⑥ Fracaso

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N a t h a n


Sonó la campana, que indicaba el fin de las clases. Cameron y Charleen se fueron al instante, aun fastidiados por descubrir quién era la chica con la que iba a salir; su excusa había sido que tenían que ayudar a su tía Karina. Ni siquiera había encontrado el momento para contarle a Cameron que cambié de idea al descubrir que Charleen tenía historia con Angélica, así que hoy mi gran compañero no podría ayudarme en mi plan, tendría que recurrir con las Especialistas.

Corrí por los pasillos en busca de las dos muchachas que saben todos los secretos de cada rincón en Abney. Me refería a Kim y Mariel; aquel par de fieras cuando se juntaban lograban saber hasta la hora que ibas al baño.

No demoré mucho en encontrarlas escondidas mientras grababan a Zea y Eloy dándose un apasionado beso de película en el aula de audiovisuales. Me acerqué hacía ellas y le toqué a cada una el hombro, y apenas voltearon a verme cerré la puerta donde los tortolitos estaban pasando ya al siguiente nivel.

Las chicas hicieron un pequeño puchero y me miraron esperando a que les dé explicación de mi interrupción, o si no, se molestarían por haberles interrumpido el futuro chisme que iba rondar por todo Abney High.

—Necesito su ayuda—pedí.

Cada una me tomó uno de mis brazos y me arrastraron dentro de la sala de audiovisuales, donde sorprendimos a una Zea sin su polo, y Eloy con la camisa desabrochada. Mariel me tapó los ojos.

—Ustedes dos—dijo Kim—. Lleven su pornografía a la sala de profesores, aquí se hablará un tema importante.

No pude ver, pero logré escuchar cómo se acomodaban, y estaban por salir de la puerta cuando decidí interrumpirlos.

—Zea, tienes buen busto.

Oí gruñir a Eloy e intentar acercarse a mí, sin embargo, alguien tuvo que retenerlo porque nunca llegó hacia mí el golpe, solo el sonido de la puerta cerrarse.

—Idiota— dijo Mariel cruzándose de brazos—. Bien, ¿Que deseas de nosotras?

Les sonreí con picardía y levanté mis cejas. Ellas hicieron una mueca de asco y eché mi cabeza hacia atrás para soltar una larga carcajada.

Cuando ya estoy más calmado, les comienzo a hablar sobre mi plan: espiar mi cita con Angélica en el cine y tratar de ver si conseguimos saber algo del pasado de Charleen con ella, ya que es un gran misterio para todos que conocemos a Charles un buen tiempo.

Se quedaron calladas unos segundos, luego se miraron entre ellas, como comunicándose telepáticamente—lo cual me asustó un poco—, pero finalmente voltearon de nuevo hacia mí y comenzaron a asentir varias veces.

—Aceptamos— dicen al unísono.

¡Genial!

—Bien— comencé —. Esta tarde en el centro comercial a las cinco, les mandaré un mensaje con el nombre de la película que vamos a ver—ellas asintieron. Me despedí con un beso en la mejilla a cada una y salí del salón en dirección a mi casa.

Debía prepararme para una cita.

***


Nathan: Charles, sé que sigues molesta conmigo por salir con ella, pero enserio necesito que me ayudes con qué ponerme.

Charles: Tu camisa vintage, la marrón. Y cualquier jean. Siempre quedas bien con ese outfit.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora