Ese día no salí de mi habitación, cada vez que alguien golpeaba a mi puerta, les decía que me dejen sola, que estaba con el periodo y necesitaba descansar.
Saben que cuando estoy en esos días es mejor no molestarme.
Necesitaba a mis amigas conmigo, necesitaba que alguien me escuche y me entienda. Realmente estaba muy confundida y triste. No quería lastimar a nadie, ¿pero acaso es justo para Pablo que este a su lado si quiero también a su hermano? ¿Es justo que lastime a Benja? De una cosa estaba segura y es que no me merecía el amor de ninguno de ellos. Mi cabeza era un desastre y pegada todo el día a ellos no iba a aclarar mis dudas.
Necesitaba alejarme de ellos un poco y la visita de mis amigas era la excusa perfecta.
No bajé a cenar, por primera vez, y a pesar de estar angustiada no quise comer.
Alguien golpeó a mi puerta y entró en la habitación antes de que pueda echarlo. Era Pablo
—Mel, estoy preocupado por ti—dijo sentándose en los pies de la cama—tienes que comer algo—rogó.
—No tengo apetito, no te preocupes por mi. Mañana estaré bien, solo necesito descansar.
—¿Pasa algo? Puedes confiar en mi¿sabes? Sé que algo pasa. Benja también se comporta extraño, estuvo todo el día en la playa solo y desde que llegó a aquí esta hundido en sus pensamientos—dijo intentando descifrar mi expresión.
—Te prometo que luego hablaremos, pero ahora realmente necesito estar sola. Gracias por preocuparte por mi, te quiero lo sabes ¿verdad?—dije besándole suavemente los labios.
—Yo mucho más hermosa, te dejaré dormir.No tardé en quedarme dormida.
Cuando desperté lucía fatal, mis ojos hinchados, ojeras, mi aspecto en general era malo. Pero debía reponerme, este día vería a las chicas y eso me iba a hacer bien, no iba a curar mis heridas pero si lograr olvidar cuanto duelen. Me di una ducha, me puse un vestido, recogí mi cabello en un nudo y maquillé mis ojeras, ahora mi aspecto había mejorado un poco.—Buenos días—anuncié mientras me unía a los demás en la mesa.
—¿Estas lista para ver a las chicas?—interrogó mi madre mirándome sospechosa como si supiera que algo no andaba bien.
Mis padres eran muy agradables, siempre se preocupaban por nosotros y se esforzaban por darnos lo mejor a mi hermano y a mi. Los amo tanto, no se que sería de mi sin ellos.
—¡Claro que si!—afirmé lanzándome a los brazos de mi madre como una niña pequeña, ella besó mi frente.
Al rato mi hermano, los mellis y yo nos encontrábamos en el auto para ir hacia donde ellas estaban. Mi hermano ya tenía licencia, así que el manejaba, por el espejo retrovisor mire hacia mis dos gran amores que se encontraban en el asiento trasero.
¿Cómo es posible que sean tan bellos? Aún luciendo tristes, se veían tan guapos. Los miré a ambos y les sonreí
—Me alegra ver que te encuentras mejor Mel—anunció Pablo sonriendome. El devolví la sonrisa y me recosté en mi asiento.
¿Por qué mi corazón no deja de doler?
Benja estaba sumido en sus pensamientos. No dijo ni una palabra mientras estábamos en el auto.
Llegamos a destino para encontrarnos con un hermoso hotel. Mande un mensaje a mi amiga Carla para avisarle de nuestra llegada. Unos instantes luego salieron corriendo hacia afuera como locas, saltando y gritando, como si no nos hubiéramos visto en años.
Como las extrañaba y que bien se sintió abrazarlas.
—Tenemos tanto que hablar, las he extrañado, perras—dije sonriendo. Unos minutos más tarde nos fuimos todos juntos a la playa.
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MI VERANO CON ELLOS © [Terminada, En Edición]
Short StoryMel, de 17 años. Es extrovertida, aventurera y muy alegre. Toda su vida ha estado enamorada de sus dos amigos de la infancia, los mellizos Benjamín y Pablo. Son casi familia, pero las cosas cambiarán este verano, cuando ella descubra que no es la ún...