⑦ Éxito

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C h a r l e e n


Top negro, short negro y chaqueta negra. Sentía que me iba a un funeral. Oh, y vans negras. Me miré al espejo. No tenía idea de cómo maquillarme, así que un labial de color suave me bastó. Era el único cosmético que sabía aplicarme correctamente.

Tomé mi teléfono de mi escritorio y lo coloqué entre el pequeño bolsillo que había en mi short. Mariel siempre decía que para estas cosas debo de llevar por lo menos un bolso pequeño. Pero no podía evitar ser tan descuidada, que en un abrir y cerrar de ojos ya lo dejaba en cualquier parte y lo tomaría como perdido. Además, ¿Qué debo de llevar aparte de mi teléfono? No sabía maquillarme, así que no tenía que ir cada treinta minutos a retocarme al baño.

Salí de mi habitación y cerré la puerta. Bajé las escaleras sin hacer demasiado ruido, ya que papá estaba en su despacho en una reunión virtual y no quería ocasionar un alboroto como el de la semana pasada con Cameron.

Al llegar a la planta baja, mi hermano me esperaba con los brazos cruzados y moviendo el pie de arriba a abajo. Era como su "tic" nervioso. Tenía una chaqueta negra parecida a la mía (Regalo de Karina por Navidad), jean oscuro, y unas vans igual que las mías (regalo de Karina, también).

Literalmente, estábamos vestidos iguales. Así que por las puras describí lo anterior.

—Lo de vestirnos iguales lo dejamos hace tiempo. —dije al verlo.

—¿Por qué te demoras tanto? —preguntó bufando.

Rodé los ojos y me dirigí a la puerta de entrada—: Estaba revisando Instagram.

—¿Por qué? Si no tienes ni un solo seguidor.

Echó su cabeza para atrás y soltó una carcajada que resonó por toda la casa. Su risa siempre tenía que ser escandalosa. Le hice una seña para que no hiciera ruido, ya que de seguro el idiota olvidó que papá estaba en una reunión importante.

Se encogió de hombros y me señaló la puerta—: Oye, pero es verdad, admítelo.

Negué con la cabeza.

—Vámonos, llegaremos tarde y nos están esperando.

—Los Woodgate nunca llegan tarde, ellos llegan temprano.

Rodé los ojos—: ¿Cuantas películas ves al día? Nerd.

—Mira quien habla, come libros.


N a t h a n


Cuando Angélica dijo "fiesta" no dudé en aceptar. Adoraba las fiestas, para mí eran como un lugar para escapar de todos los problemas, un lugar donde te podías divertir y no te preocupadas por absolutamente nada.

El lugar del alboroto no estaba tan lejos del centro comercial. A unas cinco cuadras, en un vecindario muy fiestero, en medio del lugar sobresalía el desmadre. La casa tenía pinta de ser color blanco...o crema. Era de noche así que no pude verla bien. Al parecer, la fiesta tenía un buen rato activa, porque en el jardín, como siempre, ya se encontraban los cuerpos de personas alcoholizadas, durmiendo como si estuvieran en su habitación o ... haciendo cosas que solo se hacen en un lugar más cerrado.

Me pregunté quién sería el niño mimado que la organizó.

Angélica pasó su brazo por el mío, como si yo fuera su padre y ella mi hija lista para llevarla al altar. Que explicación más desagradable. Pasamos el gran jardín y llegamos a la puerta principal. No sabía por qué, pero esta casa me resultaba familiar...tal vez había sido arrastrado aquí gracias a Cameron y Charles en alguna ocasión. Al entrar, la sala principal estaba totalmente rodeada de adolescentes bailarines y ebrios; donde se suponía que la familia cenaba, había un gran equipo de sonido y en medio estaba el DJ con sus audífonos mezclando todo tipo de canciones. Al fondo, se encontraba el barman sirviendo sodas, licor, whisky... todo tipo de alcohol.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora