Capítulo IX: La Aparición del Heredero

80 12 4
                                    


A la mansión llega un auto negro con vidrios oscuros, y de él baja un joven muy apuesto,con unos ojos tan azules como el cielo, cabello rubio que se podía comparar con el oro, su piel blanca donde se apreciaban algunas pecas, llevaba una camisa negra tan ajustada a su musculoso cuerpo, que junto a su estatura de 1.80cm lo convertía en el delirio de muchas mujeres del pueblo, con paso apresurado llega a la puerta y toca, abre Doña Esmeralda y le pregunta: - ¿Quién es usted?

Él le responde: -¡Mucho gusto! mi nombre es Cesar, hijo natural de Octavio Maldonado de la Rosa.

Doña Esmeralda indignada le dice: -Usted no es ningún hijo de Octavio, los hijos de Octavio son mis hijos y yo no lo recuerdo de haberlo tenido a usted, así que no es bienvenido a esta casa, ¡Lárguese ahora mismo de aquí!.

Cesar, muy educadamente la empuja, entra a la mansión y exclama:  ¡Waoo! esta mansión es mejor de lo que imaginaba.

Al escuchar el alboroto, Ricarda enseguida baja de las escaleras a seducirlo, que de tal manera si él se casaba con ella, ella podría ser la dueña de todo, pero él la rechazó y le dijo: ¡Qué le pasa señora compórtese!

Ella ofendida le dijo: ¡Qué le pasa! a mí nadie me rechaza, desde allí Cesar le cayó mal a Ricarda.

En ese entonces Gilary la hija de Ricarda caminaba por los campos de cebada y ve a una mujer hermosa ella le grita: -¡Chica espera!, pero la joven caminaba y caminaba pero no se detenía, Gilary continuaba siguiéndola, la chica la llevó hasta el final de los campos, dónde fue el concurso de la señorita Estefanía, aun se conservaba la tarima pero con el agua de la lluvia estaba bastante destruida, la chica se detuvo allí, y Gilary le dice: Chica aguarda ¿Quién eres tú?.

La extraña chica se da la vuelta, y Gilary al verla dice estas palabras: ¡Dios mío! ¡Eres tu Estefanía!, ¡Estas viva!.

Pero era solo el fantasma de Estefanía que quería mostrarle el lugar y desapareció.

Gilary muerta de miedo sale corriendo hasta la mansión y decidida de no contarle nada a nadie.

Mientras tanto en la Mansión llegan todos los amigos del alma, incluyendo a Marcos.

Cesar le dice: -Es un placer conocerlos a todos, pero ahora yo soy el dueño de todo junto con mi sobrina Amanda ya que su madre murió, y todo esto es de nosotros hasta que alguno de los dos muera.

En eso se apagan las luces, cuando las encienden en el puesto de Amanda aparece una monedita de San Sebastián

Isabel con mirada de sospechosa dijo: -¡Dios santo! ya creo saber quién es la próxima víctima.



El Fantasma de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora