C o u r t n e y
Me desperté por el sonido de mi alarma. La apagué mientras me levantaba, y corrí a mi vestidor para escoger la ropa que me pondría para ese primer día de clases. Para el resto de estudiantes, preferían no asistir a este horrible día, o simplemente no le ponían interés a su vestimenta. En otras palabras: les valía un carajo el primer día de clases.
En cambio, yo lo adoraba. En especial porque Abney High no era una escuela común, como las demás. Aquí no existía el grupo de las porristas populares, el capitán de fútbol mujeriego, la nerd que lo conquista, el chico al que lo dejan en la friendzone, la mejor amiga de la nerd enamorándose del mejor amigo del capitán de fútbol...si, no contábamos con eso. Todos éramos amigos, con ninguna diferencia entre nosotros, a excepción de nuestros grados. Sin embargo, sabíamos que cada año entraban nuevos estudiantes que podrían cambiar eso. Estaba en onceavo grado, y eso significaba que sí o sí llegaría alguien nuevo.
Cuando estuve lista, tomé mi mochila que estaba cerca de la puerta, y bajé las escaleras para tomar desayuno con mis padres.
— Buenos días — saludé, llegando a la cocina.
Papá estaba en la mesa, leyendo el periódico, y mamá nos preparaba el desayuno. Ella solía comer después de nosotros o salía a una cafetería con sus amigas.
—Buen día — respondió papá, sonriéndome.
— ¡Listo! —mamá se acercó a la mesa—. Café para tu padre, y jugo de naranja para ti, porque es tu primer día, y no puedes dormirte en clases.
—¿Por qué crees que lo haría?
—Te quedaste hasta las dos de la madrugada decidiendo que ponerte.
—Elegí mi ropa hoy...
—Ese es el punto— añadió papá. —Estuviste hasta tarde por las puras.
Solo gruñí y seguí bebiendo el jugo, porque no quería admitir que tenían razón. No en que me dormiría, claro, sino en el tema de mi ropa. Cuando terminé, agradecí y subí a cepillarme los dientes.
Una vez terminado eso, bajé las escaleras para irme a la escuela, pero me vi interrumpida por mi madre una vez más, y su cámara.
— Foto de tu penúltimo primer día. — dijo sonriente.
— No quiero fotos, mamá. —rodé los ojos.
— Vamos, será solo una...
El timbre la interrumpió de seguir insistiendo. Estaba segura que era Jamie, mi mejor amiga. Ella vivía a dos cuadra de mi casa y siempre pasaba por mí para ir juntas a la escuela; lo habíamos hecho desde que nos conocimos y empezamos a asistir a Abney.
Mamá abrió la puerta y, en efecto, era ella, quien estaba sonriendo de oreja a oreja. Tenía su mochila colgada en su espalda y sostenía las azas entre sus manos, tal como una niña en su primer día de kínder.
—Tíaaaaa, tome la foto. — dijo entre dientes, y mamá rio.
Solo porque Jamie quería, también me acerqué para la foto. Ambas sonreímos para la cámara de mamá y la escuchamos hacer la cuenta regresiva. Tomó varias al mismo tiempo, así que con eso estábamos conformes.
— Listo —murmuró, apagando la cámara —. Vayan con cuidado, y tengan un buen día. ¡Suerte!
—Gracias ma-
No puede responderle a tiempo porque nos cerró la puerta.
— Tu madre sí que no te quiere en casa —comentó Jamie.
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Cuando Ella Llegó
Teen FictionLos estudiantes de la preparatoria Abney High son completamente normales. Sin los estereotipos que caracterizan cada historia; como el mujeriego, la zorra, la sagrada profecía de la nerd y los grupos en la cafetería. Sin embargo, en este nuevo año...