Capitulo 12

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La luz del sol que entraba por la ventana me hizo abrir los ojos con dificultad

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La luz del sol que entraba por la ventana me hizo abrir los ojos con dificultad.

Nota mental, cerrar las cortinas antes de dormir.

La cabeza me dolía y me sentía fatal. Maldita resaca.

Mientras me regañaba mentalmente a mi misma por haber bebido, fijé mi mirada en el.
Su rostro al dormir era poesía, tan solo mirarlo y ver su cuerpo moverse al compás de su respiración me hacía suspirar.

¿Cómo puede ser tan guapo? ¿por qué todo es tan complicado? solo quiero que sea feliz, y yo...solo lo lastimo.

Yo...lo amaba, esta tarde iba a hablar con el. Tenía que confesarle mis sentimientos. Porque admito que amaba a Pablo, pero ellos son mis mejores amigos y son parte de mi vida, de mi niñez, de mi adolescencia y de mi futuro. O al menos eso espero. Pero mi amor por Pablo es diferente, el solo provoca que mi cuerpo reaccione ante el, pero Benja, el es mi alma gemela, y es mi corazón es el que reacciona ante él.
Iba a aclarar las cosas con ambos. Antes de que sea muy tarde y alguno de nosotros salga herido de todo esto. Estaba decidida.

Besé su mejilla y lo dejé dormir.
Después de ducharme bajé a desayunar, necesitaba una buena taza de café y una aspirina. Me sorprendí al ver que no había nadie en la casa, nuestros padres habían dejado una nota en la que decía que iban a navegar y como salieron temprano a la mañana, nos dejaron descansar. Sabían que habíamos llegado tarde a casa.

Sabía que Pablo dormía porque el era el más dormilón de nosotros y de ninguna manera iba a despertarse primero.
Escuché pasos en las escaleras y ahí estaba Sebas, con una enorme sonrisa en su rostro.

—Buen día, luces fatal hermanita—me dijo dándome un fuerte abrazo.

—Yo también te quiero—sonreí débilmente

—¡Quiero que me acompañes a comprar unas cosas!—anunció entusiasmado.

—Sebas estoy cansada—repliqué

—El aire te sentará bien, además hace tiempo que no compartimos un momento a solas y algo me dice que necesitas que alguien te ayude a dejar de pensar en los problemas por un rato—suspiró apenado.

—¿Quién eres y que haz hecho con mi hermano?—dije riendo y lo abracé.

—Claro que iré contigo. No creo que los chicos despierten temprano hoy—reímos.

Tomé mi morral, los lentes de sol y nos dirigimos hacia la peatonal, que debo decir estaba repleta de regalerias y tiendas de productos regionales y artesanales. Las personas iban allí a comprar recuerdo de su viaje, para sus familiares o amigos y para ellos mismos. Yo quería comprar algún recuerdo a mis amigas, que por cierto las extrañaba demasiado. Tenía que llamarlas y contarles todo lo que estaba pasando. No iban a creer esto.

No se cuanto tiempo pasó, pero creo que caminamos por horas. Compre dos pulseras para mis amigas. Un libro para Benja y una gorra para Pablo. Se los iba a entregar al llegar. Conocía muy bien sus gustos. Benja amaba leer y Pablo tenía cierta fascinación por las gorras rojas.

—Al fin te veo sonreír—dijo Sebas con una tierna mirada en su rostro. Y en el momento en que lo dijo mi sonrisa se desvaneció. Había olvidado por un momento mis problemas y con su comentario me hizo recordar todo lo que estaba pasando.

—Debes aclarar tus sentimientos Mel, esto es un desastre. Eres mi hermana y te quiero, y se que ellos te adoran, pero lo que se están haciendo los va a destruir a los tres y va a destruir una relación de toda una vida. Se que crees que no lo sé, pero paso casi todo mi tiempo con ustedes, no soy tonto. Se lo que pasa. Y creo que antes de tomar cualquier decisión deberías aclarar tu cabeza. Porque sabes que uno de los tres saldrá herido, es inevitable—dijo y sentí como mi cuerpo se tensaba.

El sabía y mi querido hermano para mi sorpresa, me comprendía y me estaba dando quizás el mejor consejo que iba a recibir este verano.

MI VERANO CON ELLOS © [Terminada, En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora