Había pasado los últimos tres días con Pablo a mi lado, se sentía bien, me gustaba estar con el. Aún así algo estaba mal, algo en él me daba mala espina y cada vez que me topaba con Benjamín me dolía el corazón, sabía que no iba a poder olvidarlo.¿Qué estaba haciendo? Tenía que ser honesta con ellos y conmigo misma.
Mi cabeza estaba enfocada en la visita de mis amigas, saber que iba a tenerlas una semana aquí me hacía muy feliz, quería volver a mi vida normal, donde me la pasaba con amigos y me divertía, donde el amor no dolía y no era todo tan complicado.
Ese día al bajar a desayunar, el silencio me sorprendió.
¿Acaso no había nadie? ¿dónde estaban todos?
Mientras llamaba a los demás para confirmar si era la única en casa, me dirigí hacia la cocina para tomarme un café y me sorprendí al ver a Benja desayunando con sus auriculares puestos y el libro que le había regalado a un lado.
—¡Hey, dormilona!—me dijo sonriendo.
Su sonrisa tocaba mi corazón.
—Buen día, ¿Dónde están todos?—interrogué
—Se fueron de paseo y probablemente a almorzar, es el mediodía—dijo el
—Estamos solos—afirmó, bajando la mirada
—oh,bueno,¿hay café?—le pregunté.
Sentía como me sonrojaba ante la idea de estar a solas con el. Pero no podía olvidar lo que me había dicho. Todavía dolía.
—Sí, claro. Ven, siéntate conmigo—dijo señalando una butaca a su lado.
Desayunamos en silencio. Sin mirarnos. Hasta que el habló.
—Así que mañana las chicas estarán aquí, me alegra verte así. Te ves más linda cuando estás feliz—afirmó y me sonrió con ternura.
Oh aquí vamos corazón.
—Te quiero Benja, eres el mejor amigo que una chica puede tener. La mujer que se gane tu corazón va a ser muy afortunada—dije con un tono de tristeza en la voz.
Y no se de donde salió el coraje, pero lo que dije a continuación ni yo misma me lo esperaba—Me hubiera gustado tener una oportunidad contigo¿sabes? Desde pequeña siempre nos imaginé juntos. Eres como mi alma gemela. Lo que más quiero en este mundo es que seas feliz, te lo mereces más que nadie—dije y sentí como si me quitara un enorme peso de encima.
Me miraba boquiabierto, completamente sorprendido ante mi confesión, yo también lo estaba. Jamás imaginé decirle estas cosas.
El brillo que ví en sus ojos me indicó que había despertado algo en el con lo que acababa de decir y así sin más tomó mi rostro entre sus manos y dijo
—Te amo Mel, siempre te he amado y siempre te amaré. Eres tu mi alma gemela, el amor de mi vida, la única eterna dueña de mi corazón. El otro día te mentí, jamás te vería como algo de una noche Mel, pero mentí por Pablo, el me pidió mi bendición para estar contigo, dijo que te quería y no podía ser feliz ni seguir adelante mientras yo este en el medio, y prometí dejarte ir, le dije que no sentía nada importante y que no iba a meterme entre ustedes, y no sabes como duele Mel, no sabes como duele verte con el, tratarte con indiferncia y fingir que no me importa lo que te sucede, esta matandome. Nunca voy a dejarte ir, siempre te amaré en silencio, no puedo fallarle a mi hermano, el se ve feliz contigo y tu también. Yo...solo estoy de más aquí, pero siempre estaré aquí para ti, siempre voy a cuidarte—dijo mientras limpiaba las lágrimas que recorrían mi rostro.
No podía creer lo que me estaba diciendo. Sus palabras tocaron mi corazón y veía en sus ojos que todo lo que estaba diciéndome era tan cierto como lo que yo sentía, pero ahora estaba con su hermano, y sabia que lo correcto no era lastimarlo, quiero a Pablo y me hace feliz, no es justo que lo lastime ahora que el se esfuerza por hacerme feliz.
Me besó con fuerza, la sensación en mi pecho era algo de otro mundo y de un momento al otro nuestras lágrimas mojaron nuestro beso.
—El día que me negaste tus sentimientos y Pablo me invitó a salir, iba a confesarte mis sentimientos. Quería decirte que a pesar de estar confundida quería intentarlo contigo, porque el amor que siento por ti es el más fuerte, me impulsa, me llena y me acompaña desde el día en que te vi por primera vez. Siempre me imaginé contigo, esperamos demasiado para confesar nuestros sentimientos y ahora Pablo esta en medio y hace días elegí entregarle mi corazón. No quiero, no puedo, no...se ni que pensar. No quería que nadie salga herido y al parecer todos lo estamos—dije y concluí mi discurso con un tierno beso y lo abracé con fuerza. Ambos temblabamos. Y a pesar de lo doloroso que fué, sabíamos que era lo correcto.
Escuchamos el sonido de los autos y supimos que habían vuelto a casa. Salí corriendo al baño, me meti bajo la ducha y lloré, lloré como nunca antes, lloré por los tres.
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MI VERANO CON ELLOS © [Terminada, En Edición]
Short StoryMel, de 17 años. Es extrovertida, aventurera y muy alegre. Toda su vida ha estado enamorada de sus dos amigos de la infancia, los mellizos Benjamín y Pablo. Son casi familia, pero las cosas cambiarán este verano, cuando ella descubra que no es la ún...