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Otro día caluroso amenazaba con arruinarle el día a Yoon Gi

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Otro día caluroso amenazaba con arruinarle el día a Yoon Gi. Era viernes y por suerte no tenía clases ese día ya que la universidad había decidido cerrar por reformas de aulas, había problemas con las conexiones y dado que la gran parte de todo se manejaba con eso, no tuvieron más opción. Su amigo lo había llamado nada más haber recibido en su cuenta bancaria toda la cantidad de dinero que necesitaban para comprar esa maldita tarjeta y así, activar al humanoide.

Su teléfono sonó repetidas veces, pero no lograba encontrarlo. Estaba tirado en la cama, con el aire acondicionado encendido y leyendo unos apuntes. Miró debajo de la cama y dio con el aparato. Lo agarró y contestó.


—¿Qué pasa?


—¡Yoon Gi! —gritó el rubio al otro lado de la línea— Acabo de comprar la tarjeta por internet. Ya deposité el dinero. Pero hay un problema...


—¿Qué problema...?—preguntó preocupado.


—La compra debe retirarse, no hay opción de envío—dijo seriamente—Nunca retiré una compra personalmente, estoy acojonado...


—¿Y por qué lo estás? —Yoon Gi no entendía la preocupación, suponía que no sería algo tan peligroso ¿o sí?


—Pues porque después de que hice el depósito el tipo que vende la tarjeta me llamó y me dijo que fuera al distrito 60...¡El puto y jodido distrito 60!


—¿Y dónde mierda está eso? —preguntó Yoon Gi, enojado porque no estaba entendiendo nada.


—Está a una hora de la ciudad. Es un lugar peligroso, joder. ¿En qué mundo vives?


El lugar era una zona alejada de la ciudad, incluso más alejada que el barrio donde Yoon Gi vivía. Se decía que nadie se acercaba por miedo a ser secuestrado o asesinado. Estaba plagado de robots y chatarras que la gente desechaba, cosas que a nadie le servían. Era como la zona marginal, donde iba a parar la basura de las grandes empresas fabricantes de aparatos. No se sabía mucho más que eso. La gente que vivía allí eran humildes trabajadores de fábrica, explotados por los más corruptos tipos en la cúspide del poder. Pero muchos decían que también se comerciaba con droga y armas.

Yoon Gi se volvió a tumbar sobre su cama, con el teléfono pegado a su oreja y miró hacia el techo.


—Pues te acompañaré, no entres en pánico.


—Pues obvio que me vas a acompañar, idiota—mustió Nam Joon—Vayamos temprano, cosa de que el sol nos ilumine.

HUMANOID "00" [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora