[Avengers Fic Stony] Pedacitos de Ti

Tony y Steve

—¿Sabes qué no he hecho nunca? —preguntó Steve, entretenido jugando con sus dedos índice y pulgar con los mechones del corto cabello oscuro de Tony.

Tony, medio frito ya, levantó la cabeza del pecho desnudo de Steve para mirarle a la cara.

—Cariño mío, normalmente estaría deseando que me contaras tus fantasías y haría todo lo posible por ponerlas en práctica de inmediato, pero ya es un milagro que hoy haya tenido las fuerzas necesarias para hacerlo una vez después de tu entrenamiento... Si me pides ahora otro asalto me matas —dijo Tony. Steve levantó una ceja—. No será ese tu plan secreto, ¿no?

Steve rio, y Tony sintió las vibraciones de su cuerpo.

—Claro que sí, Tony, no se me ha ocurrido nada más rápido para deshacerme de ti y quedarme con tu dinero. Y no te quejes, que hoy he hecho yo casi todo el trabajo —le recordó. Tony esbozó una sonrisa cómplice.

—Sí... Y aprecio tu esfuerzo, no me malinterpretes, pero, ya sabes, si quieres que yo colabore un poco más...

—Tony, tu entrenamiento es importante —protestó Steve. Tony suspiró. Después del susto que se llevó Steve con lo de Bucky no le culpaba, pero es que se lo estaba tomando demasiado en serio.

—Ya sé que es importante. No te estoy diciendo que lo cortemos de raíz, solo digo que podrías ser un poquito menos estricto porque al fin y al cabo así saldríamos beneficiados los dos. Y esto también cuenta como hacer ejercicio, ¿no? —Tony hizo bailar sus cejas hacia arriba y hacia abajo.

—A menos que pretendas reducir a tus enemigos a base de sexo, que espero que no, esto no lo cuento como entrenamiento —insistió Steve. Tony le pasó la lengua por la zona del esternón—. Pero me lo pensaré —concedió.

Tony le dio un largo beso en la boca como agradecimiento.

—Bueno. Y ahora dime lo que no has hecho nunca, que así me voy preparando para la próxima vez —dijo Tony apoyando el codo en la almohada.

—No te hagas demasiadas ilusiones que no es nada sexual —aclaró Steve, de repente avergonzado—. Pero es igual. Ya te lo contaré otro día.

—Ni hablar. Ya me has quitado el sueño y no voy a poder dormirme hasta que me lo cuentes.

—Sí, seguro —dijo Steve con una sonrisa—. No es nada especial... Volar. Volar es lo que no he hecho nunca, y no sé por qué últimamente me ha dado por pensar en ello.

—Supongo que no estás hablando en sentido figurado, ¿no? Porque a menos que esté perdiendo facultades, yo diría que te he subido al séptimo cielo un montón de veces. La última hace solo unos minutos, de hecho.

—No, no estás perdiendo facultades —le respondió Steve riendo—. Aunque la última ha sido más mérito mío que tuyo, en realidad. Me refería a volar, literalmente. No en avión, volar como hacéis tú o Sam.

—Juraría que alguna vez te he llevado en brazos —dijo Tony con el ceño fruncido.

—Sí, y Sam también. Y me he tirado de aviones con y sin paracaídas, que supongo que más o menos también cuenta. Pero siempre ha sido en combate, y en esos momentos mi mente está concentrada en otras cosas. Me gustaría... —Steve desvió la mirada un momento—. Ahhhh, me siento un poco idiota pidiéndotelo.

Tony sonrió. Steve nunca iba a dejar de ser el chico más adorable de todo el planeta.

—¿Un paseo por las nubes, tesoro? ¿Eso es lo que me estás pidiendo?

—Sí, supongo que sí. Me haría... mucha ilusión volar contigo solo por el placer de hacerlo. Quiero saber qué se siente. ¿Tú qué sientes cuando vuelas, Tony? —le preguntó.