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Si había algo que yo creía imposible que pasara en mi vida era tener algún problema con las autoridades, mucho menos era predecible que yo terminara detenida.

El oficial se acercó a mí con las esposas en las manos y a ojos de todos en la oficina yo estaba siendo detenida.

Colgué la llamada de Jung Hyo de golpe y di un paso atrás del terror que me producía pensar en que próximamente me llevarían a la cárcel, después de todo ¿qué había hecho?

— Un momento, por favor —Pidió Sungmin acercándose a mí y tomándome por los hombros.

— ¿Qué está pasando? —Pregunté con labios temblorosos. Sentía las gotas de sudor frío caer desde mi frente.

— La señorita debe venir con nosotros, señor Sung Min o de lo contrario usted estará obstruyendo el deber de la ley —Sentenció el oficial de las esposas.

— No es eso —Replicó Sungmin enojado —Me refiero a que hasta que no se compruebe que ella es realmente culpable no deberían tratarla así, como una criminal.

— ¿Qué sugiere entonces? —Comentó el otro oficial levantando una ceja y cruzando los brazos.

Seguidamente Sungmin se quitó el saco violeta oscuro y pidió las esposas al oficial.

— Escúchame bien, Choi  —Dijo colocándose frente a mí hablando en voz baja —Por los momentos tendrás que ir con ellos —Sungmin me estaba colocando las esposas con cuidado —Yo iré por ti a la estación junto a Iseul. Vamos a resolver esto, sé que no sabes que está pasando pero te lo explicaré.

— Tengo miedo —Repliqué con la voz quebrada mientras veía como cubría mis manos esposadas con su saco.

— Te voy a sacar de esta, lo prometo. Confía en mí —Dijo dándome un beso en la frente —Sé valiente.

A continuación los dos oficiales me escoltaron hasta las afueras del edificio seguidos se Sunming quien permaneció a mi lado hasta que me subí a la patrulla con miles de sentimientos corriendo de un lado al otro en mi pecho.

¿Qué demonios estaba pasando?

***


[Narra Kwon Ji Yong]

Llegamos a Japón desde hacía una semana y un día y desde entonces no habíamos parado de trabajar en promocionar las nuevas canciones. Me sentía realmente agotado y no me daba tiempo ni de pensar en descansar porque a penas me acostaba a dormir por las noches mi cerebro automáticamente comenzaba a recapitular nuestra agenda.

Lo único que me hacía sentir calmado cuando los nervios me abrumaban era Choi. Sabía que los días pasarían rápidamente y que en un abrir y cerrar de ojos ya la tendría a mi lado nuevamente.

No me había podido comunicar con ella desde nuestra despedida y el líder Yang nos tenía bien monitoreados con respecto al uso de nuestros móvies y redes sociales. Desde el primer día que pisamos Japón había sido bien claro.

— Nada de usar los móviles durante este mes a menos que sea estrictamente necesario. No subirán nada a sus redes antes de que el personal lo revise. Seamos prudentes —Acotó.

Más o menos siempre era así.

La verdad es que mi móvil era más de mis asistentes y de YG que mío propio o al menos así lo sentía.

Choi, Choi, Choi. 

¿Estaría usando el collar que le dejé antes de irme? ¿Cómo estaría Mr. Yong? ¿Seguiría comiendo sólo ramen por las noches?

i got you, dragon → g-dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora