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Jung Kook era un aparato tan extraordinario ante los ojos de Yoon Gi que se lo quedó mirando por varios segundos a ver si le hablaba sin él darle alguna orden

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Jung Kook era un aparato tan extraordinario ante los ojos de Yoon Gi que se lo quedó mirando por varios segundos a ver si le hablaba sin él darle alguna orden.

El gato movía su cola, estando sentado sobre la encimera de la cocina, los miraba a ambos como si esperase que pasara algo interesante. Si Yoon Gi hubiese querido podría haber probado en él aquel aparato que vio en la tele para comunicarse con su mascota. Estaba seguro que le soltaría miles de insultos, porque lo habría aprendido de él.

El humanoide lo miraba fijamente, sin una expresión en su rostro. Sus grandes ojos y largas pestañas llamaban mucho la atención del castaño, sus lindos labios también. No lo quería apagar, por mucha razón que tuviese Nam Joon.

Mentiría si dijera que no tenía ningún interés en aprender más sobre sus funciones. En realidad, había quedado mal después de que Ji Min se largara tan enojado. Por mucho que le dijese al chico que su actitud no iba a cambiar, que debía quererlo como era, en ocasiones Yoon Gi se planteaba hacerlo. No era su intención ser tan amargado con su novio, ya se conocían hacía mucho tiempo.

En ese instante, Yoon Gi lo que quería saber era si Jung Kook lo podría ayudar.


—Dame consejos—.le dijo apresurado.


—Consejos—Repitió Jung Kook, sin dejar de mirarlo—.Para conseguir terminar completamente su swing, la parte derecha de su cuerpo debe rotar de forma que termine con la mayoría de su peso en su parte izquierda, con su pie derecho vertical y apoyado en su punta...


La cara de Yoon Gi se arrugó, sin comprender de qué le estaba hablando el humanoide. Obviamente, no había entendido a qué tipo de consejos se refería, porque no le había especificado, así que supuso que tendría que ver algo con su base de datos acerca del Sr.Lee.


—¿De qué me estás hablando?—le preguntó, arrugando su cara.


Jung Kook dejó de hablar y pestañeó varias veces.


—El Sr.Lee ha solicitado consejos a cerca de golf.


—No, golf no, mierda...—Yoon Gi se mordió la lengua sin querer y volvió a maldecir— Me refería a consejos amorosos, ¿entiendes?


—Consejos amorosos— repitió y se quedó un momento en silencio—.No tengo esa información en mi base de datos.


Un bufido salió de los labios del castaño. Pensó en lo ridículo que se veía pidiéndole consejos a un robot sobre sentimientos. Empezó a reírse de su ocurrencia y tocó sus sienes. Parecía que arreglar las cosas con Ji Min no iba a ser tan fácil. No era la primera vez que discutían por culpa de su falta de interés o atención. A veces Yoon Gi quería poder tener ese valor para dejarlo, porque le cansaba su actitud, pero en el fondo lo quería. El pelirrojo no era un mal chico, es más, lo aguantaba demasiado y eso no era tarea sencilla.


—Olvídalo, ¿qué vas a saber de sentimiento si eres un pedazo de metal?—le dijo al robot, tocando su cara con un dedo.


La verdad es que el tacto lo hacía creer que era piel humana de verdad y eso era bastante perturbador. Se suponía que los robots debían ser hechos de materiales resistentes, pero Jung Kook parecía hecho de plastilina. Sus grandes ojos negros lo miraron fijamente. A Yoon Gi le estaba empezando a surgir la idea de quedárselo para él, porque pensaba que le sería muy útil para ayudarlo con sus tareas. Pero no podía olvidar todo el dinero que ganaría con Nam Joon por venderlo, sobre todo porque él se quedaría con un porcentaje mucho más grande por haberlo encontrado a pesar de que le había dicho lo contrario a su amigo.

Después de seguir mirándolo y tocando su cara como si fuera un niño explorando un juguete, el reloj interno de Jung Kook dio la hora programada en la agenda personal del Sr.Lee. Cada sábado, aquel hombre realizaba una actividad particular, por lo tanto Jung Kook debía ajustarse a ello y avisarle si acaso el dueño lo olvidaba. 


—Sr.Lee, es la hora de practicar dibujo.


—¿Dibujo?


Jung Kook llevó sus manos hacia su chaquetilla y empezó a desabrochar sus botones, hasta quitarla por completo y dejar su torso al desnudo, dándole una vista muy peculiar a Yoon Gi, quien no entendía lo que el robot hacía. Terminada la parte de arriba, desabrochó el botón de su pantalón y bajó el cierre de éste. En ese momento Yoon Gi tragó grueso y, saliendo de su estado hipnótico, detuvo al robot agarrando sus manos.


—¿Qué estás haciendo?¿Por qué te desnudas?—sus mejillas habían tomado un color rosado, al tiempo que sentía calor en éstas—Eres un degenerado, vístete...


—El Sr.Lee debe practicar dibujo de la anatomía humana. Está programado para esta hora—volvió a hablar, pero no hizo ningún movimiento.


—No, mierda...—trató de pensar algo rápidamente, pero sus ojos mirando aquel torso lo distraían—B-borra eso de tu agenda ahora mismo.


—¿Está seguro que desea eliminar la actividad de la agenda, señor?


—¡Sí!—Yoon Gi casi gritó debido a lo nervioso que se había puesto.


Era muy extraño para él ver a otra persona que no fuera Ji Min desvistiéndose frente a él. Se sentía muy idiota por avergonzarse, era sólo un robot, nada más. Le soltó las manos de inmediato y tomó la chaquetilla que había caído al suelo. Lo ayudó a vestirse y abrochó sus botones de nuevo.

El gato mientras tanto, seguía observándolos a ambos como si le resultara entretenido. Yoon Gi lo miró con mala cara y éste saltó para refugiarse en su pequeña cama. 

Después ese vergonzoso momento, Yoon Gi intentó borrar esa imagen de su mente. Se sentía un sucio porque sabía que se quedó hipnotizado mirando el torso del robot y que no lo detuvo hasta que intentó bajar sus pantalones. ¿Qué estaba pasando con él? No iba a negar que su corazón se aceleró como loco cuando lo vio desprenderse de esa chaquetilla que consideraba tan fea.

Si seguía observándolo y admirando su figura de ese modo, iba a acabar encariñándose con él, a pesar de su odio hacia toda la tecnología.

Lo que restó de su fin de semana no fue nada del otro mundo. Se dedicó ordenar un poco la casa, con ayuda de Kook y también estudió para algunos exámenes de la semana próxima.

Su vida seguía siendo igual, solo que ahora tenía aquella compañía. Se preguntaba cuánto tiempo pasaría hasta que lograran vendérselo a alguien, y si lo hacían creía que lo acabaría extrañando. Además de eso, admiraba a Nam Joon y el hecho de que pudiera meterse a comerciar en un lugar ilegal. Estaba realmente loco, solamente esperaba que todo saliera bien y nada extraño pasara. Yoon Gi tenía miedo de ser descubiertos por la policía ; ambos eran demasiado jóvenes como para ser encarcelados por cometer actos ilegales, aunque lo suyo era por una buena causa. Pagarse los estudios no era tan fácil en aquel momento. Si bien sus padres le daban ayuda, no siempre era suficiente. Esperaba entonces poder venderlo cuanto antes.

HUMANOID "00" [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora