CAPÍTULO 99: "INDIGENTE"

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-Hola querida.-Me saluda James, padre de Emily.

-Hola.-Correspondo al saludo.

Toda la familia se turna para cuidar de Emily, de Beck y de los niños al mismo tiempo; mi hora acaba de terminar así que es hora de que James cuide de su hija.

-¿Como esta ella?-Me pregunta.

-Ya despertó, ella dice que esta mal.-Digo.

Por un momento se me olvida que el señor James no sabe nada de los intentos de suicidio de Emily.

-¿A que te refieres?-Luce confundido.

-Que le duele la cabeza, solo un poco, eso me dijo.-Casi la tiro al agua.

-Veré que puedo hacer.-Sonríe amablemente.-Gracias.

-No diga eso, su hija me ha apoyado en todas las circunstancias posibles; es mi turno de apoyarla a ella.-Digo.

Salgo rápidamente del hospital, tengo un hambre que no me deja pensar.

Primero quise pasar a la sala de "cuidados intensivos", quiero ver como le fue a Beck en su operación.

Justo en el pasillo, esta Martín, el cual nota mi presencia al instante.

-Martín.-Sonrió al verlo.-¿Como...? ¿como le fue a Beck?-Pregunto esta vez mas seria.

-Bien, le fue bien, sobrevivió, en unas horas despertara.-Dice.

-¿En serio?... oh eso es genial, Emily estará muy feliz.-Comento.

-¿Como? ¿ya despertó?-pregunta.

-Si, ella... Ella perdió el bebé, esta triste, pero estará feliz cuando se de cuenta de que Beck esta bien.

Trato de buscar el lado bueno de todo esto.

-Por otro lado Beck estará muy de decepcionado.-Comenta.

-Si, mucho.

*Silencio incomodo*
Pienso.

-Debo irme.-Digo.

-¿A donde vas?-Me pregunta.

-A comer, tengo mucha hambre.

El trata de decir algo pero al final hace silencio.

-Esta bien, adiós.-Dice.

Doy la vuelta y salgo.

Siempre me ha gustado Martín, algún día lo sabrá, tengo tan solo veintiún años, ya soy adulta, pero parezco toda una adolescente cuando se trata de mis sentimientos hacia Martín.

*Mierda*
Pienso.

La calle por la cual voy al restaurante esta cerrada, así que tendré que tomar un atajo.

No uso mucho esta calle, bueno, no es precisamente una calle, es mas bien un callejón pero con salida; esta solo, lo cual es peligroso considerando el echo de que es muy tarde.

Hay un hombre, no debe tener mas de treinta o cuarenta años, es de piel mediamente morena, de cabello largo, barba y viste con ropa sucia; ha de ser un indigente, un indigente que come bien, solo porque es robusto.

-¿A donde se dirige?-Me pregunta.

Su voz es ronca, seca; esta a unos cuantos metros de mi, pero puedo sentir su aliento, es un asco total, además de eso, puedo ver que le faltan los dientes de adelante.

Agacho la cabeza y me limito a ignorar su presencia mientras camino rápido. Puede ser algo grosero, pero no confió en estas personas, he tenido malas experiencias.

El ríe sonoramente, hala de mi brazo y me tumba al suelo.

Tiene un cuchillo, un maldito cuchillo el cual pasa con sutileza por mi mejilla mientras estoy tirada en el suelo.

-Si no gritas tal vez puedas vivir, solo tal vez.-Susurra en mi oído.

Y entonces comenzó, comenzó a lamerme el cuello, a tocarme los senos.

Fue desagradable, repugnante, me sentí sucia, impura, fue un asco.

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