El día transcurrió bastante rápido; las clases se me hicieron llevaderas y el tiempo pasaba más deprisa de lo que yo estaba acostumbrada, ya estábamos a última hora, nos tocaba Plástica, la cual me parecía la más sencilla de aprobar de todas. Las clases se basaban en ir al aula de dibujo a hacer láminas que nos mandaba Sydney, nuestra profesora. Ella me caía muy bien la verdad, tendría alrededor de unos 29 ó 30 años, era bastante joven y divertida, las clases con ella eran para mí las mejores.
Abrí mi bloc de dibujo pasando las láminas que ya había terminado, teníamos que hacer el logo de alguna empresa que escogiésemos, era sencillo. Comencé haciendo el margen con lápiz y luego lo repasé con rotring.
Elizabeth se me quedó observando varios segundos, me sentí algo incómoda, no lo podía evitar y es que nunca me ha gustado que se me queden mirando mucho tiempo. Yo no apartaba la vista de la lámina.
—¿Ocurre algo?— Le terminé preguntando.
—Me tienes que decir dónde te compras la ropa, de todos los días que has venido toda la ropa que te he visto me ha encantado— dijo ella haciendo ademanes exagerados. Reí y me sentí aliviada de que su constante mirada no fuese por nada negativo, aún no me llevaba muy bien con ella y que de repente me mirase tan seguidamente me desorientó un poco.
—Pues en ningún sitio especial, casi todo lo que tengo es de Bershka, aunque a veces mi madre me trae algo de sus viajes de negocios. Por ejemplo, el collar es de Londres, siempre que puedo me lo pongo, es mi favorito.
—¿Londres? ¿Me estás vacilando? ¿Eres rica?— Dijo sorprendida.
—¡No, para nada!— Añadí riendo. —Mi madre tiene un buen trabajo, eso sí, pero lo que gana lo gasta mayoritariamente en ella, mis cosas me las pago yo, excepto en algunas ocasiones que ella me regala algo, y no suele ser muchas veces.
—¿Y cómo te pagas tú las cosas?— Preguntó más sorprendida todavía.
—Pues ahorrando; a veces cuando voy a visitar a mi abuela ella me deja algo de dinero, luego también guardo el dinero que me da mi padre cuando me toca con él...— Cuando me di cuenta de que estaba hablando de mi padre paré en seco, no hacía mucho de la separación de mis padres y no lo llevaba nada bien. Elizabeth pareció haberse dado cuenta y rápidamente cambió el tema.
—Pues un día tendremos que irnos juntas de compras, ya estás tachando un fin de semana en el calendario, que ese es para mí.— Dijo entre risas, paró un momento para tomar aire y prosiguió— Por cierto, ¿hoy ibas a casa de Liam, no?
Si sabía yo que este tema saldría sí o sí... y eso que ya prácticamente me había olvidado de eso, pero da igual, solo es un trabajo, nada más que eso, un trabajo, el cual trataré de acabar lo antes posible para volver a mi casa lo antes posible también.
—Sí, y entre nosotras dos, no me hace ninguna gracia. No le soporto, no le aguanto y no me cae bien— cada "no" sonaba más tajante que el anterior.
—En realidad no es tan malo, cuando le conoces te das cuenta de que es muy buena persona, aunque tiene mucho carácter y cuando se cabrea es mejor apartarse— dijo repasando con rotulador negro y una regla su dibujo.
—A mí me pasa lo mismo, quiero decir: cuando me enfado luego no hay quien me calme.
—Pues ya tenéis Liam y tú algo en común.
—Sí, que nos sirve para discutir sin parar— le dije dirigiendo la vista hacia Sydney, me quería asegurar de que no me estuviera viendo, cuando no me ve trabajar acostumbra a darme una breve pero pesadísima charla.
—Pues que quieres que te diga, yo creo que algo de ti le tiene que gustar, porque si no, no sería tan pesado contigo— argumentó.
—Pues que suerte tengo— susurré, aunque de todos modos Elizabeth me escuchó. —Oye, por cierto, siendo un poco... cotilla, salta a la vista que te llevas muy bien con todos los chicos de ese grupo, pero con Niall parece que te llevas mejor que con los otros— añadí riendo. Un largo mechón rubio se interpuso entre la lámina y el rotring, lo aparté y lo acomodé tras mi oreja izquierda y continué escuchando a Elizabeth.
—Dios mío... han sido tantas las personas que me lo han comentado— dijo riendo a la vez que suspiraba. —Para serte sincera, no sé qué somos; no sé si somos amigos, si estamos de rollos o si en algún futuro seremos... algo. Me gusta, sí, yo lo admito, pero nunca se lo diría.
—Yo menos— intervine.
—Me lo imaginaba. De verdad que ojalá pudiera decirle que me gusta, pero cada vez que voy a hablar con él me pongo muy nerviosa y termino por irme por las ramas.
—Pues que quieres que te diga, yo creo que algo de ti le tiene que gustar, porque si no, no sería tan pesado contigo— repliqué lo que ella me había dicho anteriormente y ambas esbozamos una sonrisa.
Sonó la campana, habían terminado las clases y consigo la semana. ¡Por fin había llegado el fin de semana! Aunque para ello todavía tenía que sobrevivir a Liam un par de horas.
Me despedí de Elizabeth antes de salir de clase, la verdad es que en lo poco que hablamos hoy nos ha dado tiempo para conocernos algo mejor, e incluso hicimos planes para salir de compras. Me encontré a Rebeca por el pasillo, ella salía de su clase de Física y Química, me miró y se comenzó a reír.
—Buena suerte— dijo riendo.
—Si es por lo de Liam, vale, ya lo pillo... ja, ja.
—Ya me contarás que tal te fue, ¿nos vemos mañana?— Preguntó sacando su BlackBerry de su bolsillo.
—¿Mañana? Oh, es verdad, que habíamos quedado para salir por la tarde. Claro, cuenta conmigo.
—A las cuatro en el Cuadrilátero.
¿El Cuadrilátero? No sabía que era eso, pero ya me enteraría.
Liam salió justo detrás de Rebeca, me sonrió ampliamente y me dirigió hasta la salida del instituto.
—¿Nos vamos?
—Qué remedio...— dije a regañadientes.
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Nothing → l.p
FanfikceGanadora de 8 premios en los WBSA. Conoce la historia de Sara Smith, una joven de 17 años que viaja a Madrid huyendo de su pasado, tratando de esta forma enmendar antiguos errores y rehacer su vida comenzando desde cero en un nuevo instituto donde c...