|♚|

251 20 0
                                    

㉜ Secuelas


—...y así terminamos aquí, en su oficina. — finalicé la historia entre Angélica y yo, desde que iniciaron clases. —. Dramática, ¿verdad? Apuesto a que, si Kim la publicara, sería uno de los más vendidos. Le ganaría a Cassandra Clare.

De seguro la directora no me entendió, pero había mencionado a la autora favorita de Charleen, porque la recordé a último momento y necesitaba ser sarcástica para aflojar la tensión. Me retiré la toalla que me colocaron cuando ingresé a la oficina, y esperé a que la señora reaccionara.

Bajó sus pies de su escritorio, se acomodó el sastre húmedo y tiró su café a la basura. Se levantó a estirarse, y creí que esa era la señal para irnos, pero estuve equivocada. Con su dedo me indicó que volviera a sentarme y se fue a abrir las cortinas. Regresó a su asiento y nos miró fijamente. Especialmente a la castaña de mi costado.

—Así que quieres mandar en escuela. — dijo unos segundos después, recalcando los determinantes posesivos.

Alguien aprobara Lengua este semestre...

—Sí— asintió la aludida, quien aún se estaba secando el cabello con una toalla—. Pero se suponía que usted no iba enterarse. Que nadie lo haría, de hecho.

— ¿Estas bromeando? —solté sorprendida al escuchar la simpleza con la que dijo esas palabras. Miré a la directora —. Yo que usted la expulso.

Tengo que controlarme, o me terminaran botando con ella.

—Déjenme entenderlas, chicas. —la directora alzó las manos. —Ustedes no se pelearon por los inexplicables papeles en los pasillos, sino por... ¿una guerra entre ustedes?

—Nos peleamos porque ella es la responsable de esos papeles en los pasillos. —recalqué. —. Fui a enfrentarla por eso.

—Pero ese libro que mencionaste, el que contenía todos los secretos, algo del sigilo y Clara... ¿no lo tenía Charleen Woodgate?

Bueno... puede que haya mentido en esa pequeña parte. En realidad, estaba en mi posesión, debajo de mi cama, pero para que Angélica no se enterara de nuevo y quisiera robarlo, dije que lo tenía Charleen. Una pequeña mentirita frente a toda la verdad ¿Qué daño podía causar?

—Sí, pero como dije, era uno desactualizado. —expliqué. —. El nuevo es de Angélica, y es donde ha escrito todos esos detalles de los estudiantes.

— ¿Hay dos versiones? —se apoyó en el respaldar de su asiento — ¿Por qué son tan complicadas?

—Lo que Courtney dice no es verdad, directora. —habló Angélica. —. No tengo nada que ver con el caos de afuera, y mi diario está en mi casa, nunca lo he traído a la escuela o menos usado para chantajear estudiantes. El diario apoya a mi salud mental para liberar pensamientos.

—Pensamientos narcisistas y rajones. —interrumpí, sacando de mi bolso todas las hojas que Mariel recolectó de los pasillos y me los entregó antes de ingresar a la oficina. —Estas son las páginas de su diario.

—No es mío. Es de Courtney. —insistió Angélica. —. Si busca entre las hojas verá que mi nombre es uno del montón que salió perjudicado, mientras que Courtney queda impune. Vi el diario tirado en uno de los pasillos, podríamos salir a buscarlo y demostrarle que no tengo nada que ver en esto.

—¡Esta claro que ella intercambió nuestras descripciones para que todita la culpa cayera sobre mí! ¡Es una manipuladora!

—Estoy hablando con hechos, Courtney.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora