11: Sólo necesitaba un abrazo.

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Caminar sin rumbo mientras sentía que todo mi mundo se había desmoronado no era buena idea. Para esas alturas había atravesado el parque completo y no lograba ubicarme bien como para volver a casa. Tranquila Paula, sólo tienes que volver sobre tus pasos. Giré para retroceder hacia el parque, que ya se encontraba a un par de cuadras, cuando una melena con rulos llamó mi atención. Por alguna razón mi corazón se aceleró al darme cuenta de quién me estaba sonriendo en esos momentos era Andrés, quien acababa de convertirse en un rayito de sol para mi día nublado.

Me había quedo petrificada en mi lugar mirándolo fijamente como para descartar que no se trataba de mi deseo por verlo sino que realmente era él.

— ¡Hola Pau!

Su sonrisa fue menguando a medida que se acercaba a mi posición. Algo había visto en mi mirada porque lo primero que hizo fue abrazarme. Tuve que inhalar con fuerza para no echarme a llorar en ese instante. Dios, no podía seguir así.

— ¿Qué sucedió? —Pregunto en cuanto consideró que estaba lo suficientemente tranquila como para responder.

—Nada, no quiero hablar de eso —Respondí escondiendo mi rostro en su pecho—. Sólo necesitaba un abrazo.

—Puedes pedirme de esos cuando quieras —Susurró para que sólo yo lo oyera aunque estábamos solos en la calle—. ¿Te encuentras mejor?

La realidad era que no del todo pero asentí para no preocuparlo demasiado. Me quedé inmóvil en aquel abrazo, dejando que Andrés me contuviera mientras me percataba que estaba dividida por dentro. Por un lado, estaba dolida por toda la situación de Joaquín con Anahí y, por el otro, aparecía este maravilloso chico para consolarme, sin hacer preguntas y logrando mi corazón latía con fuerza con su presencia.

Cada vez estaba más confundida y no sabía qué hacer para evitarlo.

Los sentimientos por mi mejor amigo seguían allí, intactos, como la primera vez que me percaté de que iban más allá de lo que había creído. Sin embargo, ahora no eran los únicos. En el último tiempo había comenzado a apreciar a Andrés más de lo que me creía capaz de reconocer y adoraba el tiempo que compartíamos juntos. Mi corazón comenzaba a fragmentarse en dos.

—Ya estoy mejor —Me aparté un poco para poder mirarlo a los ojos cuando fui capaz de contener el lío que tenía dentro—. ¿Te gustaría caminar un rato? No estaba pensando en ir a un lugar en concreto cuando te encontré, solo quería... Sólo quería alejarme....

—Podemos ir al parque, seguro encontramos un lugar tranquilo.

—Gracias, en serio.

Andrés solo sonrió y comenzó a caminar a mi lado. Al principio íbamos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos, cuando una parte de mi soltó una risita nerviosa al recordar como lo había extrañado esa mañana en el instituto.

—Hoy te he echado de menos —Confesé sintiendo como las mejillas se me calentaban. No tenía nada de malo reconocerlo pero aun así me avergonzaba un poco.

—Yo también —Reconoció con la mirada hacia el frente y una sonrisa boba en los labios—. Quería hablar contigo, las cosas van mejor cuando estas a mi lado.

—Lo mismo digo.

Fue todo lo que respondí antes de tomar su mano para entrelazar nuestros dedos y seguir caminando. Intenté no darle demasiada importancia pero el rubor en mis mejillas y la sonrisa de Andrés decían más de lo que las palabras serían capaces de hacerlo.





Enamorada de mi mejor amigo. [EDMMA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora