29: Prácticas y secretos.

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¿El tiempo? El tiempo pasa demasiado rápido cuando las cosas salen como las quieres y te encuentras rodeada de las personas indicadas. Sin contar que llevaba casi un mes de aquella noche en la que nos habíamos puesto de novios Joaquín y yo. La sonrisa no se me había borrado en ningún momento y había sido la razón de burla por parte de mis hermanos cada vez que tenían oportunidad.

Es que era recordarlo y que una sonrisa involuntaria apareciera como en aquel instante mientras me preparaba para ir a entrenar. Había tenido mucha suerte porque no sólo tenía de novio al chico más apuesto y amable del planeta sino que también se trataba del mejor amigo que se podía tener y yo tenía el combo completo. Porque no sólo se trataba de algo meramente romántico, también había miles de risas y ventajas que haber sido amigos nos daba en la relación.

Definitivamente estaba flotando en una nube.

—Ya me estoy hartando un poco de tantos corazones en el aire, a ver si nos concentramos un poco más en lo que nos toca. —Karen me estaba esperando de brazos cruzados en medio de la pista.

—Por favor Karen, disfrútame un poco —Me burle mientras dejaba mi botella de agua a un lado y comenzaba con los estiramientos.

—Te disfruto todo lo que quieras pero no pierdas de vista tus objetivos, Paula.

—Jamás. Llevas tiempo trabajando conmigo, no necesitas ni decirlo. —Podía parecer que sólo tenía cabeza para una cosa pero el ballet siempre sería mi prioridad.

— ¿Para qué nos estamos preparando entonces?

—Para el festival de la ciudad, tengo mis ojos puestos allí porque tenemos que hacerlo espectacular para que la academia tenga más reconocimiento —Los labios de Karen se ensancharon en una gran sonrisa al escucharme—. Tampoco se me olvida que soy la protagonista por lo que mi trabajo tiene que ser impecable. Te recuerdo que me es igual de importante que para ti, voy a darlo todo.

—Así me gusta, así me gusta.

En ese momento, Joaquín apareció y la sonrisa que tenía se agrandó más. ¿La mejor parte? No era el única con esa expresión y nuestra entrenadora lo recibió poniendo los ojos en blanco por lo harta que estaba de nosotros. Demasiada felicidad a su alrededor la ponía nerviosa. No pude evitar reírme un poco de la situación, era muy dramática y más cuando estaba alterada por reuniones, eventos o la programación de las nuevas clases. Era una época del año en el que la planificación era importante porque estaban la mayoría de las muestras y claramente no estábamos ayudando a que Karen se relajara un poco.

—Nada de demostraciones públicas de afecto en mi presencia —Dijo justo cuando Joaquín se disponía a darme un beso—. Con la cabeza en lo que corresponde, por favor. Al final voy a terminar siendo "cupido" en vez de entrenadora de ballet —Karen puso los ojos en blanco antes de dirigirse a la puerta de la sala—. Caliente y hagan un pasada mientras voy a marcarle una parte a Anahí y Andrés.

—Y se queja de nosotros, espera a que se encuentre con ese par.

No pude evitar golpear en el hombro a Joaquín por su comentario aunque estaba completamente de acuerdo con él.

Antes de que intentara distraerme de las indicaciones que nos había dado Karen, tomé el mando a distancia para poner la melodía. Había que practicar la nueva presentación. Vi el instante exacto en el que mi compañero dejó a un lado sus ganas de seguir bromeando y se acomodó para comenzar con las indicaciones que nos había dado la entrenadora. El festival que se acercaba era importante para ambos, una oportunidad de demostrar nuestro arte a personas de relevancia en la industria y que permitiría dejar el nombre de nuestra academia más alto.

Esa era de las cosas que más me gustaban de Joaquín. Compartíamos la misma pasión, entendía las razones por las que tomaba algunas decisiones y respetaba los espacios para cada cosa.

La complicidad era un factor importante y que servía a la hora de transmitir con nuestro baile. Las sonrisas fáciles, las miradas de reojo y los roces tontos siempre estaban allí, escondidos en lo que parecía una pasada limpia para alguien que lo viera desde fuera. Hasta que en la cuarta, uno de los dos se distraía y llevaba al otro a abandonar lo que estábamos haciendo pasar reírnos un rato. Esta vez fue el turno de Joaquín.

— ¡Ya basta! —Intenté escaparme de su agarre pero fue imposible, las cosquillas estaban acabando con mi aire mientras que me novio disfrutaba de la tortura a la que me estaba sometiendo.

—Nop, me estoy divirtiendo demasiado con tu risa...

— ¡Déjame tranquila! —Jadeé antes que el ataque de risa volviera.

—Jamás. Nunca será una opción dejarte —Sus manos habían abandonado su tarea para abrazarme y llevarme hacia su cálido cuerpo.

Cuando fui capaz de mirarlo a los ojos me di cuenta que la broma se había ido en cuanto le había dicho que me dejara tranquila. La firmeza y el amor con el que me miraba, que reafirmaba sus sentimientos, hicieron que mi alma se calentara y que lo abrazaba con la misma intensidad que estaba sintiendo.

Sus labios se torcieron en una sonrisa que me llegó al corazón. Era tan afortunada de tenerlo a mi lado. La urgencia por besarlo era cada vez más grande, algo que parecía estar pasándole a él también porque ambos acortamos la distancia que nos separaba.

— ¿No les había dicho algo yo? —La voz de Karen nos llegó fuerte, haciendo que ambos giráramos hacía el sonido de su voz.

—Que hiciéramos la pasada y la hemos hecho —Respondió rápidamente Joaquín.

—Muy bien, ahora una más para que yo los vea —Una risita se me escapó cuando lo vi poner los ojos en blanco al pedido de nuestra entrenadora— ¿Alguna objeción Joaquín?

—Por supuesto que no señor —Fue su respuesta con un saludo militar que hizo que riera mucho más.

—Muy gracioso —Se quejó Karen—. Veremos quien ríe más cuando termine con ustedes.

—Me parece bien pero antes me gustaría pedirte algo —Miré a mi compañero algo extrañada porque no estaba segura de saber a que se estaba refiriendo.

— ¿Y qué es?

— ¿Podrás darnos la tarde libre de mañana? Por favor —No me perdí para nada la mirada significativa que le estaba dando Joaquín a Karen, como si estuviesen hablando en clave para que no me enterara.

—De acuerdo, pero ahora tendrán doble pasada.

—Me parece bien.

—Me gustaría tener opinión si voy a tener doble trabajo —Mire de uno al otro— ¿Ninguno piensa decir nada? ¿De verdad?

—Sólo tienes que esperar a mañana para saberlo —Joaquín sonrió antes de darme un beso en la frente e irse a poner en su sitio.

— ¿Karen?

—Yo sólo les he dado la tarde libre, no esperes que sepa más.

—Genial —Me quejé cruzándome de brazos.

—Enójate con tu novio después, ahora ponte para la pasada.

Dejando a un lado mi berrinche al ver que no estaba funcionado, me preparé para terminar con lo último del día. Sin embargo, en ningún momento se me fue de la cabeza que Joaquín había pedido la tarde libre para ambos y que yo no tenía ni idea de lo que se traía entre manos.

Enamorada de mi mejor amigo. [EDMMA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora