Capítulo 25

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Por alguna razón llegue muy rápido a la escuela, quizás tenía ganas de llegar temprano.

Vi inmediatamente a Saray y a Camila conversando.

-¡Saray!¡Camila!-Les grite, me miraron y me saludaron con la mano. Llegué donde ellas.

-Te ves alterada-Comento Camila.

-No quiero cruzarme con la mirada de Alejandro.

-No podrás evitarlo todo el tiempo.

-Ya verás que sí.

-¡Hola!-Grito Tomás que acababa de llegar.

-Hola-Dijimos las tres al unísono.

-Oye, Tomás, ¿te puedo preguntar algo?-Le pregunte.

-Claro.

-¿Te han rechazado?.

-Si, unas dos veces.

Sentí una mirada de furia.

-¿Quienes fueron las malditas?-Dijo Saray enojada.

-Unas amigas que tenía.

-¿Amigas?-Volvió a preguntar Saray muy enfadada.

-Saray, luego discutes-Le dije y retome mi conversación con Tomás.-Luego de ellas haberte rechazado ¿las buscabas?.

-Claro.

Nos quedamos sorprendidas.

-¿Para que se suponía que las buscabas?.

-Para tratar de conquistarla nuevamente, obvio.

-Alejandro me va a buscar. Pero si me intenta conquistar de nuevo, así mejor, al menos dejaré de estar enamorada de él imbécil de Jo...

-¿De qué están hablando?-Pregunto Johny apareciendo derrepente.

-N...n...nada-Tartamudee tirando del brazo a Camila y a Saray.

-Ese tipo es una vergüenza -Comento Camila señalando a Johny.

-Totalmente de acuerdo -Concordó Saray.

Subimos las escaleras rápido y llegamos a la sala. Inconsientememte lo primero que busque fue el puesto de Alejandro, estaba echado en el, agotado, parecía deprimido, ¿¡Que digo!? ¡claro que estaría deprimido! lo rechacé. Su cabello rubio caía lentamente en sus ojos celestes y en su piel blanca, soplaba los pequeños mechones que le llegaban a la boca y luego le volvían a caer en ella. Volteó su cabeza y se colocó mirando a la ventana de modo que no me permitía ver su rostro.

-Katherine...avanza-Me dijo Camila.

-Ah, claro-Dije y avancé.

Busqué mi puesto, nuestra profesora nos había retado más o menos al comienzo de el año y separaron las filas, así no tenemos compañero de banco.

Me dirigí a mi puesto y me senté, coloqué mi mochila y me puse a mirar a la pizarra.

Al rato después tocaron el timbre y llegaron Tomás y Johny. Luego de un rato llegó la profesora.

Al entrar la profesora suspiro, nos miró, y hizo algo que difícilmente podría colocar en la categoría de "sonrisas", no era novedad que la profesora estuviera así.

-Bueno días alumnos-Saludo.

Dijimos nuestro buenos días y nos sentamos.

Camila tenía que interrumpir la clase, pero cuando hizo la pregunta, la profesora sonrió malvadamente.

-No volveré a caer en sus juegos mentales -Susurro. De seguro ya nunca más nos hablará de su vida.-¡Haremos clases de verdad!.

Comenzó a hablar de Roma y esas cosas que daban mucha flojera aprender, para entretenerme me puse a cortar pedacitos de goma. Uno se me salió disparado hacia el puesto de Johny.

Corazones De Origami ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora