No se cuanto tiempo estuvimos afuera hasta que nos decidimos a entrar, luego de estar en la piscina hablando, por lo que parecieron horas, ya empezaba a amanecer así que nos fuimos a descansar.
Al día siguiente dormimos hasta el mediodía, había sido una larga noche, las chicas fueron a su hotel.
Desayunamos en silencio, y nuestras ojeras nos delataban. Nuestros padres se habían marchado temprano a la playa por lo que estábamos solo los chicos y yo en la casa. Pablo se veía fatal.
—¿Te encuentras bien?—murmuré y tomé su mano. La soltó y lo miré sorprendida.
Benja lo fulminó con la mirada.—Yo... Solo quiero estar solo, me iré a caminar por ahí.
¿Qué le pasaba?
—Esta bien—espeté y le sonreí débilmente.
Benja
Mi hermano se comportaba raro, tal vez simplemente se sentía culpable por su patética escena en la disco anoche, pero para mi, había algo más. Su mirada transmitía furia y a la vez tristeza. Tenía que hablar con él.
Cuando salió de la casa lo seguí y me puse en su camino.
—Pablo espera, quiero hablar contigo.
—¿Qué quieres?—la forma en la que me miró dolió.
—¿Qué rayos te sucede?¿Por qué te comportas de esa manera?
—No es asunto tuyo, ¿Por qué no vuelves a la casa y consuelas a Mel? Como anoche que la acariciabas mientras yo dormía, ¿pero sabes qué? Yo los estaba viendo, prometiste que no estarías en medio—sentenció.
—No es lo que piensas, estas loco. Ella es mi amiga y siempre estaré ahí para ella, si eso te molesta, deberás acostumbrarte a ello, hermano.
—Pues tu deberías acostumbrarte a que ella está conmigo, superalo ya. Ella me eligió a mi. Tu ni siquiera la quieres me has dicho. Así que déjanos en paz—dijo elevando el tono de su voz.
Nunca podré acostumbrarme a ello. Pero el tenía un punto. Yo prometí hacerme a un lado.
—Sólo cuidala por favor. Es Mel de quien estamos hablando, yo te dije que no iba a entrometerme y no lo haré, pero más te vale que no la lastimes.
—Ya déjame en paz—gritó y se fué corriendo.
No se porque reaccionaba así, pero cada vez estaba más seguro de que el lastimaría a Mel. A mi Mel.
Mel
Ese día pasé la tarde en casa con Sebas, Pablo se había ido y Benja se fué tras el. Ninguno de los dos había regresado aún y mis padres ya estaban en casa, realmente comenzaba a preocuparme, hasta que regresaron. Por algún motivo Pablo Lucía más relajado, pero Benja no se veía nada bien, en sus ojos había tristeza. Hablaría con él.
Al día siguiente nos reunimos con las chicas en la playa, el día estaba espléndido.
Cuando estuvimos a solas con ellas no pude evitar preguntarle a Carla acerca de mi hermano.—Debes contarnos que sucedió en la piscina—espeté.
—Tu hermano es Realmente dulce conmigo, siempre me ha gustado y por lo que me dijo yo le gustó también. Esta noche saldremos juntos.
—Wow, me alegro por ustedes. Se ven bien juntos—dije y le sonreí. Victoria parecía estar sumida en sus pensamientos, su rostro serio e indescifrable.
—¿Y qué es lo que pasa contigo?
—Solo estoy cansada, es todo—dijo ella.
No le creí, claro.
—¿Qué harás esta noche? Ambas podrían dormir en la casa, Carla saldrá con Sebas y tu te quedas conmigo y miramos una película o hacemos algo juntas.
—Si, me parece buena idea—dijo ella. Le sonreí.
Esta noche tendría la oportunidad de hablar con ella y saber porque se comporta así.
Cuando volvimos a la casa decidí ducharme y recostarme por un rato a escuchar música. Las chicas no vendrían a casa hasta la noche.
Mis padres hoy estarían navegando y teníamos la casa para nosotros. Yo iba a aprovechar el momento para hablar con Vicky. Mi hermano y Pablo jugaban al pool y Benja probablemente leía un libro o miraba televisión.
Ni siquiera me di cuenta pero me quedé dormida unos minutos.
Me desperté al sentir una caricia en mi mejilla.Pablo estaba sentado en la cama a mi lado, mirándome dormir. La expresión de su rostro me resultó adorable.
—Hola preciosa.
—Hola guapo—sonreí.
Se recostó a mi lado y apoyó su cabeza en mi pecho.
—Alguien podría entrar—espeté.
—La puerta tiene cerrojo Mel.
Había olvidado el cerrojo.
—Oh, bueno ¿y que haces aquí?
—Quería hablarte, me he comportado como un idiota Mel, perdóname. No debí actuar de esa manera cuando bebí, ni debí tratarme mal ayer. No me acerqué a ti porque la culpa de haberme comportado como un idiota estaba matándome. Quiero que empecemos de nuevo y me des la oportunidad de mostrarte que puedo hacerte feliz, yo... Estoy enamorado de ti Mel, quiero que seas mi novia—dijo mientras yo lo observaba con los ojos como platos, boquiabierta. No pude evitar sonrojarme.
Es tan adorable conmigo. Quería darle la oportunidad. Quería que sea feliz. Quería que seamos felices juntos. No dije nada, solo comencé a besarlo.
Nos devoramos los labios, sentía su lengua enloquecida en mi boca.
Que sensación más agradable.
Se colocó encima de mi y podía sentir el latido de su corazón contra el mio. Respirabamos con dificultad y empezamos a rozar nuestros cuerpos.
La fricción que aquello producía me hizo estremecer, sentía mi cuerpo arder ante su posesión.
Me besó el cuello y luego me dió pequeños besos en el rostro, con sus manos acarició mis senos.
Mientras me retorcía ante su tacto clavé mis unas en su espalda y el dejó escapar un gemido.
Nos sacamos las remeras. Su torso desnudo era un poema.
Sentía mucho calor en el sur de mi cuerpo y podía sentir su erección presionando contra mi.
La sensación era embriagadora, me estremecía con aquello. Mi cuerpo lo necesitaba, lo pedía, con urgencia. Quería que pase, estaba lista.—Pablo, detente. No tenemos protección.
Sonrió y volvió a a devorar mis labios.
—Eso no será problema, déjame ir hasta mi habitación y traeré un condón enseguida. Asenti. Cuando lo vi salir no pude evitar pensar si esto era realmente correcto.
¿Estaba lista para esto? Mi cuerpo lo pedía a gritos pero ¿y mi cabeza? No estaba segura. No podía hacer esto. No mientras tenga a Benjamín en mi corazón. Le diría que no estaba lista a Pablo cuando regrese.
El ruido de la puerta me hizo sobresaltar y por esas cosas de la vida había olvidado tapar mi cuerpo. Estaba con un short y en la parte de arriba solo me cubría el sostén y estoy segura que estaba roja porque mis mejillas ardían como el infierno y al mismo tiempo que vi su oscura melena entrar a la habitación y sus ojos miel mirándome con absoluta tristeza, sorprendido y decepcionado por completo, vi a su hermano con su melena rubia y su torno desnudo entrar con un condón en la mano.
Esto no puede estar pasando.
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MI VERANO CON ELLOS © [Terminada, En Edición]
Short StoryMel, de 17 años. Es extrovertida, aventurera y muy alegre. Toda su vida ha estado enamorada de sus dos amigos de la infancia, los mellizos Benjamín y Pablo. Son casi familia, pero las cosas cambiarán este verano, cuando ella descubra que no es la ún...