HUMANOID "00" [YoonKook]

-04-

La semana empezaba. Yoon Gi se despertó totalmente despeinado porque a su pequeño gato se le había ocurrido dormir sobre la misma almohada donde él apoyaba su cabeza. Dio algunas vueltas antes de conciliar el sueño, pero lo logró.

Era temprano, lo bueno de ese día era que no hacia tanto calor como otros. Se levantó con mucha dificultad por su ya característica pereza y se preparó para ir a clases. No abandonó su casa sin antes comprobar que el robot seguía en su lugar. Estaba enloqueciendo con sus propias ideas de que despertaría en cualquier momento.

Salió y fue en dirección a la universidad. Quedaba un poco lejos, pero tomando el transporte estaba en menos de diez minutos. Odiaba tener que ir siempre hasta la ciudad, le molestaba el ruido de todo; los autos, las publicidades, la gente hablando en voz alta, sin mencionar que todos iban con sus aparatos electrónicos por la calle, sin prestar atención. Parecía que poco a poco la misma sociedad se estaba transformando en uno de esos artefactos que adquirían. Era ridículo.

Cuando llegó se encontró con un pequeño revoltijo de alumnos discutiendo sobre algo que a él, claramente, no le interesaba. Pasó entre medio de todos, porque obstruían el libre paso al interior del lugar. Todos se giraron a mirarlo y uno de los chicos, lo llamó.

—¡Ey, Min!

Yoon Gi rodó los ojos y se giró lentamente, hasta que su mirada chocó con la del otro chico. Era Jung Ho Seok, uno de sus compañeros más cercanos, de los pocos que tenía.

—¿Qué...?

—Mira, Jong Dae se compró esto—le quitó el aparato a otro chico y se lo mostró—Está de puta madre.

Yoon Gi observó el aparato que su compañero escandaloso le mostraba. Era una especie de teléfono que proyectaba hologramas, no entendía la emoción. De la pantalla salía una especie de muñeca y empezaba a hablar sobre todas las anotaciones de la agenda del chico.

-A las 13:30, tiene un almuerzo programado con su compañero Min Seok. A las 13:50, tiene usted una clase de computación en el aula número 4...-

La muñeca seguía hablando, Ho Seok parecía divertirse por la voz tan distorsionada que emitía el aparato, pero Jong Dae se lo había quitado de las manos, bastante molesto, por burlarse de su pequeña adquisición, la cual no le costó mucho. En realidad era una baratija.

—Oye...—se quejó Ho Seok—Es divertido escuchar su voz, no seas aguafiestas.

—Si te parece tan divertido, cómprate uno tú mismo, imbécil—le respondió Jong Dae, con el ceño fruncido.