Capitulo 12.

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Magnus abrió sus ojos lentamente mientras sentía que alguien se movía a su lado. En cuanto sintió que sus sentidos habían recobrado la sensatez, se levantó cómo un resorte del sillón. Alec estaba sentado en la camilla con el bebé en brazos, dándole un poco del biberón.
El brujo se acercó a su pareja y éste le sonrió con cara de cansancio. Hacía ya dos noches que estaban en el hospital, pero todo era porque el día anterior Alec había comenzado a tener vómitos, y síntomas extraños justo después del parto. Por suerte, Magnus había llegado justo y, con un poco de su magia, lo había curado.
El brujo tocó la naricita del niño y miró sobre la camilla hacia la pequeña cuna al lado de esta: allí estaba la bebé Zoey, con sus cabellitos corto y revoloteados. Sus ojos eran iguales a los de Magnus, una combinación de amarillo y verde...como los de una serpiente. Tenía una sonrisa encantadora en el rostro mientras veía a su padre, quién la tomó en brazos y le sonrió de vuelta. ¡Qué hermosa era! Tenía la nariz y la boca cómo Alec, era una combinación perfecta de ambos.
En cambio, en William, no se podían ver las diferencias. Magnus observó al bebé en brazos de Alexander mientras él sostenía a su pequeña. Habían sido bendecidos con dos hermosas criaturitas, gemelos.
La pareja se miró, entre la oscura noche, con una enorme sonrisa en el rostro. ¿Que era mejor que tener una pequeña y maravillosa familia? Magnus no podía estar más agradecido.
Por su lado, el cazador estaba más que emocionado, más que feliz, más que encantado. Tenía ese nudo en el estómago, ese nudo de felicidad, cómo su primera cita... Sentía ese instinto maternal por aquellos niños, esos que habían nacido de él...¿Quien lo habría pensado? Era extraño y agradable a la vez...
Al fin sus hijos eran de su sangre, podría verlos crecer y decir a quién más se parecen. Había soñado con ese día desde que besó a Magnus por primera vez.
En cuanto los dos bebés estuvieron dormidos, ambos padres los dejaron en sus cunas. Magnus se sentó junto a Alec en la camilla, abrazandolo por ls cintura atrayéndolo hacia el.
-¿Por qué te habías ido? ¿Por qué nos habías dejado?
El brujo fruncio en ceño tratando de entender, pero luego recordó de lo que el chico estaba hablando.
-Hubo... Una complicación. Al parecer, unos brujos estsban haciendo "problemas" en las calles de algunos barrios y me llamaron para ayudar a detenerlos... Yo... Lamento haberme ido así, es sólo que ya les habia advertido a esos niñacos y me tenían cansado...
-¿Era eso? Oh.
Ambos se quedaron en silencio.
-Al menos éstas aquí.- espetó Alec, antes de acurrucarse junto a su novio y quedarse dormido.

Unos movinientos hicieron despertar a Magnus de golpe, oyendo los pequeños susurros. Magnus supo quien era y, alejandose lentamente de su pequeño cazador, se encaminó junto a la persona fuera de la habitación.
Cuando le vio el rostro a Maryse se dijo que habría deseado quedarse en la cama. La mujer le miró con cara de pocos amigos.
-Según tengo entendido casi matas a mi hijo.- el enojo e irritación en su voz era notable.
-Bueno, en realidad, la posion era pa-
-No hablo de eso. Ya sabes qué.
Los ojos de Magnus se abrieron de par en par.
-¿Como...?
-No importa-. Le renegó. -Quiero que te alejes de él.
-¿Acaso no ve que acabamos de tener hijos? ¡No puedo dejarlo! Y si pudiera, ¡tampoco quiero!
El rostro de Maryse se hizo una mueca no muy agraciada. Se veía molesta y amargada.
-¿Acaso sabes que esos niños pueden ser peligroso? ¿No te das cuenta de lo que has generado? Ahora la Clave los estará persiguiendo cómo locos. ¡Son razas que no existen!
Magnus suspiró, pasandose la mano por toda la cara.
-¡Claro que lo sé! Pero... ¿no está feliz de tener dos nietos más?
-¿Tu ves que yo este feliz? ¡No quiero más problemas para Alec, además de ti!
-Y yo creyendo que ya me aceptaba...
-Pues, lo habia logrado sólo por Alec, pero, jamás me caíste lo suficientemente bien, además, Alexander puede conseguir mejores candidatos.
-De eso, no hay dudas. Pero... ¿no cree que él y yo estamos felices así? ¿por qué siempre tiene que arruinarnos todo?
La mujer lanzó una carcajada.
-¿Yo, arruinarlos? ¿¡Pero quien te crees!? Tú te metiste en esto, tú hiciste a esos monstruos, eres tú quien debería tener cuidado.
-¿No lo ha visto? Por favor, mirelos, y vea lo hermosos que son. Se dará cuenta que luego de verlos, de tenerlos, nada preocupará.
Maryse negó con la cabeza, no estaba convencida. A Magnus en cualquier momento se le salía el corazón, ¿quien se creía ella para hablarle así de sus hijos? Estaba esperando la respuesta de Maryse cuando otra silueta apareció. Era Isabelle, con un bebé en brazos y un biberón.
-¿De qué hablan ustedes?- preguntó, sosteniendo al niño.
-Sobre Alec y los niños, estabamos hablando de que quería tenerlos al menos un día a la semana.- río, yendose por el pasillo, con la mirada de Magnus clavada en su espalda.
-¿Magnus?¿Estas bien?
El brujo asintió mirando al vacío, y luego concentró su vista en el bebé.
-¡Hey, Max!- le saludó al niño en brazos. Izzy había ido a visitarlos a su habitación hacía unas horas. -¿Que hacen aquí a éstas horas?
-Este bebé me despertó y decidí venir a ver a mi hemanito y mis sobrinitos. ¿Eh?
Magnus divisó el amanecer desde una de las ventanas del hospital. Sonrió, ya deseaba llegar a casa y vivir con su pequeña familia. Pero... Aún tenía las palbras de Maryse en su cabeza. ¿Acaso aquella mujer tendría razón?
-Ven, ya debe estar por despertar.- le sonrió, acompañándola a la habitación.


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Bieeennnn, AQUÍ EL CAP POR FIN. Lamento la tardanza, hoy empecé las clases y entre otras cosas y no pude subir... Bueno, espero que les guste, porfa den like y comenten, se los agradezco muchísimo.
Les mando un abrazo lleno de amor,
-Lulu Vazquez.

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