Capítulo XLIV: La Desaparición

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Doña Esmeralda, sabía quien era la verdadera Reina, según ella, la mismísima Reina se quito la mascara y la corona frente a ella, pero ella juro guardarle el secreto. Nadie nunca se entero de lo que la cómplice de la reina le había hecho aquella noche que no había electricidad en la casa, ella prefirió no contárselo a nadie para no alarmarlos, solo les entrego la carta que le había dejado, aquella que alertaba que uno de los amigos del alma iba a desaparecer; o bien iba a ser asesinado o iba a desaparecer por cuenta propia, de lo que si se sabía era que La Reina tenía que ver con esa desaparición.

Aimara estaba muy alerta con eso, coloco cámaras de seguridad en todas partes de la casa, ya no podía dejar  que ese asesino se siguiera saliendo con la suya, pero La Reina era muy astuta y todo lo hacía a la perfección. 

Los amigos del alma decidieron reunirse de nuevo, para dejar las cosas bien claras, Ricarda les decía: -¿Quien de ustedes se esta saliendo de control?, ¿Quien mando esta maldita carta?, ¡Yo se que fue uno de ustedes!, digan de una buena vez que es lo que se traen entre manos.

Laura muy molesta dijo: -A mi no me gusta este tipos de juegos estúpidos, Estelita yo se que tu eres la maldita reina, ya deja de una buena de vez de hacer esas cosas, por favor no tienes sentimientos.

Estelita ofendida respondió: -Yo no soy el asesino, ¡además yo estoy embarazada y no me entraría un vestido como ese! 

Marcos enseguida le dijo: -Claro por eso envías a Julio disfrazado, de seguro el es tu cómplice y esta tratando de despistar a todos.

-¡Cállate Marcos!, mi esposo y yo jamás seriamos capaces de matar a alguien. le respondió Estelita

-¡Porque mejor no culpas a tu hermano Cesar, Marcos!-Dijo Robinson- Quizás el quiere sacarte de por medio para quedarse con Gilary.

¡No van a comenzar a pelear de nuevo! yo mejor me largo, no me importa quien de ustedes se muera, igual así es mejor, uno menos que sabe el secreto. -Dijo Laura marchándose 

-Bueno si así lo quieren esta bien, lárguense todos y después no anden llorando lagrimas de sangre cuando La Reina acabe con todos. -Dijo Marcos molesto, después se marcho con Laura.

Marcos aun seguía muy triste o amenos eso hacía creer, porque se estaba dando cuenta de que Cesar estaba muy enamorado de Gilary y el ya parecía un impedimento para que ellos pudieran estar juntos, así que decido ir a una vieja capilla que quedaba en los campos de cebada de las empresas para hablar con Dios y ver que le aconsejaba, luego de que Doña Esmeralda se salvo de aquel infarto, Marcos volvió a creer en el.

Cuando llega a la capilla, Marcos se arrodilla frente a un crucifijo que estaba colgando en la pared, con lagrimas en sus ojos comenzó a decirle: -Señor estoy aquí, no te sorprendas, el que una vez perdió la fe en ti porque lo llamaron injustamente el asesino de la reina hoy esta aquí, hablándole a una imagen tuya -lagrimas corrían por sus ojos- Señor, se que no soy muy bueno hablando contigo, ni pidiéndote cosas, pero esta vez quiero que me ayudes, Cesar mi hermano esta enamorado de Gilary, la mujer que se suponía con la que me quería casar, pero yo he hecho muchas cosas malas en esta vida y Gilary no se merece un hombre como yo, pero lo que no puedo aceptar es que ellos me engañen así que mientras lo hagan a escondidas, no les voy a dejar el camino libre y perdóname si estoy equivocado, pero yo hace un par de meses volví a estas tierras a hacer algo muy importante, vengarme de todos y hasta que no lo cumpla no voy a descansar en paz.

Marcos estaba tan entretenido llorándole a la imagen de cristo crucificado que no se había dado cuenta que La Reina estaba parada detrás de el con un alambre en sus manos, cuando el siente la presencia de alguien detrás, voltea la mirada poco a poco, pero La Reina rápidamente le paso el alambre por el cuello y comenzó a ahorcarlo, Marcos trataba de luchar contra ella para que lo soltara pero era inútil golpearla cuando le presionaba en cuello con un alambre y su respiración se desgastaba era casi imposible, Marcos dejo de luchar con ella y de un momento a otro cuando ya estaba casi sin respiración, la empujo, ella cayó sobre un banco de la capilla, Marcos comenzaba a toser, pero La Reina era muy astuta y saco un pañuelo lleno de éter que le puso sobre su nariz para desmáyarlo, la vista de Marcos comenzó a ponerse un tanto borrosa y su voz comenzó a sonar agitada pero aún así el le dijo: -¡Maldita desgraciada!, tu no eres la verdadera reina, tu eres su cómplice y solo eso, jamás vas a poder ser como ella porque te falta mucho, y procura matarme porque si salgo vivo de esta, ¡juro que te mató yo!; esas fueron las palabras que alcanzo a decir Marcos luego se desmayo, La Reina o mejor dicho su cómplice lo agarró por los pies y comenzó a arrastrarlo, esta reina no tenia tanta fuerza como su maestra, así que lo llevo arrastrado hasta las barracas , ella comenzó a quitar unos barriles de cerveza que tapaban una pared de ladrillos, ya ella tenía todo calculado, derribo la pared y había como una especie de cuarto clausurado por 4 paredes, ella metió a Marcos dentro, al rededor de el le coloco muchas velas blancas encendidas en forma de circulo, le colocó una nota entre sus manos y salió de allí, después La Reina comenzó a batir una mezcla de cemento para sellar la pared con los ladrillos, y así lo hizo, sin compasión alguna dejo a Marcos encerrado en esas 4 paredes de ladrillos sin salida, solo con la luz de las velas, era como si lo hubiese enterrado vivo; después que sello todo se encargo de poner todos los barriles de cerveza donde iban y limpió el lugar para no dejar evidencia, La Reina cómplice había aprendido mucho de su maestra o maestro y no se podía dejar atrapar tan fácil.

El Fantasma de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora