Capítulo VII: La Sentencia

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Luego del desprecio en la lectura del testamento que le hicieron a Marcos , decidió irse a una casa al final de los campos de cebada, no una mansión como la de los Maldonado de La Rosa, sino una pequeña y vieja casa pero estable, con solo un par de tejas rotas que hacían entrar algunas gotas de lluvia cuando llovía, las paredes eran verdes obscuras que con el paso del tiempo solían verse de un gris desvanecido, las puertas de madera y los vidrios de las ventanas estaban un poco agrietados pero si mucho mejor que la horrible celda de prisión donde vivió durante 20 largo años.

Sin embargo, no sólo Marcos estaba molesto, en la mansión habían muchas personas que no estaban de acuerdo con el resultado que dejó el testamento.

Ese mismo día todos los amigos del alma, como de casualidad, desaparecen y la mansión queda totalmente sola, a excepción de Berenice, la nana, que estaba cocinando pero al escuchar que en la sala cae algo, ella corre a ver qué había sucedido y cuando llega, ve una corona similar a la de la señorita Estefanía, que había caído de las escaleras de la mansión y a su lado estaba una monedita de San Sebastián, ella sorprendida dijo: -¡DIOS MIO QUE SERÁ ESTO!.

En la mansión las luces empezaron a titilar, en ese apaga y enciende; la nana Berenice voltea hacia las escaleras y ve la silueta de una persona con un vestido y una corona, ella grita y dice:-¡Ave maría purísima!, es el fantasma de la señorita Estefanía, pero muerta de susto le pregunta: -¿Qué quieres?

La Reina baja las escaleras y la nana dice: -¡Tú no eres ningún fantasma!, ¿Quién eres?.

La reina la mira fijamente y Berenice dice: -¡Ya se!, eres Laura, por favor mija, no me hagas daño, yo te juro que seguiré guardando tu secreto, yo sé que tú no estás de acuerdo porque el viejo ese no te dejó nada, sólo una simple llave.

Además la nana Berenice le dice: -¡Laura! No me hagas nada por favor, ya te dije que yo guardaré tu secreto, yo no le diré a nadie que tú fuiste amante del viejo Octavio por todos estos años.

La Reina se lanzó encima y comenzó a ahorcarla, Berenice como pudo se soltó, y comenzó a gritar: -¡AUXILIO! Pero no sirvió de nada, porque es imposible escapar de las garras de la horrible Reina.

Nana Berenice muerta de miedo le dice a La Reina: -Laura, ¡¿Eres capaz de matar a tu propia madre?!, yo te juro que nadie sabrá la verdad, que yo soy tu madre, pero déjame por favor.

La Reina furiosa le dispara y nana Berenice queda abatida en el piso, cuando Berenice estaba desangrándose, La Reina le da una nota que dice: -"Tu sabías lo que decía el testamento y aun así no hiciste nada para deshacerte".

Nana Berenice en su lecho de muerte dice: -Laura te vas a arrepentir de todo esto, mataste a tu propia madre, ni siquiera Dios podrá perdonarte. luego su mirada se quedó fijamente en un solo lugar, mientras veía como la Reina subía por las escaleras y poco a poco una sombra negra fue invadiendo sus parpados , hasta que por fin su alma terminó de abandonar el cuerpo. 

El Fantasma de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora