Capítulo XXXIII: El Velorio

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Todo estaba tan triste en San Sebastián, el día estaba muy parecido al de cuando Estefanía murió, gris y muy nublado. Todos los amigos del alma estaban un poco tristes o eso hacían creer a los demás, Cesar si se encontraba devastado con todo esto que estaba sucediendo en la mansión, el asesino y todos sus crímenes.

En uno de esos tantos llantos,Cesar estaba sentado en una silla frente a la ataúd de Isabel, en eso llega Laura vestida totalmente de negro y un velo similar al de la viudas que guardan luto en su corazón y su alma y se dirige a Cesar: -¿Estas muy triste verdad?, lo siento mucho que La Reina halla matado a Isabel.

-Estoy tan devastado, Isabel era mi amiga, últimamente comencé a confiar en ella y ella en mi, la vida es tan injusta cuando comienzas a querer a las personas te la quita y eso no se vale. Respondió Cesar con lagrimas en los ojos 

-La vida es así -Le colocó la mano en la espalda- Pero Cesar, tienes que darte cuenta, que la vida sigue, y no puedes estancarte en una persona que esta muerta, ya no la vas a volver más, sigue tu vida, lucha por las empresas ¿no es eso lo que quieres?.

-Las empresas para mi son muy importantes -Contestó- Pero hasta que no sepa quien es La Reina no voy a vivir en paz, y te juro por mi amiga Isabel que tarde o temprano la voy atrapar, y me vengare de todo lo que ha hecho.

-¿Tan importante era Isabel para ti?. Preguntó Laura con voz sarcástica

-Pues -Respondió  Cesar con lagrimas cayendo por su mejilla y apretando sus labios contra su blanca dentadura- Ella me confió un gran secreto y por eso le tomé confianza.

-¿Qué secreto?. -preguntó Laura muy asustada- ¿El secreto de ella y Ricarda?

-¿Tu lo sabías?, hay que ver que todos ustedes son tan misteriosos, no me sorprendería que cuando atrape a La Reina me duela más porque es uno de ustedes.

-Si yo lo sabía, pero por favor Cesar ¡No le cuentes nada a nadie!

-Yo ya se lo había prometido a Isabel. Respondió

Laura muy nerviosa solo pensaba en Ricarda, hasta que se armo de valentía y le dijo a Cesar: -¿Tu te ibas a casa con Isabel?, ¡respondeme con sinceridad por favor!, ¿tu y ella eran amantes?

-¡Por favor Laura, respeta!, estamos frente a su ataúd y creo que merece respeto, Isabel era mi amiga solo eso. Respondió Cesar

-¿Ah no?. -Dijo Laura- ¿Entonces como me explicas que de noche ella entraba en tu habitación?.

Cesar dijo: -¡Isabel estaba muy deprimida por el secreto que ya sabes Laura!, ella quería contárselo a todos, pero por el bienestar de todos le dije que esperara que ya era suficiente con La Reina

-Pues no te creo -Respondió Laura alterada- Ustedes eran amantes, ella mismo me lo confesó.

-Seguro te lo dijo para amargarte Laura, deja de decir esas cosas, Isabel quería que yo me casara contigo, ese era uno de los motivos por el cual también iba a mi habitación. Respondió Cesar en voz alta

Laura estaba conmovida por eso, no pensaba que Isabel fuera capaz de hacer algo así, solo en su mente tenía tatuada la imagen de Isabel cayendo por las escaleras; Isabel trato de unirla con Cesar y ella la mato pensando que se lo quería quitar; su mente comenzó a invadirse de ese feo momento en la escalera y se decía así misma: "No puede ser mate a Isabel injustamente".

Solo un rato de silencio invadió el momento hasta que Laura dijo: -Tengo que irme Cesar, necesito estar sola.

Laura se fue del cementerio muy aturdida por sus pensamientos que venían una y otra vez, en su mente escuchaba la voz de Isabel diciéndole: "me mataste"

Todos los amigos del alma, se despedían de Isabel, lanzadole rosas blancas sobre la ataúd.

Al llegar todos a la mansión, Laura ya estaba allí en su habitación, Ricarda como siempre entró sin tocar: -¿Laura se puede saber por qué te viniste antes de que enterráramos a Isabel? preguntó Ricarda

-Solo me sentí muy mal es solo eso. Respondió muy nerviosa

-Pues no te creo Laura yo se que algo pasa, ¿por qué estas nerviosa?

-Yo no estoy nerviosa Ricarda y deja la preguntadera, en cambio con lo que te voy a decir tu si estarás nerviosa. Dijo Laura con sarcasmo

Ricarda respondió: -¿Por qué tengo que estar nerviosa? yo no oculto nada y tampoco soy La Reina.

-Ay Ricarda no es eso, deja ya de decir esas estupideces, compórtate seria por una vez en tu vida. Dijo Laura un poco molesta.

-Bueno tu sabes que yo soy un poquito bruta chica y pensé que me ibas a preguntar si yo era La Reina y pues no lo soy, ¿bueno aja que es eso que me va a poner nerviosa?. preguntó Ricarda

-Prepárate Ricarda porque lo que te voy a decir, no te dejara dormir por varias noches.

-Bueno echa para afuera y deja el suspenso. Dijo Ricarda

-Isabel le contó todo a Cesar, ya el sabe tu gran secreto. dijo Laura un tanto nerviosa

-¡¿Qué eso no puede ser?! -comenzó a decir Ricarda-. Si eso se sabe voy a perderlo todo y eso no puede ser, ¡maldita Isabel, tenías que abrir tu bocota antes de morirte!

Laura dijo: -Y eso no lo es todo Ricarda, vas a perder lo mas sagrado para ti, ¡tu hija!

¡Nooo! -Exclamó Ricarda- Gilary es mi hija, solo mía y no la voy a perder por un estúpido secreto.

-Tu sabes que sera así, y no puedes hacer nada Ricarda. Aseguró Laura

Ricarda salió de la habitación muy nerviosa, en sus ojos se notaba tristeza como si fuese perdido algo muy valioso, entonces entró a la habitación de Gilary y abrazándola le preguntó: -¿Hija, tu me vas amar pase lo que pase?

Gilary respondió: - Por supuesto mamá, nuestro amor es infinito y siempre estaré contigo ¿pero a que se debe esa pregunta?

-¡A nada mi pequeña!, a nada, solo que quiero saber cuanto me amas y ya veo que es infinito te amo por siempre mi niña. Dijo Ricarda abrazándola con lagrimas en sus ojos. 

El Fantasma de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora