Capítulo LV: El Reto

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La vida de Julio cada vez se hacía más triste, su esposa ahora estaba internada en el psiquiátrico, el solo le pedía a Dios que la sanara, pero quizás Dios no lo había escuchado. Un viernes por la tarde Julio se dirige al Psiquiátrico a visitar a Estelita, con la esperanza de verla un poco mejorada, pero cuando el entra a la habitación, la encuentra vestida totalmente de negro con un velo de encaje muy oscuro, en sus brazo tenía la misma muñeca que ella solía simular que era la pequeña Lady, Julio al verla así no pudo contener sus lagrimas así que solo fue hasta ella y la abrazo: -¿Como estas mi amor? -Dijo Julio un poco angustiado por la salud mental de Estelita- ¿me puedes explicar por que estas vestida así?, ¿y por que tienes esa muñeca en tus manos?.

Estelita lo miro fijamente y le respondió: -Te equivocas mi amor, no es una muñeca es nuestra hija -se quedo pensando- no, no es nuestra hija, ¡porque nuestra hija esta muerta!, yo estoy segura que fueron ellos, ellos la mataron para vengarse de mi.

-¿de que hablas mi amor?, ¿quienes son ellos? -Pregunto de nuevo Julio preocupado

-¡Los amigos del alma! -Respondió Estelita un tanto alterada- Ellos son como la sombra, ellos están en todos lados, ellos son una maquina de misterios, ellos hacen todo lo que Estefanía y Marcos les digan.

Julio se había dado cuenta que Estelita estaba peor, pero aún así parecía coherente lo que le decía y para no alterarla le seguía hablando de manera corriente: -Mi amor, pero si Marcos esta muerto al igual que Estefanía, ¿como va a hacer eso posible?, tu tienes que descansar mi amor, tienes que mejorarte, tu estas muy mal. 

Estelita se enfureció mucho y quitándose el oscuro velo le dijo: -¡¿Tu piensas que yo estoy loca?!, ¡Yo no estoy loca! -Comenzó a pegarle con la muñeca- Lárgate de aquí, tu también eres uno de ellos, ¡lárgate y nunca regreses!

Julio rápidamente se levantó y dejo a Estelita sola en la habitación blanca de paredes acolchonadas, pero antes de irse se quedo unos minutos observándola por una pequeña ventanilla que tenía la puerta.

Mientras tanto en el hospital, Doña Esmeralda aún seguía sin reaccionar, los médicos estaban haciendo todo lo que estuviera a su alcance, pero aun así Esmeralda no lograba salir del coma.

En la mansión y en los campos de cebada, Aimara continuaba con la búsqueda de la supuesta guarida de La Reina, llevaban días y noches en la búsqueda, pero al parecer el asesino era tan astuto que sabía muy bien donde esconderse.

Gilary y Cesar estaban viviendo su amor como nunca, eran la pareja más hermosa que se había podido ver en el pueblo de San Sebastián. Gilary había elegido  un lugar cerca de los campos de Cebada, para darle una sorpresa a Cesar, esta había elegido una hermosa posa con una catarata que caía en ella, los salpicados de agua eran abundantes, que el agua comenzaba a tomar un color entre azul y rosado.

Cesar llegó con un ramo de orquídeas azules, como era de costumbre para sus citas con Gilary.

-¡Las orquídeas nunca las dejas! -murmuro Gilary riéndose- Creo que te ves muy guapo.

Cesar respondió: -Como se que a ti te encantan las orquídeas mas que yo, te las traigo, para que a menos ellas te diviertan cuando yo te aburro.

-No seas tonto, tu nunca me aburres, es más tu eres el ser que mas me divierte en en el mundo -se acerco y entrelazando sus brazos sobre su cuello lo beso- eres el mejor esposo de la historia de los esposos

-¡Pues te creeré! -dijo riéndose- ¿y para que me has traído aquí?, a esta hermosa catarata, ¿piensas ahogarme?.

Gilary se acerco lentamente a el, le quito las orquídeas lanzandolas a la posa y tomándolo por los brazos y acercándose a su boca le dijo: -¡Si!, pienso ahogarte, pero con mis besos, con mi amor, quiero ahogarte con todo mi ser.

-Si es así, entonces quiero morir ahogado. -Dijo Cesar, tomando a Gilary por la cintura y lanzándose al agua. Cesar y Gilary se besaron con mucha pasión, fue su primera vez juntos, Gilary siempre había querido que fuese algo romántico e inolvidable, y Cesar se encargo de que lo fuera.

Después de hacer el amor, ellos salen del agua y se sientan en una enorme roca que sobresalía de la pequeña posa, Cesar comienza a platicarle cuanto había deseado ese momento, Gilary comenzó a decir: -Hoy quiero que hagamos una promesa. -Tomó la mano de Cesar y la puso sobre la de ella- Quiero que pase lo que pase vamos a estar juntos, ni el peor ser humano nos va a separar, ¿pase lo que pase juntos?.

-¡Prometido! -Dijo Cesar dándole un beso en su frente- ni el peor ser humano, ni La Reina, ni los recuerdos, nada nos va a separar, ¡nada!.

Cesar y Gilary regresaron a la mansión todos mojados, Anastasia que estaba sentada les dijo: -Hay que ver que ustedes son bien descarados, ustedes divirtiéndose y yo muriéndome de la angustia aquí en esta casa.

-¿pero que paso Anastasia?, ¿paso algo grave? - pregunto Cesar un poco angustiado.

-La Reina mando una amenaza para ustedes dos. -Contestó Anastasia dirigiéndose a ellos- La Reina acaba de mandar una nota diciendo que si ustedes no detienen la investigación de Aimara, ella va a acabar con su matrimonio con algo mas duro que la muerte.

-¿Qué?, pero esa reina desquiciada se esta volviendo cada día más loca, a nosotros dos no nos va a separar nadie Anastasia, ¡nadie!, nosotros estamos unidos por algo más que el amor. -Dijo Gilary un tanto nerviosa.

Derrepente Laura apareció por detrás y les dijo: -Yo que ustedes, le haría caso a La Reina, hasta ahora ella ha demostrado que es capaz de cumplir lo que dice.

-Eso es verdad. -Dijo Anastasia- La Reina es muy peligrosa, y ustedes dos hacen muy linda pareja para que un asesino tan loco como ese venga a arruinar su futuro.

-Pues, se va a quedar con las ganas porque no vamos a dejar que ella dañe nuestro matrimonio, ni mucho menos vamos a detener la investigación de Aimara.

Ricarda venía con Robinson de las Cervecerías, Anastasia y Gilary los pusieron al tanto de todo, pero ellos también concordaban con Ana y Laura, Robinson trato de convencerlos que detuvieran la investigación diciendo: -Es mejor que le hagan caso, nadie sabe, que tiene La Reina pensado para ustedes dos.

Ricarda angustiada le dijo: -Ay ellos tienen razón hija, yo no quiero que tu te quedes viuda por segunda vez, mira que eso después va a dar mucho de que hablar de ti, ¡Ay no!, imagínense que después a mi me digan todos en el pueblo que mi hija es una viuda negra, ay no eso sería como vivir en mi propio infierno.

-Por favor mamá deja de decir esas cosas, y deja tus dramas hazme el favor. -Dijo Gilary un poco molesta.

-Aquí nadie tiene razón -Dijo Cesar- déjenme decirles que nosotros no vamos a detener nada, y si La Reina o su cómplice están aquí presente, pues les digo que no les vamos a dar el gusto, y que haga lo que haga, a mi esposa y a mi no nos va a separar.

Todos los amigos del alma se sintieron muy ofendidos, pero Gilary y Cesar no le quisieron dar el gusto a La Reina, así que se retiraron y los dejaron hablando solos. 

El Fantasma de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora