CAPÍTULO 93: "FAMILIA"

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Beck...

-Es ridículo lo que tu madre me obligo a hacer.-Le comento al pequeño Santiago que esta en mis brazos y activo escuchando mi charla.-¿Puedes creer esto?.-Le pregunto.

Camino de un lado al otro por mi oficina, Santiago luce desconcertado ante todo lo que le estoy diciendo.

Estoy nervioso por la llegada de los inversionistas de la otra ciudad, esta seria mi gran oportunidad de extender mi empresa de telecomunicaciones a nivel nacional y no solo al nivel de la cuidad.

-¿Puedes creerlo?-Le pregunto de nuevo, como si el me fuera a contestar.-Tu madre cree que no te amo lo suficiente, es por eso que te mando aquí conmigo, ¿lo crees?

Santiago no hace nada mas que mirarme, mirarme con sus hermosos ojos color avellana que lucen desconcertados; le sigo la mirada, serio, así tal cual como el me mira, pero segundos después el sonríe. Se ve adorable cuando sonríe, es como tener un pedazo de Emily en mis brazos.

-Señor White.-Escucho una voz femenina detrás de mi.

-Rouse, deja de decirme señor White, Dime Beck.-Le indico.

Rouse... es de cabello castaño claro y ojos color miel, es muy amable y trabaja bien; es joven y le gusta tener todo en orden, la mujer indicada para ser mi secretaria.

-Perdón... Beck, los inversionistas lo están esperando.-Comenta.

-Gracias Rouse.-Digo antes de que salga.-Bueno, espero que te portes bien, recuerda que el futuro de la empresa de papá depende de esos inversionistas.-Le digo a Santiago tocando levemente su nariz, el muestra su hermosa sonrisa de nuevo.

La verdad es que Santiago no llora en todo el día, solo llora en la noche, el no molesta tanto como otros bebés, así que no tengo la necesidad de contratar a una persona que lo cuide por mi.

Salgo de la oficina directo a la sala de juntas; es un lugar amplio con un gran escritorio, asientos y un televisor para hacer las presentaciones.

Entro con Santiago en mis brazos y me encuentro con los inversionistas, ellos clavan sus mirada en mi, son cuatro inversionistas, en total ocho ojos mirándome fijamente.

-Buenos días.-Digo entrando para sentarme.

Ellos lucen confusos, no entienden que es lo que ocurre, en sus ojos veo esa constante pregunta: "¿Porque trae un bebé?".

-Antes de comenzar la junta es mi deber presentarles a Santiago, mi hijo.-Digo.

Todos están serios, en sus rostros no hay expresión alguna, a excepción de una mujer, no debe tener mas de veinticinco años; ella sonríe viendo a Santiago o tal vez a mi.

-¿Porque cree usted que nosotros vamos a invertir en su empresa cuando trae a su hijo al trabajo?-Pregunta un viejo de no mas de cuarenta o cuarenta y dos años.

Mi mente se bloquea, volteo a ver a Santiago y luego de nuevo a los inversionistas.

-Por que como se ve en el logo de la empresa, la familia es muy importante para mi, lo quise traer hoy para que vean un pequeño integrante de la mía que me inspiro para sacar adelante esta empresa. Esta empresa de telecomunicaciones busca mantener unida a la familia por muy lejos que puedan estar.-Comento.

Las palabras salen solas de mis boca, ni siquiera las pensé, creo que esto es lo mas ridículo que he dicho en mi vida, pero a juzgar por la expresión de los inversionistas es una buena razón.

-Usted tiene tan solo veintiún años, ¿no crees que es muy joven para dirigir una empresa?-Pregunta el viejo.

-No, creó que es una gran oportunidad para mi y para mi familia.-Respondo.

-¿Porque para su familia?-Suelta otra pregunta el mismo viejo antes de que yo pueda respirar.

-Porque teniendo mas ingresos creo que no solo mi familia seria beneficiada sino también la familia de todos los integrantes de la empresa, creo que ese es el verdadero significado de la familia, hacer lo que te gusta en compañía de las personas que mas amas.-Digo.

La expresión en el rostro del viejo cambia a una sonrisa.

-Con esto damos fin a la junta.-Dice sacando una hoja.

-Entonces... ¿Tenemos un trato?-Pregunto.

La mujer y los otros dos inversionistas voltean a ver al viejo.

-Si, tenemos un trato.-Responde.

Veo como la mujer se levanta del asiento.

-¿Puedo sostenerlo?-Me pregunta refiriéndose a Santiago.

Lo dejo en sus brazos, Santiago se siente cómodo, a el le gusta llamar la atención.

Horas después firmamos el contrato.

Empezaba a anochecer, los inversionistas se fueron y yo decidí irme a casa.

-¿A donde va?-Me pregunta Rouse.

-Ya es mi hora de salida.-Respondo.

-Oh si claro, hasta luego señor White.-Comenta.

-Por milésima vez, dime Beck.-Digo y ella asiente con la cabeza.-Por favor organice mi agenda y si gusta puede irse temprano.

-¿No necesita nada mas?-Pregunta.

-No Rouse, gracias, hasta mañana.-Digo y ella se despide de Santiago.

Hoy fue sin duda un gran día.

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