La playa estaba simplemente hermosa. Dejamos las cosas a nuestros padres y rápidamente empecé a correr hacia el mar tirando mi vestido en la arena e incitando a los chicos a venir conmigo. Las olas eran enormes, había viento y el clima era ideal, para pasarse el día en el agua. Mis amados mellizos y mi hermano no tardaron en seguir mis pasos. Y los cuatro juntos nos zambullimos y nos pusimos a jugar.
Como extrañaba esto, pasar un buen rato juntos y verlos sonreír. Este iba a ser un gran día.
No se cuantas horas pasaron hasta que salimos, arrugados y bronceados, estábamos agotados pero íbamos a ver a la bandas locales. Los chicos corrían en la arena y yo iba detrás casi con la lengua afuera.
Definitivamente, debo ejercitarme más.
Hasta que sentí unos fuertes brazos levantarme y me sonrojé al notar que me llevaba como si yo no pesara nada. Me recosté en su pecho y podía sentir los latidos de Pablo, que me miraba con ternura. Me sentía tan pequeña en sus brazos, y tan protegida a la vez. Cuando llegamos donde nuestros padres, pude ver como Benja nos miraba decepcionado, y automáticamente me arrepentí de haber dejado que Pablo me cargue.
Soy una idiota.
Fui hacia el, lo besé en la mejilla y lo abracé.
-¡Quiero que me cargues en tu espalda!-exclamé haciendo una mueca de niña caprichosa
-Por supuesto princesa-murmuró en mi oído y sentí como mi cara se tornaba roja.
No soy buena tratando de ahuyentar sentimientos, esto no ayuda mucho.
Cuando llegamos a la casa nos duchamos, yo primera porque saben que detesto esperar y no soporto la arena pegada a mi cuerpo. Mientras ellos se preparaban, me puse una falda y una remera de tiras, deje mi cabello suelto, como lo tengo ondulado no tuve que hacer mucho. Me maquillé, solo un poco.
Si me maquillo demasiado me siento un payaso.
Me dirigí hacia abajo para encontrarme con los chicos.
Madre mía,¡que guapos estaban!
Benja se había puesto un Jean con una camisa y unas vans y Pablo una Bermuda y una musculosa, también llevaba unas vans. Ambos a su manera estaban guapísimos. Mi hermano también, pero por obvias razones a el no le presté atención.
-¡Estas preciosa!-afirmaron al unísono los mellizos y se miraron con frustración, yo solo me sonrojé y les agradecí.
No tardamos en llegar al lugar, había personas por todas partes, tomando cervezas y tragos y una banda ya había comenzado su repertorio. Sonaban bien, aunque me gusta el rock, debo admitir que los ritmos bailables me gustan mucho.
Amo bailar, no importa ni dónde, ni con quien, ni quien esté mirando. En realidad, no me importa lo que la gente piense. Yo...disfruto mi vida.
Pedí un trago y comencé a moverme al ritmo de la música. Las demás personas no bailaban, solo escuchaban a la banda, por lo que muy pronto sentí muchas miradas en mi. Era la única bailando.
Tomé a los mellis de las manos y los hice dar una vuelta. Ellos rieron y me dijeron que estaba loca.
-Ustedes también van a bailar -grité. Y vacíe mi vaso de un solo trago. Los chicos me miraban sorprendidos.
-Tranquila, vas a embriagarte- exclamó mi sobreprotector hermano. Rodé los ojos y grité
-¡Es solo un trago Sebas, no seas aguafiestas! y el rodó los ojos también.
El no es mi padre, debe entender que pronto voy a cumplir dieciocho años y el no puede, ni debe decirme que hacer.
De repente alguien tapó mis ojos desde atrás
-¿Quién soy?-anunció como si su voz no me delatara su identidad
-¡Gustavo!¿Qué haces aquí?
-Paso mis vacaciones aquí¿recuerdas?-contestó
Nos reímos.-¡Vamos a buscar un trago!-grité. Con la banda sonando era imposible escucharnos
Cuando volvimos con los chicos, estaban conversando con unas chicas, que debo admitir, eran preciosas.Estaba celosa, claro.
-Hola-saludé, sin mostrar el mínimo interés en esas chicas.
Noté como me miraban de arriba a abajo como si yo no estuviera a su altura.Perras.
Los chicos me miraron y siguieron con lo suyo, enseguida me di cuenta de que estaban coqueteando con ellas.
Me enojé, por supuesto. Soy una niña caprichosa para estas cosas.
Y así sin más la perra que tengo dentro despertó.
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MI VERANO CON ELLOS © [Terminada, En Edición]
Historia CortaMel, de 17 años. Es extrovertida, aventurera y muy alegre. Toda su vida ha estado enamorada de sus dos amigos de la infancia, los mellizos Benjamín y Pablo. Son casi familia, pero las cosas cambiarán este verano, cuando ella descubra que no es la ún...