Capítulo 19 | Primera cita

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Había pasado la semana más rápido de lo que esperaba, era sábado y hoy  Liam y yo habíamos quedado para salir. Debo reconocer que me encontraba algo nerviosa, cada vez iba desapareciendo más mi miedo de que todo saliese mal y tenía más esperanzas en que quizá pueda surgir algo entre los dos.

Me miraba frente al espejo algo descontenta; había escogido lo que ponerme con cautelosa paciencia. Durante los primeros tres minutos que me vi me gustó como me quedaba mi antiguo jersey gris de Boy London junto con mi collar dorado favorito, unos leggins negros y mis únicas creepers negras, sin embargo cuanto más me veía, menos me agradaba. Quería estar perfecta para él... Dios, no sé como puedo ser tan cambiante; ahora de repente quiero que salgamos, cuando antes ni siquiera quería verlo. Creo que aquí la única que tiene un problema soy yo.

Dejé aparcados a un lado mis pensamientos y me acomodé un poco el pelo, el cual tenía algo enredado. Lo peiné con cuidado de no hacerme daño, aunque de todas formas algún que otro tirón me daba. 

Me entró un mensaje de Liam, me decía que ya estaba abajo esperándome. 

Dios.

Dios.

Dios.

Mis nervios se vieron aumentados considerablemente, lo cual provocó que dejase lo que estaba haciendo para darme el visto bueno en el espejo. Acto seguido cogí mi bolso y salí de casa disparada hacia el ascensor. Durante el trayecto trataba de no moderme las uñas y recordar que era una simple salida, bueno, simple no era... era una cita, ¿o no? Creo recordar que él dijo cita, sí, cita. No lo sé, pero ahí está él, en frente de mí y mirándome serio y... seductor.

Respiré hondo y le dediqué una leve sonrisa, apenas perceptible. Liam me observó detenidamente y alzó levemente las cejas.

—¿Pasa algo?— Pregunté bajando las escaleras de la entrada.

—No, no. Estás muy guapa— soltó sin más.

—Gracias— susurré sintiéndome algo más segura en lo que a mi aspecto se refería. —Bien, y, em... ¿a dónde vamos a ir?

—Pues son casi las nueve, así que podríamos ir a cenar a algún sitio y luego ya se verá— propuso abriendo la puerta de un lujoso deportivo negro, este brillaba incesante y alardeaba de precio con un acabado intacto.

Entré y me senté en el coche; los asientos eran bastante cómodos y confortables, el olor a cuero se hacía prominente en el interior del vehículo y había demasiadas pantallas a cada lado que miraba. No estaba segura de si estaba en un coche o en una limusina. 

Liam entró e inmediatamente introdujo las llaves encendiendo el motor del coche, en menos de tres segundos ya habíamos dejado bastante atrás mi edificio. Al parecer le gustaba pisar el acelerador... o incluso dejarlo encajado para no tener que frenar nunca.

Apreté mis dientes algo asustada, aunque trataba de contenerme, sin embargo no parecía servir ya que Liam me miró y se rió, aunque más que una risa resultó ser una sonrisa traviesa.

—Pues me estoy conteniendo— dijo aún con su preciosa sonrisa ahí presente.

—Qué detalle por tu parte— se me escapó una minúscula risa. 

Rápidamente busqué el cinturón de seguridad y me lo puse. La manera de conducir de Liam no me hacía sentir a salvo, precisamente.

No podía evitar mirarle de reojo mientras conducía con la vista fija en la carretera, se veía tan atractivo... Sus musculosos brazos controlaban el volante y la palanca del coche con fuerza y determinación. Dejaba al descubierto sus tatuajes, llegando las mangas de la camisa hasta algo más abajo de sus codos. Esa camisa negra de vestir tan ceñida le sentaba bastante bien, consiguió captar mi atención al instante, ya que no había un solo músculo de su cuerpo que no resaltase.

Nothing → l.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora