Capitulo 25.

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Feliz Navidad y Año Nuevo a todos ❤️ gracias por seguir acá.

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Alec estaba destrozado. Llego al hotel aturdido, con miedo, sabía lo que se venía. Cerró la puerta de la habitación con los brazos llenos de comida y las cosas que había recogido de lo que había comprado. Su rostro se enmudeció.
-¿Alec?- se oyó la voz de Greg, y este vino caminando hasta donde estaba él. Aún se oían las risas de los niños que seguían jugando.
Alexander lo miro con miedo.
-¿Que pasó?- preguntó.
-Ya vienen. Saben donde estamos.
Greg le tocó el hombro y asintió lentamente.
-Debes correr, Alec. Ya es hora de irte.
-Es tarde. Van a encontrarme, Greg. Todo lo que Magnus hizo es...- lloriqueo. -en vano.
Greg lo abrazo.
-No lo es. Magnus hizo todo para mantenerte a salvo y lo logró. Estuviste a salvo Alec, pero ya es momento de afrontar todo.
-¿Los niños estarán listos?
-Lo están. Van a poder con esto. No te preocupes.
Alexander se secó las lagrimas y suspiró.
-Vendrán pronto, y cuando lo hagan no resistas.- le dijo el Cazador a si amigo. Este asintió.
-Estaremos listos.

-¿Janet?- la puerta se abrió y la niña abrió sus ojos. La tía Isabelle estaba allí en la puerta mirándola. -¿Como amaneciste linda?
-Bien...- se sentó en la cama a observarla. -¿Pasa algo?
Izzy se acercó y se sentó en el borde de la cama. Janet pudo divisar la figura de Tío Simon en la puerta.
-Encontraron a tu papá. A Alec.
El corazón de la rubia se detuvo por un Segundo. Su rostro se iluminó pero luego comenzó a preocuparse.
-¿Donde esta? ¿Que le harán a mis hermanos?
Isabelle observó a su novio y suspiró.
-No sabemos, linda. Pero supongo que tendremos que ir a Idris pronto, si?
-Estaré preparada. - dijo parándose y yendo a su armario para quitar la poca muda de ropa que tenia.
Isabelle sonrió melancólicamente y dejó a la niña sola en la habitación.
Janet quito toda la ropa y pensando en cómo estaría Magnus, y su papá Alec, a quien tanto extrañaba. Cómo estarían sus hermanitos Zo y Will. Suspiró con miedo de lo que los malvados de la Clave podrían hacerles. ¡Nadie lastimaba a su familia!
Unos golpecitos en la puerta se oyeron y Janet refunfuñó yendo hacia la misma para abrirla.
-Tia Izzy, ya entendí...- pero se callo en cuanto vio quien se encontraba del otro lado. Camila le envió una pequeña sonrisa. El corazón de Janet comenzó a ir demasiado rápido.
-Escuche que te vas.- dijo la voz de ella dulcemente. Janet suspiró.
-Así es. Me iré con mi familia... pero pronto volveré. Es decir... volveré al entrenamiento.
Camila suspiró y se pasó la mano por su cabello.
-Te estaré esperando.- dijo, jugando con sus manos nerviosa. Y se acercó rápidamente a Janet para darle un beso en la mejilla. La rubia ni se movió, incapaz de hacerlo. -Suerte.
Y simplemente se fue, dejando a una Janet confundida y atontada.

Magnus fue llevado por un pasillo largo. Estaba nervioso mientras los guardias guardaban silencio, y el camino parecía nunca terminar. Hasta que abrieron una puerta y frente suyo apareció su familia completa: Alexander, el amor de su vida, sentado junto a Janet, quien le tenía agarrada la mano y sus dos niñitos, William y Zoey.
Le quitaron las esposas y lo dejaron ir por su familia. En cuanto Alec lo vio se levantó del asiento y corrió a sus brazos. Cómo mono, puso sus piernas en la cintura del Brujo y este lo sostuvo feliz de al fin tocarlo, de al fin verlo. De tenerlo.
Se dieron un beso apasionante, lleno de cariño, amor y felicidad. Alexander tocaba su cabello, su cuello, su cara. Magnus tocaba su cintura, su espalda. Se habían extrañado horrores.
Pero entonces oyeron unas voces y el Cazador se bajó de su novio, para ver llegar a los niños. Los tres se acercaron e hicieron un abrazo familiar lleno de amor y de cariño.
-Bueno. Es hora de empezar el juicio.- declaró una voz que Magnus conocía muy bien. Sheila y Robert estaban allí.
La familia fue a sentarse todos juntos. Zoey se sentó arriba de su papá Magnus, con Will al costado, que estaba junto a Janet. Y para completar Alec abrazaba a la rubia.
-Bueno, el juicio de los Lightwood-Bane ha comenzado. Se los acusa por crear una nueva raza de Subterráneos combinados con Cazadores de Sombras. - pronunció Sheila con cara de pocos amigos.- También por huir de la Clave y esconderse. Primeramente, ¿Que hacen los niños?
-Bueno.- se aclaró la voz Magnus.- Nuestros hijos tienen poderes, como también habilidades de Cazadores de Sombras. Todavía no sabemos bien lo que pueden hacer, son niños, no queremos que los usen para probarlos, para usarlos como "ratas de laboratorio". Son solo niños, muy pequeños y queremos que vivan una vida normal, que crezcan con su familia y que vayamos viendo cuáles son sus poderes y habilidades.
Robert le dijo algo en el oído a Sheila.
-La Clave.- dijo ella.- No puede dejarlos sueltos por allí. No sabemos qué daño pueden hacer.
-Disculpen por involucrarme.- dijo Isabelle desde atrás, parándose y dándole sorpresa a todos. - Pero creo que los niños necesitan libertad y tiempo para crecer y luego, podrían venir a Idris, para ser supervisados por ustedes. Cuando ellos ya hayan crecido y hayan conocido sus poderes. También podrían ser entrenados tanto por Cazadores de Sombras como por Brujos y Subterráneos.
Sheila frunció el ceño.
-No podemos darles esa libertad, señorita Lightwood.
Pero alguien del jurado de La Clave se paró lentamente. Thomas Carlson.
-Yo creo que la propuesta de Isabelle Lightwood es buena. Sé, señorita Andrews, que usted quiere la protección de todos los cazadores de sombras, pero creo que así estaríamos todos contentos y sabiendo lo que estos niños hacen. Además de que ellos podrían seguir siendo ellos mismos y felices con su familia. Tal vez ellos no sean una amenaza. No nos adelantemos aún.
-¡Señor Carlson!- gritó una señora de la Clave, Dafne. - No puede decir eso, ¡no sabemos qué son!
-Coincido con el Señor Carlson, hay que ser compasivos, son nenes nada más y nada menos.
-¡Está bien!- gritó Sheila, callando a todos.- Haremos una votación. Levanten la mano los que deciden que los niños deberían quedarse aquí a ser supervisados.
Las manos de Dafne, Robert, Justo y Olga fueron levantadas, pero quedaban 5 personas más. El rostro de Sheila se enfureció pero la familia gritó, se emocionó.
Nadie se movió hasta que Sheila pronunció las palabras.
-Los niños son libres, serán supervisados y entrenados todas las semanas, y cuando cumplan sus 15 años deberán venir un año a Idris a probar sus poderes. Y esto queda registrado y marcado. La Clave lo aprueba.- dijo a regañadientes, pero hubo gritos de felicidad por el resto de la gente.
Después de todo, su felicidad sería dada y disfrutada.
Al fin, la familia Lightwood-Bane era oficialmente libre.

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