CAPÍTULO 121: "TE AMO"

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De camino al hospital, mientras admiro por la ventana las hojas de los arboles y el sol en los techos de las casas, mientras que Martín, Camile y los niños cantaban con las canciones que salian en la radio, yo no podía pensar en otra cosa, solo en Beck, solo en el, solo el ocupaba mi mente, solo el en estos momentos reina en mi mente.

-¿Estas nerviosa?-Me pregunta Camile.

-Si, pero mas que eso, estoy feliz.-Respondo.

-Yo también lo estoy.-Me dice Camile.

-¿Y quien no?-Digo sonriendo.

-Buen punto.-Sonríe.

En el hospital...

-Vamos rápido.-Dice Alicia bajando del auto.

Me encargo de bajar a Santiago y a la pequeña Avalon.

-Esperame.-Le digo a Alicia.

-Ya espero siete años para ver a su padre, no la hagas esperar mas.-Dice Camile.

-Tienes razón, vamos.-Le digo y subimos corriendo.

Al llegar arriba, esta Liz con una expresión de emoción en su rostro.

-Emily, llegas justo a tiempo, es tu turno.-Me dice Mackenzie, quien había acabado de salir del cuarto.

Estoy temblando, tengo miedo, no se lo que vaya a decir cuando lo vea; estoy ansiosa, mis manos están heladas y un nudo se forma en mi garganta.

-Veras Emily, el no puede hablar, aun le están haciendo las terapias necesarias, pero si puede emitir sonidos y mover levemente la cabeza y sus brazos, así que mantente serena; si el te ve preocupada va a entrar en pánico y se va a querer mover pero no va a poder, necesita mas semanas de recuperación.-Dice el doctor que estaba a mi lado.

-Esta bien.-Digo y asiento con la cabeza.

-Mamá... ¿y si entro contigo?-Me pregunta Alicia.

-Alicia basta; hija, te dije que yo entraría primero.

Ella me mira en silencio y baja la mirada al suelo.

-¿Y que pasa si me odia?--Le pregunto a Mackenzie, su madre quien esta a mi lado.

-No digas eso, el no te odia, toda la semana me a preguntado por ti.-Dice.

-¿Como te va a preguntar si no puede hablar?-Le digo.

-Es mi hijo, y con solo mirarlo a los ojos se lo que esta diciendo, y estaba diciendo que quería verte.-Comenta.

Si, esta es la dulce madre de Beck, siempre tan optimista, y dudo mucho que si quiera le pueda leer los ojos a su hijo, pero gana puntos por subirme el animo.

-Es hora.-Suspiro.

Con temblorosas manos y los ojos cerrados abro la puerta.

Ajusto la puerta pegando mi frente en ella, no quiero voltear, tengo miedo de abrir mis ojos, tengo miedo de que Beck me rechace; después de todo fui yo quien tuvo la culpa de que el estuviera en coma por siete malditos años.

Suspiro, abro mis ojos, y volteo.

Y ahí esta el, con su sonrisa, su hermosa sonrisa; esa misma sonrisa que siempre me ha acompañado en los momentos difíciles, esa sonrisa que estuvo ahí  cuando nuestro hijo Santiago nació, esa misma sonrisa de antes; la misma de siempre.

Noto que el esta un poco mas gordo, no es que este igual que antes, pero por lo menos me imagino que le han dado sopas o algo aparte de lo que le ponen en esa bolsa que tiene pegada al brazo por medio de tubos.

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