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Tan temprano como todos los días que Nam Joon se levantaba, esta vez se preparó como nunca antes

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Tan temprano como todos los días que Nam Joon se levantaba, esta vez se preparó como nunca antes. Iba a invitar a su querido doctor Kim a un café como agradecimiento.

Lo citó en una cafetería cerca del edificio de consultorios, pero Seok Jin se negó a ello debido a que tenía que atender pacientes cerca de ese horario de citación. Por lo tanto, Nam Joon fue al edificio con una bolsa en mano.

Entró sin problemas y una vez que estuvo tras la puerta del consultorio privado, alzó sus nudillos para llamar, pero alguien abrió la puerta. Una muchacha con un pequeño niño en brazos que, al hacer contacto visual con él, le sonrió.


—Oh, disculpa, no sabía que había alguien —Nam Joon se inclinó y dio un paso al lado para dejar salir a aquella bonita muchacha mientras que el niño en sus brazos lo miraba curioso.


Seok Jin estaba tras el escritorio, escribiendo en una planilla. Ni si quiera le prestó atención al rubio.


—Ey, hola.


Nam Joon  cerró la puerta y caminó hasta la silla frente al escritorio, donde se sentó. Dejó el café de Jin cerca de su mano para volver a llamar su atención.


—Tarde—dijo el castaño, sin mirarlo.


—¡Oh, vamos!—Nam Joon hizo una mueca y soltó un suspiro, rendido por esa actitud—Sólo fue un día. He hecho una larga fila para conseguirte el café, está calentito aún.


El doctor Kim tomó aire y lo soltó a la vez que estiraba su cuello, haciendo sonar sus vértebras. No estaba enojado con él, sólo que tuvo el mismo problema de siempre con una de sus pacientes. Aquella mujer que había salido de la sala hacia un momento era madre soltera. Le tiraba indirectas para salir juntos, pero Jin siempre trataba de decirle amablemente que no estaba interesado.


—Está bien, gracias —tomó el café en su mano y bebió un poco. Nam tenía razón, estaba caliente.


—Hoy te ves estresado.


—Lo estoy.


Nam Joon conocía muy bien a Jin. Pero a veces no lograba descifrar qué pasaba por su mente. Sabía que si estaba enojado con él lo habría echado a patadas del consultorio.


—Te haré de psicólogo, sólo por hoy.


Jin sonrió y se acomodó en su silla hacia atrás. Le encantaba lo servicial que era Nam Joon. Solía ayudarlo con cualquier cosa, era como su consejero privado.


—¿Sabes quién era esa mujer?—le preguntó al otro sin siquiera mirarlo y centrándose en el café.


—Déjame adivinar...— Nam se rascó su mentón disimulando pensar demasiado—¿Te confesó su amor y quiere casarse contigo? Seguro es eso, eres muy popular entre las mujeres.


Jin rio por lo acertado que el joven Kim Nam Joon estaba. Había perdido la cuenta de cuantas veces había sido invitado por una de sus pacientes a tomar algo, a comer o simplemente a dar una vuelta.


—Sí, estás en lo correcto— suspiró y volvió a tomar del café tranquilamente mientras que pensaba algunas cosas—Pero, ¿sabes por qué estoy realmente molesto?


—No tengo la menor idea, doctor.


A Nam le divertía mantener conversaciones de ese tipo con el doctor bonito, la verdad es que le gustaba pasar tiempo con él, como si fuera su mejor amigo. Le tenía aprecio por lo bueno que era, pero en ocasiones le molestaba un poco esa arrogancia que salía de su interior.

La espalda de Jin se estiró un poco y se acomodó en la silla en una postura mucho más recta. Posó una mano sobre su mejilla derecha y mantuvo la mirada fija en los ojos de Nam Joon.


—Acepté salir con una.


—Oh...— Nam alzó sus cejas, no de forma insinuante, sino por sorpresa —¿Y es bonita?


—Sí, lo es— contestó Jin de inmediato—. Su cabello huele a frutas, siempre usa un dulce perfume y su forma de vestir es muy clásica. Es una mujer muy bonita, puede que hasta me enamore de ella...¿Eué te parece eso?


Si había algo que pasaba por la mente de Nam en ese preciso momento, era la clara  imagen de la mujer que Jin le describió con tan pocos detalles. Siempre creyó que a pesar de ser el hombre más perseguido de toda la ciudad o incluso del país, nunca aceptaría nada con nadie. Creía también que al doctor Kim le gustaban los hombres, por el simple hecho de esas bromas que se hacían entre ambos.

A él le gustaba Jin físicamente, le parecía hermoso y buena persona. Pero aun así, Nam Joon nunca lo vio más que como a un buen amigo con el que probar cosas y, el que hubiera dicho eso acerca de una mujer, lo hizo sentir extraño. Hasta admitía que los celos se apoderaron un poco de él. No quería hacerse notar, así que simplemente sonrió como si estuviese feliz por él, aunque no siquiera sabía qué era lo que realmente estaba sintiendo.


—Me parece una maravilla, espero que te vaya bien con esa mujer.


Jin volvió a sonreír y se levantó del asiento, caminando hacia Nam Joon. Se paró a su lado y posó una mano sobre el hombro de éste.


—Deja de mentir. 


—¿Qué te hace pensar que miento?— Nam Joon lo miró, alzando una ceja.


—Sé que te gusto.


Los dedos de Jin acariciaron el hombro del otro y fueron moviéndose hasta tocar el cuello del chico. Estaba seguro de que con aquella mentira le confesaría que le gustaba de verdad y que no todo eran simples insinuaciones.


—Sí, me pareces jodidamente hermoso Jin—Nam se levantó del asiento y se puso frente al otro. Tocó su cara delicadamente, recorriendo cada parte de ella—Pero no está bien que juegues con otro cuando ya estás con alguien. No hagas que piense mal de ti, hombre bonito.


Jin se quedó sin palabras. Observó al chico marcharse de su consultorio sin poder decirle que todo era una simple mentira para comprobar sus sentimientos. La puerta se cerró de golpe, haciendo que el cuerpo del doctor se sobresaltara un poco. Puede que hubiese metido la pata.   


          

HUMANOID "00" [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora