Capítulo LXI: El Anuncio

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La Reina tenía días sin atacar, quizás no quería levantar sospechas, Aimara estaba muy adentrada en el caso, que ya casi la descubría, pero era imposible atrapar a un asesino tan inteligente o quizás a dos.

Un Viernes por la noche cuando Marcos llega a la mansión de ir a ver a Doña Esmeralda, la cual aún no daba signos de volver a la vida, Marcos llega y están todos sentados en la mesa, listos para cenar.

-Marcos, adelante, siéntate. Dijo Ricarda invitándolo a comer.

-No gracias, no tengo hambre, tengo otras cosas más importante que hacer. Entonces se retiro.

Después que termino la cena todos se fueron retirando de la habitación uno a uno, Anastasia y Julio se había escapado al despacho para hacer de las suyas, a los amantes pasionales quizás no les fue muy bien o mejor dicho a Julio, porque Ana había puesto tres cámaras en diferentes ángulos del despacho, para grabar el acto y enviárselo a Estelita como parte de su venganza hacía ella.

En el oscuro pasillo que estaba afuera del despacho, se oía el rose de los cristales de un vestido, ese sonido solo podía ser el de La Reina, La Reina estaba husmeando por toda la mansión, al escuchar los sonidos orgasmicos de Anastasia, decide abrir poco a poco la puerta, sin que ellos, se dieran cuenta, pero La Reina quedo tan sorprendida, que sin querer se tropezó con un jarrón que estaba en un pedestal al lado de la puerta. -¿Quien esta ahí?. Preguntó Julio un poco preocupado.

-No es nadie mi amor, ven ahora continua con lo tuyo.

-¡No Anastasia!, yo estoy seguro que alguien nos esta espiando. Dijo Julio colocándose el pantalón.

-La Reina rápidamente, se sujeto el vestido y salió corriendo, Julio al asomarse por la puerta se dio cuenta de que no había nadie, pero estaban los pedazos de cerámica del jarrón tirados en el suelo.

Julio comenzó a preocuparse porque sabía que alguien los había visto, eso era fenomenal para Anastasia, pero para el no, cuanto deseaba Anastasia que fuera sido Estelita quien los viera, pero no se imaginaban que había sido nada más y nada menos que la gran Reina. Julio se termino de vestir y preocupado se fue a la habitación, cuando llega se lleva la sorpresa de que Estelita no estaba en la cama. -¡Dios mio!, si Estelita no esta aquí, es porque ella fue quien nos vio. Se dijo Julio así mismo.

3 Minutos después entra Estelita un poco nerviosa y despeinada, Julio con miedo le pregunta: -Por Dios mujer, se puede saber ¿donde estabas tu?.

-Esta no es hora de hacer preguntas, tenía sed y baje por un vaso de agua. Dijo Estelita aún más nerviosa, acostándose en su cama.

-Julio trato de sacarle alguna palabra, para saber si fue ella quien estaba detrás de la puerta, pero Estelita simplemente se hizo la dormida.

Al día siguiente...

Temprano por la mañana Laura iba a tomar un baño, cuando toma su toalla cae una carta, ella decide abrirla y ver que dice, cuando la abre se da cuenta que entre comillas decía: "La Reina" Laura comenzó a preocuparse y comenzó a leer. " Para mi Querida Laurita; Laura, tu y yo tenemos muchas deudas pendientes, creo que ya es hora de cobrarlas, tu me debes un gran favor, y ya es hora de que me lo pagues, tu sabes perfectamente que lanzaste a Isabel por las escaleras, luego yo la agarre y la disfrace para que todos creyeran que fui yo, pero ya es hora de limpiar mi memoria, prepárate Laura, para el regreso de Isabel. "

Laura al leer eso, arruga la hoja y la lanza en la papelera exclamando fuertemente: -¡Maldita Reina!, tu no me vas a volver loca, Isabel esta muerta, muerta, muerta, y no me voy a dejar chantajear contigo. Luego de eso olvida su ducha y comienza a guardar toda su ropa en una maleta: -Desgraciada, yo no voy a ir a la cárcel, no, ¡tu si eres una criminal, yo no!. Laura pretendía irse de la casa, pero tenía que esperar el momento más apropiado para hacerlo.

El Fantasma de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora