Capítulo LIV: Una Nueva Busqueda

32 9 0
                                    

Rápidamente instalaron en el hospital a Doña Esmeralda, por suerte lograron estabilizarla, pero estaba aún en estado de coma. Al parecer La Reina no quiso matarla del todo, solo aplico una pequeña porción del veneno, era muy poca, quizás matarla no era su objetivo, pero algo si se sabía y es que la vida de Esmeralda corría peligro.

Después de la perdida de la pequeña Lady, los doctores deciden dar de alta a Estelita, esta estaba muy mal, parecía que su estabilidad cerebral estaba empeorando de nuevo, esta vez Estelita del Toro creía que su hija no estaba muerta, y fingía que una de las muñecas que le habían regalado era ella; Julio la veía tan mal que decidió internarla de nuevo en el psiquiátrico por su propio bien.  

Cesar había invitado a Gilary a la orilla del río, cuando Gilary llego se maravillo tanto con una sorpresa que le había preparado Cesar, este había hecho una especie de corazón con puras orquídeas azules, una botella de champagne estaba al lado, y muchos bombones de chocolates.

-¿Te ha gustado? -Dijo Cesar- Bueno eso creo, porque has quedado sin palabras.

-Por supuesto que me ha encantado -Respondió Gilary- Tu eres tan dulce, Cesar, que a veces pienso que no merezco ser tu esposa.

-No digas eso mi reina, nos merecemos mutuamente y por eso hoy he preparado algo muy especial para nuestra primera vez juntos.

-¿primera vez juntos? -pregunto Gilary- ¿Te refieres a hacer el amor?

-bueno yo creo... -Cesar suspiro- ¡Creo que acabas de acertar!; ya vamos para un mes de casado y nada de nada, pues ya creo que estamos listos.

-Cesar, aún no estoy preparada -Bajo la mirada hacía el río y continuo diciendo- por favor dame tiempo, aún me siento culpable por Marcos.

-¡Que Marcos ni que nada!, -Dijo Cesar un tanto molesto- ¡Marcos esta muerto mi amor!, en este mundo solo estamos tu y yo, y ambos nacimos para amarnos para toda la vida.

-¡Yo lo se Cesar!, pero solo te pido un chance ¿si?, por favor no te enojes amor, yo te juro que cuando este preparada te voy a hacer el hombre más feliz del mundo.

Cesar le dijo: -Gilary, solo espero que cuando llegue ese día no sea muy tarde. -se dio la media vuelta

Gilary saltó sobre su espalda y dándole besos en su cuello le dijo: -Eso jamás va a pasar mi príncipe, yo te amo un infinito de infinitos y te juro que te voy a hacer el hombre más feliz del mundo.

-Cesar la cargo entre sus musculosos brazos, le dio un beso con sus delgados labios y dirigiéndose hacía el corazón y la botella le dijo: -Tu si sabes enamorarme Gilary, tu eres la mujer que siempre soñé, ahora disfrutemos de esta burbujeante bebida solo para nosotros dos.

Gilary y Cesar bebieron tanto, que se quedaron dormidos a la orilla del rió, el cantar de los pájaros y el sonido del arroyo quizás fue música de cuna para ellos.

En la mansión Aimara llegó con todos sus policías esta vez decidida de encontrar el escondite o guarida de La Reina, ese asesino debería tener un lugar donde esconderse cuando lo perseguían o también pudiese ser un lugar donde escondía sus vestidos y todas sus armas para matar.

Laura que venía bajando las escaleras sin saber lo que pasaba dijo: -Pero que clase de estupidez es esta Aimara, que tan bajo has caído es que tu piensas que un asesino como ese va a esconderse en un lugar como su propia casa.

-¡Si! -Dijo Aimara- porque un asesino como ese le gusta jugar al misterio, y también le gusta jugar con las mentes de todos, por eso Laura te tengo en la mira y te juro que si un día yo llego a atrapar a La Reina y al quitarle la maldita peluca y la mascara me encuentro con tu rostro, te juro que no te voy a tener compasión y te aseguro que jamás vas a salir de la cárcel.

En eso más atrás venía Anastasia y defendiendo a Laura dijo: -¡No te permito que hables así de Laura Aimara!, mi amiga no es una asesina, aquí la única incompetente que no hace bien su trabajo eres tu, porque dime ¿cuanto tiempo llevas tratando de atrapar a La Reina?, ¿un año?, ¿dos años?, ah un momento creó que es más.

