i got you, dragon → g-dragon

22. Busan I

[Narra Kwon Ji Yong]

Taeyang fue quien me llevó hasta el apartamento luego haber tocado fondo esa noche. Cuando me encontró en el auto estaba recostado sobre mi asiento tan borracho que no podía ni incorporarme y no hacía más que reírme.

Él me llevó hasta mi habitación y me ayudó a desvestirme para darme un baño, así me quitaría todos los olores a muerte y miseria que había absorbido esa noche. Mientras estaba en la tina se encargó de hacerme algo de comer y realmente estaba agradecido con eso, moría de hambre.

Estaba sentado en la cocina con la mirada clavada en cada movimiento que hacía pero desde la llamada telefónica donde le pedía ayuda no le había dicho ni una sola palabra más. La verdad es que no tenía nada que decir, sentía miedo y vergüenza,

Taeyang me miraba mientras comía y sabía que en su cabeza quería saber qué estaba pasando conmigo pero yo no quería ser el primero que iniciara esa tediosa conversación donde tendría que admitir que el amor me había vuelto ciego y destructivo.

— Ji Yong —Llamó.

No respondí.

— Ji Yong.

Levanté la cabeza y lo miré.

— ¿Qué sucedió esta noche?

Hubiese querido decirle que estuve con una prostituta, bebí hasta sentir que mi garganta se quemaba y que había recibido una golpiza de unos extraños pero, en lugar de eso callé.

— Te estás destruyendo.

Lo sé, Taeyang. Nadie mejor que yo lo sabe.

— ¿Es sobre Choi?

El repentino asomo de Choi en los labios de Tae me hizo clavar la mirada en él, mis ojos estaban impacientes.

— Así que es sobre ella... —Dijo pensativo —¿Estás enamorado de ella?

Dejé el plato con la comida a un lado y bajé la mirada.

— Si no lo estás, debes dejarla ir. No te aferres a ella o morirás en el intento —Me colocó su mano en mi hombro —No puedes dejar que tu estabilidad dependa de ella.

— Quiero estar con ella, Tae —Una ola de sinceridad había brotado de mi boca. Era la primera vez que lo admitía abiertamente.

— ¿Y ella quiere estar contigo?

Negué con la cabeza.

— Ella no puede estar con alguien como yo —Alguien que ante la mínima rabieta se volvía irracional y buscaba consuelo en otras —No la merezco —Me levanté para irme a mi cuarto.

— Entonces haz las cosas bien —Espetó desde la cocina —No te acuestes con otras, no bebas hasta desmayarte y no te metas en problemas.

Me detuve de golpe pero no volteé a mirarlo.

— Hazle saber lo que sientes o seguirás trazando este camino directo a tu propio infierno personal.

Conocía a Tae desde que era muy pequeño y sabía que no había alguien que quisiera tanto mi bienestar como él. El problema es que yo siempre había sido así, frío, caprichoso y destructivo conmigo mismo y mi forma de drenar lo que me molestaba no era la mejor pero aún así, lo seguía haciendo.

Sentí la mano de Tae en mi hombro. Volteé y miré la preocupación en sus ojos, él siempre me miraba así cuando algo malo pasaba conmigo. Siempre actuaba como mi hermano y esta noche no era la excepción.