tiempos de descanso pasaba el rato con Caleb, quien resultó siendo un chico agradable y de buenos gustos musicales.
Evitaba en todo momento tener que ir al departamento temprano, sabía que Jackson se encontraba ahí por la tarde y aun me sentía bastante extraña como para verlo. Me veía como una intrusa en su vida, y cada día que pasaba me cuestionaba si debía romper el trato y largarme de ese lugar de una vez, pero estaba obligada a no hacerlo, mi orgullo me retenía, y solo estaba deseando que Alex se fuera lo antes posible para acabar con el trato y seguir mi vida como si nada hubiera pasado. Era la única opción que me quedaba.
Pasaba mucho tiempo buscando algo que hacer para mantener mi mente ocupada, no quería que mis pensamientos se posaran sobre Jackson. Estaba molesta conmigo misma por haberle permitido acercarse de esa manera. ¿En qué estaba pensando? No podía permitirme sentir algo, lo mejor era mantener mi distancia. Era lo mejor para los dos.
Hoy, era fin de semana y me encontraba cerca del departamento de Jackson, caminaba a paso lento mientras que hablaba con Caleb por teléfono, nos habíamos vuelto buenos amigos y agradecía que eso fuera así. Al menos, en las horas de trabajo no me sentía tan solitaria.
—Acabo de llegar a la cafetería y Kate me dijo que un tipo extraño reservó toda la cafetería para una cita— Comentó Caleb, casi puedo imaginármelo rodando los ojos dramáticamente. — Kate decidió reducir el personal solo por hoy.
— ¿Quieres decir que no trabajaré hoy? — Le pregunto parándome en seco, intento sonar normal pero mi tono suena desesperado y Caleb lo nota.
Suspiró con pesadez.
—No, no lo harás y yo tampoco, Kate decidió elegir a unos cuantos del turno de la mañana— Hace una pausa: — Deberías disfrutar de tu día libre, eres una maniática del trabajo.
Niego con la cabeza, ¿Que se supone que debía hacer toda la tarde? No podía quedarme en casa, sería muy arriesgado.
— ¿No puedo cambiarle el turno a alguno de ellos? — Pregunto con una pizca de esperanza ignorando lo que acaba de decir.
—No, todos accedieron a trabajar hoy — Indica Caleb. —Kate es muy persuasiva.
Esta vez soy yo quien suspira con pesadez.
Había acabado con todos mis planes hoy y no tenía nada que hacer durante la tarde. No me quedaba más remedio que quedarme en el departamento de Jackson. Con suerte él se demoraría un par de horas, con eso me daría tiempo de cocinar algo y meterme en mi habitación con la esperanza de que no note mi presencia.
—No importa— Intento sonreír aunque no me vea. —Te veo mañana ¿Entonces?
—Como siempre — Le escucho decir con entusiasmo repentino antes de cortar la llamada.
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Jackson Foster Es Un Mentiroso ©
Teen FictionNo intenta huir, ni mucho menos correr, solo busca. Me busca. Debajo de aquellos ojos grises yace el sufrimiento que procura esconder bajo una forzada sonrisa. Sus labios susurran mentiras dulces que ocultan verdades amargas. No intenta escapar de...