Rhodey y Tony

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Quedaban dos semanas para el viaje a Hawái. Tres semanas para la boda. Cuantos menos días quedaban, más lentamente parecía transcurrir el tiempo.

Tony flotaba en la piscina, con los brazos en cruz y la vista clavada en el techo. En tres semanas estaría casado. Con Capitán América, además.

Todavía tenía que pellizcarse de vez en cuando para asegurarse de que fuera real y no un producto de su imaginación.

Si no hubiera conocido a Steve, ahora muy posiblemente estaría casado con Pepper, pensó. Aunque su relación con ella no había sido precisamente un camino de rosas, especialmente para Pepper que había tenido que aguantar muchas cosas, había estado bien con ella, y probablemente tarde o temprano también habría decidido formalizarlo. Si ese matrimonio hubiera durado o no, eso ya nunca lo sabría.

Le vino a la memoria el día de la boda de ella y Happy. En cuanto vio lo perfecta que estaba con su vestido de novia no podía negar que sintió una punzada de morriña por los tiempos que pasaron juntos, y no le hubiera importado en absoluto haber sido él quien la esperara en el altar en lugar de Happy. Estaba seguro de que hubiera tenido una muy buena vida junto a ella... Pero habría sido eso, otra vida.

Pepper estaba radiante y hermosísima, por supuesto, pero, curiosamente, de lo que más se acordaba Tony de aquel día era de la expresión en el rostro de Happy. Durante toda la ceremonia y recepción su amigo no había podido dejar de mirar a Pepper embelesado, como si no terminara de creerse la suerte que había tenido. Tony sospechaba que en su propia boda a él le sucedería lo mismo y pondría exactamente esa cara una vez tuviera a Steve delante.

Todavía le preocupaba el no poder darle a Steve su día perfecto, por eso. Tony era especialista en arruinar momentos significativos y tenía miedo de meter la pata en el día más importante de todos. Y después de lo mucho que había sufrido Steve, Tony necesitaba darle un día inolvidable. Todo tenía que salir bien porque su chico se merecía más que nadie ser feliz.

Lo que estaba claro era que recreándose en sus pensamientos negativos no iba a conseguir nada, así que lo mejor sería emplear el tiempo en hacer algo más productivo que eso.

Se sumergió en el agua y buceó hasta el borde de la piscina. Al sacar la cabeza se encontró con unos pies que conocía muy bien, y efectivamente al levantar la vista vio a Steve, agachado con los brazos apoyados en las rodillas, sonriéndole afectuosamente.

—Hola, mi amor. ¿Te sales ya? —Al decirle Tony que sí le ofreció la mano y le ayudó a salir.

Steve fue a coger la toalla que reposaba encima de la tumbona y secó cuidadosamente el pelo y la parte superior del cuerpo de Tony. Después se la pasó por encima de los hombros para envolver a Tony con ella y lo estrechó entre sus brazos, suspirando al hacerlo.

—Te quiero. Muchísimo. Y me muero de ganas de casarme contigo —le dijo.

—Yo también. —Tony puso sus manos en el pecho de Steve y le miró a la cara—. ¿Ha pasado algo? —Porque notaba a Steve un poco raro y además podía ver que tenía los ojos algo húmedos.

Steve asintió y Tony se preparó para lo peor.

—Es Ezekiel —contestó, confirmando los temores de Tony. Ya está, pensó. Zeke había cumplido su amenaza, se había escapado y ahora iría a por ellos, iría a quitarle lo que más quería tal y como le había prometido. Tendría que evitarlo. Tendría que hacer algo para que eso no pasara, lo que fuera—. Está muerto, Tony —continuó Steve, rompiendo su cadena de pensamiento.

Tony se quedó helado por la impresión. ¿Había oído bien? ¿Zeke estaba muerto? Entonces... ¿Bucky había decidido hacerlo de todas formas, pese a prometerle que no haría nada?

[Avengers Fic Stony] Pedacitos de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora