Capítulo 14.

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La carretera estaba casi vacía. Era plena madrugada, y los bebés dormían en la parte trasera del auto que Izzy les había prestado. Alec estaba recostado en su asiento, con la cabeza apoyada en el hombro de Magnus, dormido. El Brujo manejaba sin parar, y así alejarse de la ciudad. Hacía unas horas Alec lo había llamado tan asustado que Magnus casi abre un portal para ir lo más rápido posible. De ahora en más, daría su vida por aquellos dos niños.
No sabía cuál era su destino, no había. Sólo sabía que en cuanto encontrara un hotel, se dirigiría allí. ¿Quien sabría cuánto le tomaría eso? Suspiró y dirigió su mirada a Alex por unos segundos. Su novio. Era tan feliz de poder decir eso y de que ambos tenían una hermosa familia juntos.
El rostro del menor se veía cansado, sus manos estaban sobre la pierta de Magnus y su cabello estaba revoloteando. Sus piernas estaban acurrucadas sobre el asiento y temblaba de frío. El Brujo movió unos dedos y, luego de unos instantes, una de las mantas que Isabelle les había preparado estaba sobre su pareja.
Miró hacia sus hijos. William tenía los ojos abiertos y ambos intercambiaron miradas. En ese instante hubo una conexión y, cómo si su hijo le mandara la información, Magnus logró ver imágenes. Cuándo nacieron: William estaba calmado, cómo siempre lo había estado, pero sus ojos cambiaban de color constantemente. Zoey no psraba de moverse y quejarse, sus extremidades se agrandaban y achicaban. Luego, otra imagen: William movía sus dedos y las cosas cambiaban de lugar y de forma. Zoey también lo lograba pero no con la agilidad que el niño lo hacía. Y por último: una imagen de ambos niños cambiando de personalidas. Zoey se convertía en William y William en Zoey, y así.
El brujo pestañeo y apartó la vista. ¿Que rayos acababa de ver? ¿Que significaba eso? ¿La Clave tenía razón? ¿Acaso Maryse tenía razón? No podía estar seguro, no podía saberlo. ¿Quien podría ayudarlo? ¿Quien podría entender lo que su hijo acababa de mostrarle?
Exacto! ¿Cómo no lo había pensado antes? Dobló en aquella esquina con el auto y fue al máximo de velocidad.
-¿Amor?- la voz dormilona de Alexander apareció, pero Magnus no podía mirarlo ahora. -¿A dónde nos llevas?
-A un lugar seguro, amor, yo sé a dónde vamos.

El Brujo abrió sus ojos. Olfateó: sopa. Se sentó en la cama de madera y tomó aire. Alec no se encontraba a su lado. Caminó fuera de la habitación de madera y se adentro en el pequeño comedor. Los cuatro estaban sentados en el suelo junto a la mesa ratona, desayunando. Alec, William, Zoey, y su amiga Anabeth.
-Al fin despiertas.- comentó Ana.
-¿Creias que dormiría todo el día?
-Ya te he visto hacerlo.
Magnus sonrió y se sentó junto al resto. Alec le miró con una pequeña sonrisa.
-Te prepararé café.- comentó Anabeth mientras se iba hacia la cocina.
-¿Que hacemos aquí? ¿Quieres que confíe en alguien a quién no conozco? ¡Sabes que no soy así!
-Shh, cariño. Necesitamos respuestas acerca de lo que son o serán nuestros hijos, ¿acaso no quieres saberlo?
Alec asintió con un poco de desconfianza.
-Pero... ¿Ella es de fiar? ¿No se lo dirá a La Clave?
-Alex, confía en mí. Ella jamás le dirá nada a nadie. 
El cazador asintió con un poco de desconfianza aún justo cuándo Ana apareció. Todos se sentaron en la mesa en silencio mientras tomaban sus cafés.
-¿Que tal Manhattan?- Magnus fue él primero en romper el hielo.
-Oh, genial Bane. Tranquilo y sin preocupaciones. Alejada de todos aquellos brujos entrometidos.
-¿Ya no te metes en problemas, ah?
-Claro que sí, tonto. Yo siempre me meto en problemas.
Y rieron, mientras que Alec aún miraba a la señora con desconfianza. -Es muy linda la familia que formaste. Con mucha energía.
-¿Sientes energía?
-Sí, esos bebés. Apuesto a que viniste por ello, ¿no? Oí que La Clave buscaba a unos "bebés mágicos".
-Sí, necesito que me ayudes a descubrir qué son mis hijos. Necesito de la ayuda de tú magia.
Anabeth asintió. Se ató el castaño cabello y asintió. Alec vio cómo su novio tomaba a Zoey entre sus brazos.
-¿Usted es de fiar?- preguntó el Cazador.
-Querido, no te preocupes, tus hijos estarán a salvo conmigo, ¿vale? Puedes quedarte a mi lado si quieres.
A Alec le resultó una buena propuesta asi que se sentó al lado de la mujer, mientras ponían a su bebé boca arriba y Anabeth tomaba su cabeza con cuidado. Magnus y Anabeth se tomaron de las manos disponibles y cerraron los ojos. Alec esperó unos segundos y luego ambos brujos abrieron los ojos.
-¿Y?¿Que pasó?
-Necesito ver al otro niño.- fue la única respuesta que provino de ella.
Alexander la miró con confusión pero le entregó a su bebé. Hicieron lo mismo que con Zoey y luego Ana miró a Alec con pena.
-¿Que? ¿Son malos?- su cara de horror hizo que Anabeth calmara su rostro y le acariciara el brazo.
-No, querido. Ambos son niños diferentes, especiales. Ellos tiene poderes más fuertes que cualquier brujo en esta tierra. Combinando al Ángel y al mismísimo Lucifer. Pero no son amenazadores.
Aunque aquella frase calmó a Alec, él aún no entendía mucho qué sucedía.
-¿Podria explicarse?
-Claro, Cazador. Sus hijos son Brujos, los más poderosos podría decirse. Porque obtienen poder angelical y demoníaco. ¿Comprendes? No son ni buenos ni malos ya que tienen una mezcla de ambos bandos. Podrían mover cielo y tierra, porque su poder lo puede pero acabo de leer sus mentes y su futuro y sé que no lo harán. O no tiene el potencial para dañar este mundo. Su hija, Zoey, se ve muy promedio a Cazadora de Sombras cómo usted, pero ella tendrá magia, por lo cuál será más inteligente y rápida y obtendrá más ayuda. William está en un intermedio, él es quién tiene mayor poder, más que Magnus y que cualquier Brujo en este mundo. Pero es inteligente y es una buena persona, no hará daño.- suspiro y dejó a los niños junto a su padre Alex. - No es momento de presentarlos a La Clave, yo creo que deberían dejar que crezcan y que ellos sean capaces de defenderse sólos mostrando sus buenas habilidades. Claro que no le será fácil a La Clave aceptarlos, porque son diferentes a todo lo que se ha visto, pero yo creo que luego de ver que no son una amenaza podrán aprobarlos.
Una sonrisa enorme se formó en el rotro de Alexander y Magnus se acercó para abrazarlo. Estaban felices: sus hijos eran especial y a pesar de los poderes para ellos siempre lo serían. Pero además de eso, no eran malos, no significaban amenaza. Sus hijos eran una magnífica mezcla de ambos.
Se besaron, con amor, alegría, pasión... ¿Quien no estaría contentado en un momento así? Cuándo por fin habían logrado tener una familia de los habían arrebatado y ahora sabían que estarían bien. Bueno... Con todo lo que sus hijos podían hacer, iba a ser complicado criarlos, pero iban a hacer lo qe podían.
-Recomiendo...- comentó Anabeth provocando que los novios se separaran.- Que de vez en cuándo algunos brujos vayan a cuidarlos, tiene mucho poder y Magnus sólo no podrá contenerlos siempre. Necesitarás ayuda, y sé que no te gusta mucho, pero vas a tener que aceptarla esta vez. No es pars ti, es para aquellas dos criaturitas.
Sonrió con ternura. Ambos padres miraron a sus hijos y sonrieron mientras los dos jugaban entre sí. Magnus iba a cuidarlos e iba a hacer esfuerzos porque esa familia sea feliz, totalmente feliz.

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Bueeeeeno! Hola! Qué les pareció el cap? Les gusta lo que los bebés pueden hacer??
Sé que mucho estuvieron esperando este cap, y pues, aquí está! Gracias por leer y comentar y los mensajes. Me encanta ver cuánto les gusta la novela y espero que les siga gustando.
Les mando un abrazo lleno de amor,
-Lara Vázquez.

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