Aimara no se quedo callada y dijo: - Pero que sorpresa le llegó defensora a la culpable, pero hasta se ven bonitas juntas, todo un perfil para ser las asesinas, Laura la maestra, y Anastasia la cómplice que hace todo lo que su patrona le diga, pero dime Laura ¿por que últimamente no has aparecido y has dejado que tu cómplice lo haga todo?

-Yo no necesito recibir ordenes de nadie y tampoco soy una asesina -Dijo Anastasia- y tranquila Laura solo ignora hasta burla de policía porque ella lo que quiere es buscar sospechosos donde no los hay.

Laura y Anastasia pasaron por un lado de Aimara diciendo en voz alta y un tanto sarcásticas: -¡Con permiso!, tenemos que hacer algo muy importante.

En ese preciso instante Robinson y Ricarda, llegan a la mansión con unas carcajadas nada normales, parecía que estaban contándose algo que les causaba mucha risa, pero Aimara los interrumpió diciéndoles: -Siento quitarle la gracia a este momento señores, pero por si no lo saben, vinimos con una orden de un abogado para buscar en toda la mansión y las Cervecerías de la Rosa la guarida de La Reina, porque si es un asesino planificado debe tener una.

Ricarda se puso un tanto seria y apretando fuertemente la mano de Robinson dijo: Aja señorita Aimara, ¿y eso que tiene que ver con nosotros dos?, por mi busque hasta en el mismísimo infierno si usted quiere.

Aimara respondió: -Ah un momento me esta hablando en serio o en metáfora, porque si más no recuerdo "El Infierno" es donde La Reina tenía secuestrado a Marcos.

-Déjala Ricarda, déjala que se muera de la duda, si ella es tan profesional como dice serlo, ella sola la va a encontrar, solo quiere hacernos molestar y el día esta demasiado hermoso como para dañarlo. Dijo Robinson

-Si tienes razón cosita. Dijo Ricarda volviendo a soltar sus carcajadas

Gilary y Cesar también venían entrando a la habitación y cuando vieron a Aimara y a todos los policías en la casa, Gilary corrió hasta ella y le preguntó: -¿Que pasa Aimara?, ¿le paso algo a Doña Esmeralda?.

-¡No!, nada de eso -Dijo Aimara muy tranquila- Doña Esmeralda sigue igual, aún no sale del coma, pero esta estable.

-Gracias a Dios, no sabes el susto que nos diste cuando vimos todos esos policías en la casa. Dijo Cesar

-No muchachos, La razón por la que vengo es porque tengo una orden para buscar por todos los rincones de la mansión y sus alrededores, la guarida secreta o escondite de La Reina, algo debe tener donde esconderse ese asesino, pero no pasa de esta semana que lo encontremos.

-Me parece muy bien -Dijo Cesar- Ya es hora que busquen todo lo que tiene que ver con ese asesino, ya estamos cansado de sus injusticias.

Gilary añadió: -Nosotros confiamos en ti Aimara, no nos defraudes.

-Gracias chicos, ustedes son los únicos en esta casa en que se puede confiar -Dijo Aimara muy segura- así que yo les prometo que voy a atrapar a ese asesino, y ahora díganme algo ¿donde andaban ustedes dos cuerdas de pajaritos?, porque están todos llenos de grama y salpicados de agua.

Gilary vio a Cesar un tanto ruborizada y le dijo a Aimara: -Si vieras lo que me hizo Cesar, es un hombre maravilloso, lo amo.

Cesar solo la miro a los ojos y la beso.

-Pues no quiero saber que te hizo -Dijo Aimara de un modo sarcástico y riéndose- ¡esas son cosas de parejas!

Gilary le dio una palmada suavemente por el brazo y le dijo: -¡Ay Aimara!, no pienses esas cosas chicas, entre Cesar y yo no ha pasado absolutamente nada.

-Si, pues, yo te aviso -Dijo Aimara más sarcástica- casi un mes de casados y me vas a venir con ese cuento; bueno a mi eso de todos modos no me incumbe, voy a seguir haciendo mi trabajo, cualquier movimiento extraño ustedes dos van a hacer los primeros en saberlo.

-Te lo agradeceríamos Aimara -Dijo Cesar tomando a Gilary del brazo dirigiéndose a su habitación

El Fantasma de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora