⑳ Amistad

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Mientras corría por la acera, repetía su nombre en mi cabeza.

Julián.

Su nombre se me había pegado como chicle a mi cabello. Su presencia me había tomado tan desprevenida, y lo vi tan confiado al hablarme... tenía que conocerlo, si es que era nuevo en Abney, o pasaba a recoger a alguien. Mañana preguntaría a las chicas. Joder, lo vi una vez y ya deliraba.

No tenía que olvidar la situación en la que me encontraba. Estaba olvidando a mi ex, tenía el apoyo de Angélica... a quien acababa de ver besando a alguien que no era su novio... y por eso me encontraba corriendo de ellos...

Choqué contra el cuerpo de una mujer que tenía un bebé en brazos, y me disculpé inmediatamente. La madre me dio una mirada rencorosa y se metió en un local de frutas. Yo también debí hacerlo, la lluvia tenía indicios de parar hasta en unas horas, y no sabía si me daría tiempo de llegar a casa a pie.

Aún me faltaban tres cuadras. Miré hacia el cielo. Las nubes más grises aun no estaban sobre esta parte del distrito, así que la lluvia intensa no llegaría hasta en diez o quince minutos. Tal vez si lo lograría...

Tomaron mi mano bruscamente y giré por completo. Walter me había alcanzado. Intenté liberarme, pero fue en vano; él estaba decidido a que hablásemos en ese preciso momento.

—Courtney, tienes que escucharme. —habló rápidamente.

—¿Escucharte para qué? —espeté fastidiada—. ¿Para apoyar tu relación secreta que tienes con Angélica?

—No... —dudó unos segundos. —Si. O sea, sí. No le digas a nadie que nos has visto. Nos vas a meter en un gran lío, y tenemos que resolverlo por nuestra cuenta. No queremos terceros.

Abrí la boca, claramente ofendida. Joder, no había sido para nada sutil.

—¿Me estas echando la culpa de arruinar su secretismo? ¡Comenzaron a enrollarse en pleno ensayo! ¡Al menos sean discretos!

—No quise decir eso... somos tus amigos, guarda el secreto por un tiempo...

—Por ella lo haré —le corté—. Por ti, no.

No esperé a que volviera a hablar estupideces. Me separé de él empujándolo, y crucé la pista. Esperaba que dejara de seguirme, ya me dijo lo que quería, ahora solo tenía que esperar a que yo mantuviera mi boca cerrada. Cuando entré por una calle, saqué mi teléfono y escribí un mensaje rápido a Jamie. A pesar que estaba en la otra parte del mundo y molesta conmigo, era la única a quien podía contarle.

No sabes de lo que te has perdido, en cuanto vuelvas te lo diré. Te vas a morir. Por cierto, también hablemos de lo otro.

Borré y escribí el mensaje unas cinco veces, hasta que decidí enviarlo.

—¡Courtney, ahí estas! —me sobresalté y guardé el teléfono. Creí que era otra vez Walter, pero en realidad fue Kim quien me llamó. —¿Qué ocurrió?

—¿Ocurrió con qué?

—Entre tú y Walter. Los vi abrazarse fuera de Abney, y también hace unos momentos.

¿Abrazarnos? ¿Kim veía bien? En ningún momento nos habíamos abrazado, y fuera de Abney... fuera de Abney choqué con Julián, de seguro creyó que él era Walter. Pero, aun así, ¿Cómo no diferenciaba la acción de sujetar los brazos y un abrazo?

—No pasó nada... creo que te has confundido. Solo somos amigos...

—Pasan mucho tiempo juntos.

—Si...

Tal vez por eso últimamente se acercaba mucho a Angélica y a mí. Para estar cerca de mi amiga. Comenzó desde el cine de Fidelia, luego el karaoke, salidas al cine con Jonathan (¡Lo incluyeron, que descarados!), y luego salidas con Giovanny. En ninguna de ellas participé por estar castigada o no estar con ánimos, pero era claro que la intención era pasar desapercibidos. De seguro esa salida con Jonathan la quisieron disfrazar de cita doble.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora