9: Noche de hermanos.

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Había llegado a mi casa más confundida de lo que había salido y con un gran dolor de cabeza que prometía torturarme toda la noche. Negada a recibir mensajes o llamadas, apagué mi celular y me recosté en el sofá de la sala con el pie en alto. Había comenzado a molestarme por todo el movimiento del día así que tocaba descansar un poco para que no hubiese un retroceso en mi mejoría. Aún quería hacer la presentación, me había esforzado para ello.

En algún punto de mi descanso me había quedado dormida pero el sonido de la puerta me alteró un poco. Se suponía que mis padres regresarían tarde porque tenían una cena con sus amigos, por lo que sólo había dos personas las que podían estar ingresando a la casa y no me gustó nada lo que vi cuando una de ellas hizo su aparición.

—Te estuve llamando al celular pero me daba como que estaba apagado.

—Lo siento hermanito, quería descansar un rato sin que me molestaran y me olvidé de avisarte —Me encogí de hombros para estirarme—. Dime que esas bolsas son para cocinarme algo rico y no para lo que pienso...

—A veces es necesario el celular encendido para las alarmas sobre este tipo de cosas —Julián suspiró y se dirigió a la cocina—. Espero que sea uno de tus días pacíficos porque no me gustaría tener una guerra en casa hoy.

—Genial, eso sólo significa que mi día acabará peor de lo que estaba.

En efecto, esto sólo empeoraría y como una tonta había rechazado el intento de mi querido hermano de advertirme por tener el celular apagado.

—Existe el teléfono de línea también, para la próxima. —Le recordé a Julián mientras observaba como mi hermana entraba en casa con su sequito de amigas lo que sólo significaba una cosa: Invasión de habitación.

Armándome de la poca paciencia que tenía, forcé la mejor sonrisa y saludé a las recién llegadas con los modales que mi madre me había dado. Cabe destacar que el problema no radicaba en las amigas de mi hermana que eran educadas y buenas personas sino en cómo se comportaba Isabella cada vez que una de ellas venía a pasar la noche en casa. Ni hablar cuando todas ellas lo hacían como hoy.

Sólo quería que lo que quedaba de mi día fuera tranquilo pero lo único que podía hacer era pensar en Anahí ocupando mi lugar, Joaquín muy a gusto con ella y cada vez más lejos de mí, Andrés prácticamente declarándose y mi hermana con sus invitadas invadiendo mi espacio. ¿Algo más? ¿Quizás se me caería un trozo de techo encima o algo? Suspiré y me tiré una vez más en el sofá con los ojos tapados por el brazo. A ver si así lograba que al menos no me molestaran.

Julián se había acercado silencioso hasta quedar a mi lado para levantarme el brazo que tapaba mis ojos. Se quedó unos segundos inspeccionándome hasta que hizo la pregunta del millón.

— ¿Todo bien por ahí?

—Necesito una distracción para no pensar más. —Le dije a mi hermano.

—Te puedo prometer una noche de hermanos si me ayudas con la comida para todos —La sonrisa torcida de Julián hizo acto de aparición como cada vez que quería conseguir algo—. ¿Trato?

—Siempre que no me pidas demasiado como para causar un incendio —Me encogí de hombros mientras me iba poniendo de pie—. No querrás fastidiarle la noche libre a mamá y a papá.

—Me lo pensaría si eso implica no tener que vigilar a cierto grupo. —El chico me guiñó un ojo y se dirigió a la cocina donde tenía todo listo.

Para cuando me había acomodado en una silla con el pie en alto cerca de la mesada para ayudarlo Julián ya había desplegado el arsenal de ingrediente que usaríamos. Un poco más alejado había dejado un bol con harina y otras cosas a su alrededor para comenzar con la masa.

Enamorada de mi mejor amigo. [EDMMA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora