Steve y Wanda

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Steve le dio las gracias a la responsable médica de la base después de que esta le informara del estado de salud de Wanda, quien en aquel momento reposaba en la enfermería.

Esperaba encontrársela dormida cuando entró a verla, pero Wanda estaba despierta y le sonrió en cuanto le vio. Steve le devolvió la sonrisa, aliviado.

No era la primera vez que uno de los suyos resultaba herido en acción, ni mucho menos. La propia Wanda era un recordatorio constante de una baja que a todos seguía afectando, de hecho. Además, en el caso de Steve, estaba más que acostumbrado a ver soldados caer en combate. Pero Wanda... era diferente. Era fuerte, y capaz, eso no lo ponía en duda, pero seguía siendo prácticamente una niña, y viéndola allí metida en la cama, con su camisón puesto, uno de sus brazos vendados y la cara llena de magulladuras, le dio todavía más esa impresión. Una niña que había visto demasiado dolor en su corta vida.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó el Capitán, sentándose en el borde de la cama. Wanda bostezó sonoramente.

—Todavía un poco grogui, la verdad —dijo ella. Steve le apartó el pelo de la cara.

—Voy a dejar que duermas un poco más, entonces.

—No, Steve, de verdad, acabo de despertarme. Me apetece más la compañía.

Steve sonrió de nuevo.

—Está bien. ¿Es buen momento para pedirte que me expliques lo que pasó? Normalmente eres muy cuidadosa y no es propio de ti un desliz así. —Wanda había acompañado a Daisy y a Lincoln en una misión de captura de uno de los inhumanos recientemente transformados. Steve había dado su consentimiento porque estaba convencido de que su Vengadora estaba totalmente capacitada para finalizar con éxito su misión, y de los tres Wanda era precisamente quien menos preocupaba a Steve; con sus poderes era complicado que la pillaran desprevenida y no era tan impulsiva como los otros dos. Pero algo había salido mal: Daisy le había explicado que todo iba según lo previsto hasta que Wanda se distrajo tanto que le alcanzó un ataque que debería haber sido capaz de esquivar hasta con los ojos cerrados. Por suerte sus heridas eran superficiales y Daisy y Lincoln habían podido reducir a su objetivo antes de que los daños fueran a más.

—Lo siento mucho, Steve, me distraje y eso estuvo a punto de costarnos la misión.

—No pasa nada, Wanda. Todos tenemos un mal día de vez en cuando. Lo importante es que todo se pudo controlar y que la próxima vez te asegurarás de que no te vuelva a pasar. Pero si te preocupa algo sabes que puedes contármelo, ¿verdad?

Steve le estrechó la mano cariñosamente. Ella guardó silencio unos instantes más y finalmente se decidió a abrirse a su Capitán.

—Bueno, ya sabes que pronto hará un año de... Ultrón. —Sus ojos se humedecieron al recordar la batalla que le había arrebatado lo único que tenía en la vida. Steve asintió—. Y cada día que pasa es más difícil mantener la esperanza de que mi hermano despierte, pero... Le sentí, Steve. Por eso me distraje. Por primera vez desde aquel maldito día sentí la conciencia de Pietro luchando por alcanzar la mía.

—¿De verdad? Eso sería increíble, Wanda. Pero no he recibido noticia de su equipo médico de que haya habido algún cambio en su estado.

—Solo fue un instante. Tengo miedo de habérmelo imaginado, de que tenga tantas ganas de que vuelva conmigo que mi cerebro me haya jugado una mala pasada...

—Pero no crees que sea el caso, ¿no?

—No. Es real. Estoy segura.

—Entonces tienes que mantener la esperanza. Tu hermano es fuerte y estoy convencido de que está haciendo todo lo posible por despertar y volver a tu lado para que dejes de sufrir.

[Avengers Fic Stony] Pedacitos de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora