HUMANOID "00" [YoonKook]

-07-

Yoon Gi miró su reloj, esperando que no fuera demasiado tarde como para llamar a su madre y decirle que no podría ir hasta su casa porque tenía algo importante que hacer. La mujer le envió un mensaje apenas entraron a la casa. Quería que fuera hasta la ciudad para ver algunos artículos que le había comprado como regalo. Seguramente chatarra. Y pensó bastante qué tipo de respuesta darle, ya que ella era sensible y a la mínima se ofendía porque su hijo no quisiera visitarlos.

—¿Dónde dejaste al humanoide, Yoon Gi? —preguntó el rubio mirando alrededor de la sala para encontrar al chico robot.

—Está en mi cuarto.

El rubio asintió y entró en la habitación de su amigo en busca del humanoide. Lo encontró sentado en una esquina, en esa posición tan recta y derecha.

—Aquí estás...—sonrió y lo agarró para levantarlo y llevarlo hasta la sala.

Lo dejó en el sillón, tumbado boca abajo para volver a inspeccionar su nuca. Debía haber un lugar donde aquella tarjeta fuera introducida. Pero por más que rebuscó con sus dedos, pasándolo por la piel, no encontraba nada.

—Yoon Gi...—lo llamó.

—¿Qué pasa?

Yoon Gi envió un mensaje a su madre, excusándose con cualquier cosa y se acercó hasta el rubio. Lo miró esperando que le dijera algo y luego miró a su humanoide.

—No sé dónde se mete la tarjeta—torció la boca, fastidiado—En su nuca no hay nada más que la marca de fábrica. Así que supongo que debemos buscar por su cuerpo.

—Está bien...—dijo el castaño dudoso.

Levantó de nuevo al humanoide y lo sentó. Llevó sus manos hacia la camisa negra y empezó a desabotonarla hasta que le descubrió por completo el torso. Yoon Gi lo observó maravillado, era como un cuerpo real, estaba marcado con unos pocos músculos, no eran exagerados, pero tenía una figura definida y además, era bastante pálido.

—Veamos—Nam Joon paseó su mano descaradamente por todo el pecho hasta el abdomen. Luego inspeccionó su espalda—Joder, podrían haber dejado el manual aunque sea...

Yoon Gi no quería tocar al robot, se sentía extraño con tan sólo ver a su amigo tocarlo de esa manera, como si estuviese acariciando el cuerpo. Le perturbaba un poco.