Capitulo 24.

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Mientras los niños eran llevados a una habitación en donde estarían a solas con Jace y Clary, aclarando quienes eran y ayudándolos a sentirse cómodos y con mejores atuendos, Janet estaba sentada en las escaleras, esperando a que los niños salgan y hablar con ellos... o tal vez ver a esa niña.
-¿Que haces aquí bonita?-habló el tío Simón con Max en brazos. La rubia levantó su vista y lo observó.
-Esperando a....
-¿Los niños? ¿Te ha parecido alguno lindo?- le levantó las cejas y ella frunció el ceño.
-¿Por que debería ser así? ¿No puedo simplemente querer hacer amigos?- y se paró, enojada, y corrió dentro de una habitación vacía y cerró la puerta de un portazo.
-Papi dijo algo malo e hizo enojar a Jane-et- comentó Max con tono de sorpresa y Simon lo miró de reojo.
-Será mejor avisarle a Izzy, parece que no soy bueno hablando con niños.
Max asintió y ambos se fueron a la cocina en busca de la mujer de la familia.

Alexander caminaba por las calles de la fría ciudad con bolsas. Había ido al mercado por comida y algunas cosillas. Había dejado a los niños en el hotel, solos. Prefería verlos ahí que en el peligro de la calle. Y estuvo en lo cierto, porque cuando doblo en aquella esquina vio a dos cazadores de sombras mirando alrededor y pudo esconderse a tiempo, en un pequeño callejón. Allí, tiro las bolsas y les puso una runa de invisible mientras se metía en un tacho de basura lo ma rápido y silencioso que podía. Preparo su oído para escuchar, y cuando los pasos se acercaron se quedó inmóvil.
-¿Tu crees que lo encontraremos?- oyó una voz y el otro río.
-Es un gay solo con dos niños, no debe ser ni la mitad de cazador de sombras que nosotros.
Ambos rieron mientras Alec rechinaba los dientes. Con los puños ya ardiendo, salió del contenedor y se tiró arriba de los cazadores de sombras.
-¡Lo encontramos!- grito uno, mientras Alexander le mandaba una piña en el medio del rostro. Él castaño calló al suelo y Alec se aseguró de que el rubio recibiera un buen golpe en sus partes íntimas. Tomando la espada Serafín, la clavó en la cabeza del rubio y recibió un golpe del castaño que lo dejó algo aturdido. En eso, el castaño logró salir corriendo y Alexander tembló del miedo. Lo habían encontrado.

Magnus, sentado dentro de un cuarto de vidrio, intentó moverse pero las cadenas alrededor de las muñecas y los tobillos se lo impidieron. Observó a los costados: dos guardias de la Clave lo miraban con desprecio. Suspiró fuertemente y esperó a la llegada de Sheila. Cuando está atravesó la puerta con agentes de la Clave y su esposo Robert Andrews, Magnus tembló.
-Dinos ahora dónde está tu querido esposo.
Un cuchillo pasó al lado de su rostro y todo su cuerpo se estremeció.
-Dinos donde están tus hijos- siguió el señor Andrews, apretando el filo contra su cuello, mprovocando muecas en el rostro del brujo y que pequeñas gotas de sangre salgan cayendo.
-¿Por que lo ocultas tanto? Tarde o temprano los encontraremos.
-No....- susurró entre el dolor y la debilidad.- Nunca lo harán.
-¿Que pasa si lo hacemos? Y los traemos enfrente tuyo. ¿Qué harás?
-Dejare....- suspiro mientras sentía dolor en los pies cuando Sheila le quemaba los mismos con encendedores. -Dejare que mis hijos se muestren, porque son inocentes.
Ambos se detuvieron a mirarlo. Con una cara de incredulidad, Sheila se le rio en frente.
-¿Inocentes? ¿Y por qué recorren el mundo?
-¡Porque son niños! ¿No lo han pensado? Tienen 3 años, obvio no saben usar bien su magia, obvio que....- suspiro, recuperó aire- No van a controlarlo, pero créanme, que podremos hacer que la controlen. La magia es un simple ir y venir. Tienen que confiar en nosotros...- agitado, cierra los ojos.- estamos diciendo la verdad.
-¿fugitivos dicen la verdad?...- dudó Robert, mirándolo de reojo.
-E-escúchanos...
Pero en ese momento unos guardias llegaron corriendo, diciendo que un ruso se encontraba en el instituto. Corriendo, un rubio apareció en la escena y Magnus forzó su vista para verlo hasta llegar a la puerta de su celda.
-¡LO ENCONTRAMOS! Me ataco, y mato a Turth.- grite excitado el chico ruso y todos voltearon a ver a Magnus.
-Creo que has perdido, Bane.

Un golpe provocó que Janet saltara de la cama y suspirara. Bajo de la misma y se acercó a la puerta. Abrió lentamente escuchando como la madera rechinaba, esperando encontrarse con el rostro de su tía, pero en vez de eso apareció la niña que la ponía un poco loca.
-¿Que haces aquí?- pregunto la rubia, dejando abrir totalmente la puerta.
-Yo.... quería saber tu nombre.
Janet se sorprendió de lo directa que podía ser aquella niñita.
-Sos... Janet. ¿Y tu?
La niña se refregó las manos y temblorosa comentó:
-Soy Camila.
Y ese día, fue en el que Janet se dio cuenta que su nombre favorito era "Camila".

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Hey hey, es más corto de lo común but, espero, de todo corazón que les guste. ❤️ gracias por todo, los quiero.
Lara Vazquez.

Forever.[malec] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora