Capítulo XXI

6.3K 448 91
                                    

Por suerte, no entró.

Decepcionada, Mikasa introdujo su llave en la cerradura y sí logró abrir la puerta.

—Iré adentro —dije mientras los dos entrábamos.

—Hazlo rápido —alcanzó a susurrar.

Lo único que me importaba era volver a ver a Eren. Tal vez estaba asustado.

Caminé rápidamente hacia la siguiente puerta. Puse la mano en el picaporte, quité todos los seguros, introduje la llave en la cerradura, la cual entró, y giré tres veces hacia la izquierda. Finalmente, bajé el picaporte y así abrí la puerta.

Pude verlo. Estaba sentado en uno de los extremos de la pared abrazando sus piernas con la cabeza oculta en ellas.

Caminé rápidamente hacia él y me agaché.

—Eren.

Al escucharme, levantó la cabeza con sorpresa haciendo que pueda ver sus lágrimas.

—¡¿Capitán?! ¡¿Pero qué hace aquí?!

—¿Acaso no me esperabas?

Sostuve su mentón.

—Eren...

Sequé sus lágrimas.

—Capitán...

Sostuve sus mejillas.

—Tranquilo, ya no llores.

Lo miré a los ojos.

—Creí que me matarían, capitán. Pero eso no era lo que más me asustaba. Sino que me aterraba la idea de no verlo nunca más y al final no poder decirle que estoy enamorado de usted —confesó.

Aquello me dejó boquiabierto. Es decir, ya sabía lo que Eren sentía por mí. Sus sentimientos le salían hasta por los ojos. Pero no pensé que se animaría a decírmelo. Debía estar realmente asustado.

—También estoy enamorado de ti, Eren.

Miré sus labios.

—Pero, capitán, esto está mal.

—Eren, cuando dos personas se aman de verdad, los únicos que pueden separarlos son ellos mismos. Nadie más puede hacerlo.

Le acaricié la mejilla.

—Entonces, ¿podríamos estar juntos por siempre?

Le acaricié el cabello.

—Si lo deseas sí.

Lo agarré de la nuca.

—Capitán...

Lo acerqué a mi.

—¿Qué?

Rocé nuestros labios...

—Lo aprecio mucho.

—Tsk —sonreí—. Yo te amo mucho.

... y finalmente lo besé.

Fue el primer beso que le pude dar, y por suerte fue correspondido. Entendíamos lo que sentíamos. El amor que sentíamos el uno al otro.

Él es joven, pero estoy seguro que tiene en claro lo que siente.

Comencé a tocar por debajo de su ropa...

Hasta que alguien cerró la puerta.

—¡Capitán! —susurró Ackerman— ¡Ahí vienen los guardias!

Me alejé de Eren. No voy a decirles que lo hice rápidamente. Estaba muy concentrado.

Algo sobre lo que estoy seguro, es que Ackerman nos vio. Vio el beso. Vio mi mano debajo de la prenda de Eren. Vio mis labios en los de Eren. Vio mi mano derecha agarrar y acariciar la mejilla de Eren. Lo vio todo. Todo.

Eren también se alejó del susto. Capaz no fue por los guardias, sino por Mikasa.

—Tranquilo —Le susurré—. ¡Debajo, ahora! —Le ordené a Ackerman señalando la cama.

Entonces, Ackerman se agachó y se metió debajo. Yo hice lo mismo.

Ella atrás mío, y yo adelante de ella.

Y nos mantuvimos en pleno silencio.

—¡Ve a dárselo tu! —Se escuchaba de afuera.

—P-Pero...

—¿Vas a desobedecer a tu superior? ¡Es una orden!

—De acuerdo...

Entonces, pudimos ver a un policía entrar. Tenía una bandeja con un trozo de pan y un vaso de agua.

Se veía vulnerable y débil. Al parecer tenía miedo. Tal vez a Eren. Sí, definitivamente a Eren. Porque temblaba.

No me pareció correcto que le dieran un trozo de pan y un vaso con agua. ¿Qué era para que lo trataran así?

El hombre se aterrorizó más cuando Eren empezó a mirarlo a los ojos. Eso produjo que al soldado se le cayera la bandeja, derramando todo el agua.

O sea, que si él estuviese solo, hubiese pasado hambre.

Eren, tenemos muchas cosas por hacer; el cumpleaños del Comandante Erwin es mañana. Sé que quieres ir, y te dejaré hacerlo. Sé que él te mirará las nalgas pero yo lo abofetearé con la mirada. Nadie puede tocarte. No lo permitiría. Conociendo a los soldados, querrán tomarse algunos tragos. Haré que bebas nada más un tarro, Eren. Y luego que suceda lo que tenga que suceder. Y a la mañana siguiente despertarás con dolores de cadera.

¿No sería genial?

Luego iré a escuchar esa historia que Hanji me debe.

Pude notar como Ackerman salía de la cama.

—¿Qué haces? —pregunté molesto.

—¡Los malditos ya se fueron! ¡Saquemos a Eren!

Era cierto. Otra vez me había sucedido. Había dejado que mis pensamientos tomasen control de mi mente.

Salí de la cama también.

—¡Te sacaremos de este maldito lugar! —gritaba Mikasa en voz baja.

—Alto ahí. —Se escuchó una voz.

Volteamos y vimos al otro policía parado en la puerta apuntando a Ackerman con un arma de fuego.

—Nunca olvidaría cerrar la celda de un monstruo.

Maldición.

Vi a Ackerman. Estaba asustada. Había quedado en shock. Luego de unos segundos reaccionó y cambió su expresión a una furiosa.

Vi a Eren. Estaba asustado. Tenía miedo de que algo le pasara a su hermana. Al igual que ella, cambió su expresión a una furiosa.

Pude ver a Eren levantarse rápidamente, sujetar a Mikasa hacia él y lo mismo hizo conmigo. No esperó ni un segundo para morder la falange de su pulgar.

Yo no estaba, pero recuerdo que me habían dicho que Eren se encontró con una situación así antes. Solo que en mi lugar estaba Arlert.

Pude presenciar con mis propios ojos que era estar dentro de un estómago de un titán. Más bien, era estar dentro del esqueleto del estómago de un Titán.

La carne sólo se la presenciaba por la parte superior, en el rostro.

Pude ver como el soldado se iba corriendo con su compañero.

Joder, Eren. Has empeorado la situación.

—¡Tenemos que irnos! —gritó Ackerman— ¡Eren!

—¡Eren! —grité.

Fueron en vano los gritos. No recibimos ninguna respuesta...

Deseos Inadecuados (Levi x Eren) [Fanfic Yaoi] 《Shingeki No Kyojin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora