Deseos Inadecuados (Levi x Eren) [Fanfic Yaoi] 《Shingeki No Kyojin》

Capítulo XII

—Ya te traje la comida —avisé casi susurrando.

—¡¡¡AHHHHH!!! —gritó de manera dramática mientras se alejaba de mí— ¡¿¡¿¡¿¡¿Q-Q-Q-QUÉ PENSABAS HACER, PERVERTIDO?!!??!?!

Capaz si lo hubiese besado no hubiese hecho tal escándalo.

—Come —ignoré aquella pregunta.

—G-Gracias... —recibió desconfiado.

Segundos después, sonaron unos golpes provenientes de la entrada.

—Ese debe ser el doctor —murmuré.

Lo más seguro es que sea el doctor. No creo que alguien más venga.

Bajé las escaleras y me dirigí a abrir la puerta.

—¡Capitán! ¡¿Está Eren bien?! —exclamó Arlert parado firme en la entrada de mi casa.

Me puse a pensar y saqué la conclusión de que por culpa de Jaeger, ahora todos venían a mi casa.

¿Dónde carajo estaba el Dr. Suzuki?

—Pasa.

Odiaba que muchas personas viniesen a mi casa. La única loca a la que podía soportar era a Hanji.

—¡Sí, capitán! —gritó cerrando los ojos.

Nos dirigimos hacia mi habitación.

En parte no me molestaba del todo que él estuviese aquí. Después de todo, Arlert es el mejor amigo de Eren. Y si mal no me equivoco, además es su amigo de la infancia. Definitivamente su presencia le hará bien.

—¡Eren! ¡¿Estás bien?! —rugió apenas lo vio

Narra Eren.

¿Quién era este chico? ¿Cómo sabía mi nombre?

—Eh...

—¿Qué le sucedió? —preguntó el rubio.

—Resbaló en las escaleras y se golpeó contra la pared —respondió Levi.

—Eh... no te preocupes, me encuentro bien —sonreí con algo de pena.

La verdad es que no lo conocía. Pero, se notaba preocupado por mí. Luego me miró y sonrió.

—Por cierto, se acerca el cumpleaños del comandante Erwin y los chicos están planeando hacer una fiesta sorpresa —contó el rubio.

—Tsk.

—¡Oh! ¡Genial!

—¡Pueden venir si quieren!

El comandante Erwin siempre fue mi ídolo, desde que era pequeño. Puedo decir, que lo admiro mucho.

—¡¿De verdad?!

—¡Sí!

—¡Genial!

Ambos reímos.

Nuevamente, se volvió a escuchar golpes en la puerta de entrada.

—Voy —avisó Levi mientras salía de la habitación.

—Eren, ¿me recuerdas? —Me preguntó el rubio.

—Eh... bueno... en realidad, no, lo siento.

Él se entristeció.

—¡Pero, ya me caes bien! —exclamé intentando animarlo.

Y lo logre. Él volvió a sonreí.

—Buenas noches —saludó el doctor entrando—. Soy el Dr. Suzuki, mucho gusto.

—Oh, ¡hola! —respondió el rubio, del cual aún no sabía su nombre.