③ Guerra

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En un parpadeo, se pasó la primera semana en Abney. Desde la primera vez que me regresé con Angélica, lo habíamos vuelto a hacer incluyendo a Jamie, quien también estableció una buena relación con ella. Su vínculo se hizo tan e igual de fuerte como el mío con Angélica, que llegó a contarle que era amiga de lo mellizos, y ese primer día que no pudo regresarse conmigo, fue porque la invitaron a comer junto a Kim y Mariel.

Si a Angélica no se le escapaba ese detalle en una conversación que teníamos, nunca me hubiese enterado de la relación de los mellizos con Jamie. ¿Desde cuando me habrá ocultado esto?

Aunque no me molestaba que se relacionara con ellos, sino el hecho de querer ocultármelo. Aún así, hice como si no supiera nada, y ya no le preguntaba cada vez que la veía hablar con Charleen o Cameron.

Luego de la clase de matemática, de la que salí con Angélica, nos dirigimos a la cafetería, pues era el receso más largo y aprovechábamos en comer. Durante el camino, vimos a Eloy buscando desesperadamente a Zea, y cuando la encontró se dieron un beso de película. Aplaudí despacio y a mi lado, Angélica rodó los ojos. Parecía ser alérgica al romance, probablemente porque aún recordaba a su exnovio. Luego, vimos a Kim rogándole algo a Charleen, quien no le hacía caso por estar leyendo un libro. Siempre estaba con uno en la mano, y cada día era diferente. También pasamos cerca de Cameron, quien hablaba con Nathan, y le codeé disimuladamente a Angélica, que solo se rio en voz baja y me hizo continuar caminando. Mariel, Carola y Ticiana estaban en una esquina murmurando entre ellas mientras lanzaban miradas sospechosas a la dupla de chicos. ¿Porque nunca noté que a una de ellas (o las tres) les gustaba Nathan y Cameron? Finalmente, Thais hablaba con Jamie mientras que salían de la clase que les tocó. Jamie me miró y con sus manos hizo una mímica de comer, y entendí que se moría de hambre.

Todo estaba en completo orden cuando entramos a la cafetería, excepto donde Walter y Giovanny se encontraban. Estaban tratando de colarse en la fila y nadie se percataba de ellos, solo una persona.

— ¡Oye, idiota! Ese es mi sitio — reclamó Fidelia, viendo a Walter. Detrás de él estaba Giovanny, quien aguantaba la risa.

— ¡Cuidado! Fidelia se revela contra nosotros. — gritó Walter, e hizo que todos los presentes de esa zona estallaran en carcajadas.

Fidelia se tornó de un color rojo vivo y gritó—: ¡Voy a traer mi catana!

Walter miró a Giovanny, tratando de no explotar en carcajadas.

— Que miedo. —ironizó Giovanny—. Te dejamos en paz, otaku, pero déjame decirte que soy cinturón negro en karate. — hizo una reverencia, y antes de salir de la cola, tiró una bola de papel que cayó en la cabeza de la chica.

Reí en voz baja junto a Angélica.

Agarramos una bandeja y nos colocamos en la fila sin tratar de colarnos como esos idiotas. Detrás de nosotros se colocó Jamie, quien llamó a Thais para que la acompañara. Al parecer también eran amigas, yo no lo había conocido muy bien.

— Hola. — nos saludó Jamie.

— Hey, Jai — respondió Angélica animadamente.

La miré extrañada. Nadie había llamado a Jamie por "Jai" desde hace años. Solía llamarla así hasta que un día llegó enojada a mi casa y cuando le dije su apodo, me lanzó mis almohadas y me hizo jurar que no la iba a volver a llamar así. Sabía que algo malo había pasado, pero nunca me atreví a preguntar.

— ¿Qué tal las clases? — preguntó Thais, acabando con el momento incómodo que se formó. También se percató de eso.

— Jamie... —susurró Angélica —. Solo Jamie.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora