HUMANOID "00" [YoonKook]

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Yoon Gi no dejaba de pensar en ese hombre, no dejaba de pensar en lo que Jung Kook le dijo. Todo empezó a ser extraño. El humanoide, a pesar de que estaba programado para atender a sus llamados o realizar algún movimiento si se lo ordenaban, en ocasiones movía su cabeza en dirección a la ventana y, cuando hacia eso, Yoon Gi entraba en un estado de paranoia que lo obligaba a cerrar las cortinas apresurado.

Podía ser, como tal vez no, que alguien estuviese vigilándolo de muy cerca. Era la primera vez que sentía miedo, si así se lo podía llamar. Dado que vivía solo, junto a su gato, éste no prestaba mucha atención a lo que ocurría a su alrededor, más bien ignoraba todo y sólo se la pasaba aplastado en el sillón.

La insistencia de Yoon Gi a Nam Joon para que le contestara las llamadas siguió. Su amigo no atendía ni éstas ni los mensajes. Tuvo que esperar hasta la noche para probar una vez más si tenía suerte.

Estando sentado al borde de su cama, volvió a llamarlo después de haber cenado. Esperó unos segundos, sin esperanza de que contestara y, por gracia divina, la voz de Nam se escuchó al otro lado de la línea.

—¿Qué pasa?

—Nam Joon... Te llamé mil veces, ¿qué mierda hacías? Tengo algo importante que decirte, joder.

—Lo siento, estuve ocupado.

Yoon Gi rodó los ojos, más bien creyó que no quería contestarle por alguna razón. Pero dado que la situación era seria, no se detuvo a decirle lo que opinaba acerca de ello.

—Escucha, me pasó algo muy extraño. ¿Es posible que busquemos más información acerca del dueño de la tarjeta?

—Supongo que sí—Nam se encogió de hombros, mientras que comía un plato de ramen e intentaba que su teléfono no cayera dentro—¿Qué es eso tan extraño que te pasó?

—Lo que pasó es que Jung Kook se quedó mirando fijamente a un tipo.

Nam Joon sorbió unos cuantos fideos y los masticó al mismo tiempo que emitía sonidos de aprobación a lo que su amigo le decía. Le resultaba curioso que un humanoide ejecutara una acción de ese estilo, porque al fin y al cabo, se suponía que eran domésticos y creados sólo para labores cotidianas. El que Yoon Gi le contara que Kook le advirtió que esa persona no era de fiar, llamó mucho su atención. Se levantó de su asiento para ir hacia su cuarto y hacer uso de su computadora.

—Bien, veamos...— los dedos de Nam teclearon a toda velocidad, abriendo páginas en busca de aquella información que logró encontrar en un principio —Dime el nombre del dueño de esa tarjeta, el nombre completo.

—¿No te lo dije?—dudó— Le pregunté a Jung Kook quién era el señor Lee y me dijo que era dueño de esa empresa y que fue su creador.

—Espera...—Nam Joon se quedó estático y tuvo que sujetar su teléfono con fuerza para que no se le cayera de la mano— ¿Es una broma? ¿Ese tal Lee es dueño de S.T.C?

—Sí, yo también me sorprendí, joder, ¿sabes lo que significa?

Perfectamente, Nam Joon lo sabia. El que aquella persona creadora de ese humanoide y dueña de la  ahora desaparecida compañía fuera el propietario de una tarjeta y, casualmente, también de Jung Kook, le dio un escalofrío. Era una casualidad de aquellas el que justamente la tarjeta que encontraron fuera de ese hombre, quien nunca había sido nombrado a pesar de la gran compañía que había fundado. Nadie sabia cómo era, no había información sobre él en internet, nada. Y ahora que Yoon Gi decía que el robot parecía estar alerta por cierta persona, todo comenzó a hacérsele extraño.

—Osea que él si es dueño del robot en realidad... ¡Maldita sea, es mucha casualidad!

—Lo sé, joder. ¿Qué significa entonces?¿Quien era ese tipo que Jung Kook vio?¿Me hará algo?¡Nam Joon ayúdame, voy a morir!

Yoon Gi se agarró de la cabeza, la paranoia lo perseguía y lo obligaba a observar discretamente por la ventana hacia la calle para saber si ese tipo lo había seguido.

—No desesperes, tiene que haber alguna razón... Quizás sea algún ex empleado de la empresa que sabe que Jung Kook es un humanoide y se lo quiere llevar.

—Eso no me ayuda.

Ambos dejaron volar su imaginación al más allá, haciendo miles de hipótesis que lo único que hacían era confundirlos más. Pero, a pesar de todas sus ideas, tenían en claro que Jung Kook sí tenía un dueño y que ese dueño era alguien importante. Lo malo era que, como no había información concreta de nada, no sabían si el señor Lee vivía o no. Según dijo Jung Kook, aquel hombre anciano tenía 70 años, pero no sabía cuando fue creada la tarjeta.

Ahora que Nam Joon se enteraba de lo que pasaba, su idea de buscar un vendedor se vio frenada. Le dijo a Yoon Gi que no podían venderlo, era un riesgo. Y como bien había imaginado el castaño que algo malo pasaría, aceptó no hacerlo. Ahora el dinero no importaba, sino que quería salvar su vida. Suponía que esa persona podría tener algún saldo pendiente y, al ver que no era el señor Lee quien estaba con su humanoide, no pensaba salir de su casa y arriesgar su trasero.

—¿Qué hago, Nam Joon? Siento que estoy jodido.

—No lo sé, déjame pensar.

En la cabeza de Nam las preguntas iban y venían, su capacidad de pensamiento se veía obstaculizada por la confusión. No entendía qué podría estar pasando, los nervios lo mataban, sobre todo porque el que corría peligro era su amigo. Dejó entonces su computadora, se alejó de la pantalla y se puso a pensar como le fuera posible, una solución.

—Podría preguntarle a él —dijo finalmente —.Creo que podría sacarnos la duda.

—¿De quién hablas?

—De la persona que me dio el dinero.

Jin era la única persona que venía a su mente. Sabía que el joven médico estaba involucrado con todo lo que tuviera que ver con la tecnología, así también incluyendo la robótica. No estaba tan seguro de obtener una respuesta concreta a su pregunta, pero era a quien recurrir en caso de que la red no le proporcionara lo necesario.

El castaño sólo se quedó en silencio, dubitativo y mirando a Jung Kook, quien se había puesto de pie para mirar también a través de la ventana.