Enamorada de mi mejor amigo. [EDMMA #1]

8: Solo quiero ayudarte.

— ¿Cómo va ese pie? —Fue lo primero que me preguntó Joaquín cuando me vio entrar a la sala de ensayo.

Se había tomado enserio el papel de cuidarme porque me había acomodado uno de los bordes de los grandes ventanales donde podía sentarme con el pie elevado sin ninguno problema. Incluso podía recostarme contra el borde para descansar si no me sentía cómoda.

—Bien, ya puedo caminar —Sonreí—. Es buena señal, ¿no crees?

—Sip, eso significa que no tendrán que amputarte el pie —Se burló haciéndome reír. No podía ser tan tonto.

— ¡Pero bueno! ¡Que sorpresa! —Anahí se acercó al sector donde me estaba ubicando con cuidado, rompiendo por completo por mi momento feliz— Te hacía en tu casa ya que no puedes bailar. Al menos tendrás asientos de lujo para vernos brillar ¿O no Joa?

¿Joa? ¿Acababa de decirle Joa? Estaba a punto de hiperventilar. Sabía que esto no había sido buena idea. Sobre todo porque ver a Anahí colgándose del brazo de Joaquín sin que él la aparte sólo había que mi corazón doliera más. Antes de que alguno pudiera decir algo, Karen entró a la sala con su característico humor y comenzó a poner en orden el ensayo para dar comienzo a la jornada.

Las primeras pasadas fueron todas marcadas por Karen con cosas más técnicas como que debía estiras más los brazos para que los movimientos se vieran más elegantes o tener cuidado a las rodillas cuando se desplazaba sola por el escenario. Nuestra entrenadora estaba siendo bastante paciente con una persona que poco había por colaborar realmente. Se notaba que las partes que mejor llevaba eran en las que Joaquín la dirigía y aun así le costaba coordinar algunos movimientos de brazos.

Para cuando Karen consideró que había mejorado y que era momento de que puntualizaran en ciertas cosas, Joaquín tuvo la maravillosa idea de preguntarme mi opinión.

—No se ve mal —Me encogí de hombros para restarle importancia.

—No era a esto a lo que me refería cuando te pedí que vinieras —Joaquín arqueó una ceja para puntualizar lo que estaba diciendo.

—De acuerdo... Creo que a Anahí le vendría bien relajarse —La chica me fulminó con la mirada—. Lo que se ve más tensionado son los brazos entonces hace que los movimientos parezcan forzados. Tal vez si imaginas que te caen gotas de agua de las punta de los dedos te ayude a tenerlos más relajados, a mí me sirve a veces.

—Gracias pero no necesito que me digas lo que tengo que hacer, sé muy bien lo que estoy haciendo de hecho.

Muy bien, no iba a tolerar que me trataran así. Con toda la dignidad que tenía y de la manera más rápida que mi tobillo lo permitió, salí de aquel lugar. Vi claramente la intención de Joaquín de frenarme pero si me quedaba comenzaría a gritar cosas que no era muy bonitas y que sería darle demasiada importancia a la chica. Tenía que salir cuanto antes. El pecho se me había cerrado un poco, como si me estuvieran comprimiendo los pulmones, y el enojo sólo crecía cada vez más.

La brisa que corría cuando salí de la academia fue todo lo que necesité para volver a respirar normalmente aun cuando seguía enojada. Ahora necesitaba pensar un rato, acomodar mis ideas antes de ver a nadie, y relajarme un poco.

Estaba un poco dolida por la reacción de Anahí cuando lo único que pretendía era ayudar. Sumado a eso, había estado dos horas viendo a Joaquín bailando con ella mientras se sonreían y se abrazaban cuando algo les salía bien, lo que sólo me destrozaba por dentro. Estaba claro que la llegada de Anahí había cambiado nuestro vínculo, ya ni siquiera pasábamos tiempo juntos y eso también me pesaba.

Estaba enamorada de Joaquín y ahora tenía la sensación de que lo estaba perdiendo por no decirle claramente lo que me pasaba. ¿Es qué ya no me consideraba su mejor amiga? Porque no me había hablado de la estrecha relación que tenía con Anahí y lo más próximo a una conversación que habíamos tenido como amigos había sido la del día anterior. Últimamente todo giraba en torno a los ensayos y, cuando no era así, cada cual estaba por su parte.